Vertiginosa, cinematográfica, actual y con un apabullante trabajo coral resultó Julieta y Romeo, la coreografía que el director artístico del Ballet de Catalunya, Elías García, ha creado para su compañía. La expectación era máxima la noche del viernes en el Teatro Principal de Terrassa. Hacía tiempo que esta compañía no actuaba en tierras catalanas. Los fundadores del grupo, Leo Sorribas y Elías García, irrumpieron con fuerza en el mundo de la danza en Barcelona en 2013 con su iniciativa IBStage, que reunía en el mes de agosto en la ciudad un grupo de prestigiosos bailarines y pedagogos internacionales que impartían un curso de danza con gala final. Figuras como Xiomara Reyes, Irina Kolpakova, Julie Kent y Martine van Hamel eran algunos de los invitados. Esta iniciativa se repitió durante años pero quedó interrumpida: últimamente las galas se realizaron en el Gran Teatro del Liceo; parece ser que próximamente se reanudaran. Sorribas y García posteriormente fundaron el Ballet de Catalunya como dos quijotes de la danza del siglo XXI, pero la compañía ha pasado por diferentes problemas: un grupo de sus bailarines se separaron y crearon el Ballet de Barcelona, luego temas administrativos, de los que han salido indemnes, oscurecieron su trabajo, que ahora vuelve con una fuerza insólita como se vio en Terrassa.
En nuestra reciente historia de la danza han existido otros coreógrafos que han realizado coreografías sobre la obra de Shakespeare con música de Serguéi Prokófiev, por ejemplo Ramon Oller y Nacho Duato. En el caso de Elías García, presenta una pieza moderna en la que los bailarines encarnan a la juventud actual. Los dos protagonistas tienen un dinamismo y una energía alejada de otros montajes más líricos y Julieta es la figura central y fuerte de la historia; por esa razón ha invertido los nombres de la obra del autor inglés. Elías se alinea en una perspectiva feminista moderna. Julieta es una mujer con las ideas claras, que toma sus propias decisiones e incluso se permite escupir a su pretendiente, París. Hay una tendencia entre los creadores actuales a empoderar a las heroínas de los ballets clásico, como hizo Akram Khan con las willis en su versión de Giselle para el English National Ballet.
En cuanto los 20 bailarines de esta versión, que casi siempre están todos en escena, son mujeres guapas y hombre apuestos con una técnica apabullante, su baile es como un torbellino de movimiento. Ellas tienen unos arabesques y développés a la segunda espectaculares y seguros, al igual que los grands jetés. En cuanto al elenco masculino sus piruettés y saltos hipnotizan al espectador por lo vertiginoso de su ejecución. También hay que destacar el magnífico movimiento de brazos de todos los intérpretes. En cuanto al baile el coreógrafo entrelaza elementos neoclásicos con la danza contemporánea, e incluye un baile de bastones, un elemento de folclore catalán, que simboliza la lucha de Julieta por su autonomía.
En cuanto a la interpretación hay que destacar a Ellen Makela como Julieta, una mujer fuerte y enamorada, con una técnica clásica impecable. Paolo Calò fue un excelente Romeo, tierno y solicito para con su amada. David García como Tibaldo y Roberto Tarantino como Mercucio, están convincentes en sus papeles. Otra de las estrellas de la noche fue Ariele Gomez, como Reina Mab, a su envidiable técnica hay que sumar su personalidad escénica. En este montaje, Elías ha contado con la colaboración de su amiga la bailarina y pedagoga Julie Kent, ex figura del American Ballet Theatre (ABT).
En el segundo Acto de esta Julieta y Romeo hubo algunos momentos reiterativos que ralentizaron la vertiginosa velocidad del baile. En contrapartida, los pasos a dos entre los enamorados aceleraron el corazón del público.
Muy acertada la escenografía de Ramón Ivars, formada por grandes paneles de madera que se convierten en el marco de los bulliciosos mercados de Verona, la sala de baile del palacio o el balcón de Julieta y Romeo.
Al final los calurosos aplausos obligaron a que el Ballet de Catalunya saludara repetidamente.
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En nuestra reciente historia de la danza han existido otros coreógrafos que han realizado coreografías sobre la obra de Shakespeare con música de Serguéi Prokófiev, por ejemplo Ramon Oller y Nacho Duato. En el caso de Elías García, presenta una pieza moderna en la que los bailarines encarnan a la juventud actual. Los dos protagonistas tienen un dinamismo y una energía alejada de otros montajes más líricos y Julieta es la figura central y fuerte de la historia; por esa razón ha invertido los nombres de la obra del autor inglés. Elías se alinea en una perspectiva feminista moderna. Julieta es una mujer con las ideas claras, que toma sus propias decisiones e incluso se permite escupir a su pretendiente, París. Hay una tendencia entre los creadores actuales a empoderar a las heroínas de los ballets clásico, como hizo Akram Khan con las willis en su versión de Giselle para el English National Ballet.
En cuanto los 20 bailarines de esta versión, que casi siempre están todos en escena, son mujeres guapas y hombre apuestos con una técnica apabullante, su baile es como un torbellino de movimiento. Ellas tienen unos arabesques y développés a la segunda espectaculares y seguros, al igual que los grands jetés. En cuanto al elenco masculino sus piruettés y saltos hipnotizan al espectador por lo vertiginoso de su ejecución. También hay que destacar el magnífico movimiento de brazos de todos los intérpretes. En cuanto al baile el coreógrafo entrelaza elementos neoclásicos con la danza contemporánea, e incluye un baile de bastones, un elemento de folclore catalán, que simboliza la lucha de Julieta por su autonomía.
En cuanto a la interpretación hay que destacar a Ellen Makela como Julieta, una mujer fuerte y enamorada, con una técnica clásica impecable. Paolo Calò fue un excelente Romeo, tierno y solicito para con su amada. David García como Tibaldo y Roberto Tarantino como Mercucio, están convincentes en sus papeles. Otra de las estrellas de la noche fue Ariele Gomez, como Reina Mab, a su envidiable técnica hay que sumar su personalidad escénica. En este montaje, Elías ha contado con la colaboración de su amiga la bailarina y pedagoga Julie Kent, ex figura del American Ballet Theatre (ABT).
En el segundo Acto de esta Julieta y Romeo hubo algunos momentos reiterativos que ralentizaron la vertiginosa velocidad del baile. En contrapartida, los pasos a dos entre los enamorados aceleraron el corazón del público.
Muy acertada la escenografía de Ramón Ivars, formada por grandes paneles de madera que se convierten en el marco de los bulliciosos mercados de Verona, la sala de baile del palacio o el balcón de Julieta y Romeo.
Al final los calurosos aplausos obligaron a que el Ballet de Catalunya saludara repetidamente.
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‘Julieta y Romeo’: el Ballet de Catalunya empodera a la heroína de Shakespeare
La compañía convence en el Principal de Terrassa con la versión libre de Elías García de la historia de los dos amantes
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