Annabel_Goodwin
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Mientras miles de bomberos y miembros de la UME, la Guardia Civil, la Policía Nacional y otras fuerzas autonómicas y municipales arriesgaban sus vidas para rescatar a los damnificados por la DANA, nuestros políticos no desperdiciaron la ocasión de quedarse callados y continuaron fatigando la infamia, demostrando una vez más que la mala leche que se mama en las juventudes de los partidos arrequesona las meninges y avinagra el corazón. Por supuesto, me refiero a toda esa caterva de ministros, diputados, asesores y lameculos —tanto del gobierno y sus aliados, como de la propia oposición— que no vacila en convertir la tragedia en arma arrojadiza contra sus rivales. Da igual que sean de izquierda o de derecha, independentistas o todo lo contrario: apenas olfatean la mierda se lanzan de cabeza con la boca abierta. No hay que permitir que deshonren al barro, porque centenares de víctimas yacen ahí todavía, bajo el lodo y las piedras.Pienso en todas las personas que han perdido a seres queridos, pienso en la agonía de quienes advirtieron la inminencia de su muerte, pienso en todas las vidas que se ha llevado el temporal y entonces me resulta más obsceno leer alusiones al «sanchismo» o la «ultraderecha». La verborrea oportunista de ciertos políticos sólo es comparable a los desmanes de la canalla que saquea comercios, desvalija viviendas y despoja cadáveres. ¿Habría algo peor que preguntarle al policía o al bombero que nos rescata por qué partido ha votado? Sí. Hay algo mucho peor: imaginarse al ministro X o al diputado Z negándose a rescatar a quienes no son sus votantes. Esa es la imagen que transmite ahora mismo nuestro estamento político enquistado en Madrid.Hago hincapié en Madrid, porque en los peores momentos de la DANA he escuchado a los alcaldes de Utiel, Letur, Paiporta, Mira, Castellón, Álora, Torrent, Alfafar y Requena, y ninguno de ellos ha hecho la menor alusión a sus adversarios políticos. Es más, ni siquiera han mencionado sus propias siglas, porque —en circunstancias trágicas como la presente— semejante información no debería interesarle a nadie. No tengo la menor duda de que los alcaldes y alcaldesas de los pueblos arrasados por la Gota Fría tienen los cinco sentidos puestos en sus vecinos, residentes y conciudadanos, porque los pueblos y pequeñas localidades de España son el último refugio de la política de proximidad y los únicos lugares donde la vecindad con los adversarios enriquece la convivencia civil, porque sólo en los pueblos los políticos todavía comparten fiestas, colegios, ambulatorios, comercios, amigos e incluso familias.Sin embargo, en el barro es donde hemos vuelto a encontrar lo mejor de España: hombres y mujeres salvando y consolando, ayudando y rescatando, arriesgándose por los demás sin chantajear, ni ofender, ni mentir. ¿Cómo explicar que un país capaz de tanta generosidad e inteligencia emocional tenga unos representantes tan ruines y miserables? Me apena decirlo: a la gente normal, preparada y generosa no se le ocurre dedicarse a la política.
Fernando Iwasaki: ¿Importa a quiénes votan los rescatistas?
La verborrea oportunista de ciertos políticos sólo es comparable a los desmanes de la canalla que saquea comercios, desvalija viviendas y despoja cadáveres
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