vdaniel
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

Champán en Vox y sonrisa gélida en el PP, que se convierte en rechinar de dientes en casa de José María Aznar. La derecha española fue transparente en su reacción a la victoria de Donald Trump. El 5-N implica para Santiago Abascal y los suyos mucho más que una oportunidad para la exhibición de euforia por el desquite de su candidato preferido. El regreso al puesto de poder por antonomasia del principal inspirador de las nuevas extremas derechas constituye un refuerzo vitamínico para el partido. Lo es en España, con una mayor legitimación de sus posiciones extremistas y de su recurso al insulto y la mentira. Y lo es en la UE, donde sella el éxito de su alineamiento con Viktor Orbán, que se perfila como el hombre de Trump en Europa. El éxito del aspirante republicano revaloriza las relaciones conseguidas por Vox con figuras trumpistas como Matt Schlapp, que comanda la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), o Roger Severino, vicepresidente de la Fundación Heritage.
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