Myriam_Marks
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«VÁMONOS para la Feria, aunque sea la del Libro». Esa frase, con toda la guasa del mundo, la decía cierto editor sevillano cuando llegaba esta semana de casetas, autores y firmas. ¡Vámonos!, les digo yo desde estas páginas, o, más bien, ¡vénganse!, porque a las 19:00 horas de este domingo 3 de noviembre quien firma este artículo tendrá el honor y la responsabilidad de moderar en la Feria del Libro de Sevilla un diálogo entre Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, y Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española. La elección de los dos contertulios no puede ser más pertinente: los libros que se venden en nuestra Feria del Libro están escritos mayoritariamente en español, y estas dos instituciones son las que de forma oficial se ocupan en España de la promoción y del buen uso de nuestro idioma. Pero es que, además, la representación de estos dos organismos recae en dos andaluces, ya que García Montero es granadino y Muñoz Machado es cordobés, como el eficaz director de la Feria del Libro de Sevilla, Rafael Jurado, que ha organizado el encuentro de esta tarde.El martes pasado, antes de que la lluvia cerrase los Jardines de Murillo y la Feria un par de días, recorría las casetas de este nuevo emplazamiento y pensaba en el título que desde la Feria han dado a este diálogo que me ha tocado administrar: «La RAE y el Cervantes: los guardianes del español». ¿Son verdaderamente la RAE y el Cervantes guardianes y custodios de nuestra lengua? Lo son, desde luego, en la conciencia social. Son muchos los hablantes que piensan que si algo no está en el diccionario académico no existe, o que, al contrario, creen que si algo está incluido en él es que está recomendado y respaldado por la RAE. Y no es tal. Por su parte, el papel del Cervantes no suele ser muy conocido socialmente. Esta institución opera fuera de España en lugares donde no se habla español. Los Cervantes enseñan español para extranjeros, pero también promueven la cultura de habla hispana por el mundo. Son embajadas del español y de lo hispánico en el mundo. Estas dos instituciones dialogarán a través de sus directores sobre el escenario de una de las carpas de la Feria del Libro. Pero a veces un acto dice tanto por lo que cuentan sus protagonistas como por lo que representan quienes están en el público. Y, sin que haya empezado el coloquio, faltando aún unas horas para que los asientos se pueblen de interesados esta tarde, me puedo imaginar la pertenencia de una buena parte del público al sector del profesorado y, en concreto, al de los docentes de lengua y literatura españolas. A ellos se dirige este artículo: creo que los profesores de lengua y literatura españolas son también unos importantes guardianes del español, unos disciplinados guardianes asaeteados por la burocracia feroz y los vaivenes normativos.Son estos profesores los que, penalicen poco, mucho o regular las faltas de ortografía en las pruebas de acceso a la universidad, convencen a los alumnos de que un arquitecto o una arqueóloga con errores al escribir o problemas de expresión difícilmente serán buenos profesionales. Ellos son los que, cuidando su forma de hablar, dan ejemplo de que hablar bien no es solo hablar una variedad concreta de español. Ellos son los que (y hago un guiño a María José S., la profesora de lengua que me abordó al final de la presentación de un libro días atrás) les explican a los estudiantes que una cosa es defender el andaluz y otra incurrir en la confusión falseadora de extender una supuesta ortografía andaluza como vía de dignificación de nuestra variedad. Ellos son los que, mirando de reojo a esa alumna callada de la penúltima fila, le recomiendan que vaya a la biblioteca a sacar un título concreto que conecta con sus gusto lector. Ellos, guardianes de algo tan preciado como los hablantes jóvenes, seguramente hayan animado a sus alumnos a visitar la Feria del Libro, a asistir a algún club de lectura o a participar en algún concurso literario. Ellos también son guardianes profesionales del idioma.Los escenarios reciben el brillo de la atención pública pero hay veces en que me gustaría que los focos se girasen y apuntasen al público, y no solo a los que nos subimos al estrado. Muchas veces esos profesores me invitan a dar charlas a sus institutos, y no puedo asistir a todos los encuentros que me gustaría porque el tiempo es más limitado que las ganas. Trato de resarcirme en este texto. Si hoy alguno de esos profesores asiste al encuentro y aplaude al final, quiero que sepa que en estas líneas yo le he aplaudido antes.SOBRE EL AUTOR LOLA PONS Catedrática de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura en la Universidad de Sevilla
Lola Pons: Guardianes del español en Sevilla
Los Institutos Cervantes enseñan español para extranjeros, pero también promueven la cultura de habla hispana por el mundo. Son embajadas del español y de lo hispánico en el mundo
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