walter.hayley
New member
- Registrado
- 27 Sep 2024
- Mensajes
- 76
Aquí seguimos, lo crean o no, observando lo que algunos creen últimos coletazos del Me Too, cuando en realidad son una muestra más de su influencia radical sobre el mundo en que vivimos. Fijémonos en la convulsión de la semana. Al tiempo que en Francia el caso de Gisèle Pelicot —la mujer drogada por su marido durante años para que la violaran decenas de desconocidos— mantiene a una sociedad sacudida por el escándalo pegada al televisor y a las redes, en España las denuncias anónimas de algunas mujeres en Instagram han precipitado la espantada de Íñigo Errejón, otro feminista caído. Hay quien, buscando pescar en esta ciénaga, habla ya de “la estafa del 15-M”, como si fuese el ya dimitido portavoz de Sumar en el Congreso quien lo representase, o Podemos, el partido que se esforzó por atribuirse todos sus méritos, o si acaso la nueva política. Porque es la elevación de los estándares éticos lo que ha terminado por quemar los hiperliderazgos atrofiados que frenaron el impulso de aquella movilización joven y callejera. Preguntémonos cuántos otros líderes permanecen aún intocables en sus ciudadelas de la soberbia, protegidos por nuestro machismo sistémico y común.
Seguir leyendo
Cargando…
elpais.com