altenwerth.viviane
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Habrá segunda vuelta para saber quién es el próximo presidente de ERC. Oriol Junqueras ha ganado las primarias, este sábado, pero no ha llegado al 50% de los votos de los militantes que han participado en la jornada electoral por lo que en 15 días habrá una segunda vuelta contra Xavier Godàs, candidato de Marta Rovira y Pere Aragonès, que ha quedado segundo. La candidatura de Junqueras ha obtenido el respaldo del 48,3% de los militantes (3.157); el candidato de Nova Esquerra Nacional, el apoyo del 35,3% (2.308); y, en tercer lugar, la lista de Helena Solà (Foc Nou), que ha recibido 824 votos (12,6%).De esta manera, el próximo 14 de diciembre los militantes de ERC volverán a ser llamados a las urnas (en este caso, como hoy, de manera telemática) para elegir al nuevo presidente del partido, ya solo entre Junqueras y Godàs. El resultado, con una participación el 81,35% (6.533 militantes de los 8.030 con derecho a voto), pone de manifiesto la división interna de la formación y la evidencia de que Junqueras no controla las bases como esperaba. En su candidatura daban por hecho que hoy ganaría con una amplia ventaja como para no necesitar acudir a la segunda vuelta. Una segunda ronda en la que podría ser decisiva la candidatura de Solà.Gane quien gane, el principal objetivo que tendrá sobre la mesa será el de «recoser» una formación que perdió la Generalitat en mayo, un mes antes de la renuncia del que entonces era presidente y aspira a retomar las riendas de ERC, y que da estabilidad parlamentaria al PSC en Barcelona y al PSOE en Madrid. Sin embargo, Junqueras no se hace responsable de ambos pactos políticos, que achaca a la gestión de Rovira directamente, por lo que, si gana en dos semanas, podría reclamar una revisión de los mismos.En esta línea, en las filas socialistas, fuera de micrófonos, son partidarios de una victoria de Godàs, que asegura en cierta medida una continuidad en las relaciones entre los partidos, sobre todo en las Cámaras legislativas. «Junqueras es imprevisible», apuntaban hace unos días fuentes de la dirección del PSC. Aunque pueda parecer contradictorio, sin embargo, una victoria de Junqueras acercaría los independentistas al gobierno municipal de Barcelona. El acuerdo con Jaume Collboni (PSC), alcalde de la capital catalana, estaría más cerca.El congreso de ERC se avanzó a lo previsto por la dimisión de Junqueras en junio. Aragonès acababa de perder las elecciones autonómicas y solo unos meses antes el peso municipal de ERC se vio menguado. Este movimiento y, sobre todo, la pérdida de la Generalitat, destaparon la caja de los truenos. La división interna fue la tónica del día a día y hoy ha quedado negro sobre blanco con un partido foto prácticamente por la mitad. La paz que consiguió imponer Junqueras, que se hizo con la presidencia en 2011, quedó en el olvido. Está por ver si se recupera aquella armonía.Fue entonces cuando se hizo público que existía una estructura b paralela a la dirección que gestiona el partido al margen de Junqueras; se echaron en cara unos carteles contra los Maragall (Pasqual Maragall sufre alzhéimer desde hace años y está apartado de la actividad pública) que salieron del mismo partido, con la intención de conseguir el voto de lástima; y, entre otras cosas, se apuntó que el monigote representando a Junqueras que apareció en su pueblo colgando de un puente también había sido 'fuego amigo'.Pero lo que más ha deteriorado la imagen de ERC, especialmente fuera de sus filas, ha sido la confirmación de que la relación Junqueras-Rovira estaba rota desde hacía meses. Junqueras dio un paso al lado para coger impulso mientras Rovira, como Aragonès y otros dirigentes que habían estado en primera o segunda fila durante el 'procés', optaron por dar un paso atrás y dejar la política, al menos de momento. Se necesitaban nuevos líderes. El tándem Junqueras-Rovira duró 13 años, entre 2011 y 2024.Así, la campaña electoral del congreso de ERC, que ahora se alarga dos semanas, se ha centrado más en los ataques personales (especialmente contra Junqueras) que en las propuestas de gestión o giro ideológico de un partido que, a pesar de todo y en perspectiva histórica, no está tan mal como pueda parecer. Su influencia, en Madrid y Barcelona, sigue siendo máxima y el intento de recomposición se hará desde un suelo mucho más alto del que partieron líderes anteriores como Àngel Colom, Josep-Lluís Carod-Rovira o el mismo Junqueras, en 2011.
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