zabshire
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Y finalmente se puso sobre la mesa. El Departamento de Justicia de Estados Unidos planteó esta semana el ‘troceo’ de Google con la potencial venta de su navegador de internet Chrome, que controla dos tercios del mercado. La medida busca batallar con el “monopolio” de las búsquedas y también su posición de enorme poder en el mercado de la publicidad digital. La decisión aún no se ha tomado por el juez. Pero no será algo inmediato, pues todas las partes dan por hecho que llegarán años de pugna judicial. Y tiene importantes dificultades legales por delante. Aún así es la gran prueba de fuego para los gigantes tecnológicos y el mayor aviso a navegantes en estas dos últimas décadas.
La conclusión del juez Amit Mehta en EEUU fue clara en el verano: la compañía ha abusado de su posición en las búsquedas manteniendo ilegalmente su dominio. “El poder de Google, mantenido por los acuerdos en exclusiva [con Apple y otros] ha permitido a la empresa incrementar los precios de los anuncios sin ninguna restricción significativa”. Esto le ha dado la oportunidad de construir una maquinaria que genera ingresos anuales que se acercan a los 200.000 millones de dólares al año. Ante esto, los fiscales americanos han planteado una serie de medidas, pero la más relevante es ese ‘troceo’ con la venta obligada de Chrome a un comprador autorizado por el Gobierno del país.
La lógica es clara tras la medida: Chrome tiene casi el 70% de cuota de mercado a nivel global. Tiene Google instalado como buscador predeterminado y permite a la compañía rastrear de una manera más exhaustiva a los usuarios para ofrecer anuncios más personalizados. Se estima que en torno al 40% de todas las ‘búsquedas generales’ en EEUU se realizan a través de este navegador o de un ‘smartphone’ con Chrome preinstalado. Es dueño de todas las partes de la cadena. Obligar a desprenderse de ese ‘gancho’ reduciría la interconexión de los servicios y su poder. Esto combinado con otras medidas pedidas por el Departamento -como la eliminación de los acuerdos de exclusiva por el que pagaba miles de millones a otros navegadores como Safari de Apple por ser la opción por defecto- recortaría su capacidad de maniobra.
Pero la medida tiene serias dificultades. Una de ellas es encontrar un comprador con músculo suficiente para hacerlo y pero no tan grande como para que construya otro monopolio. Según publicaba estos días la agencia Bloomberg, se estima el valor del navegador en unos 20.000 millones de dólares. Incluso aunque esa cifra fuera demasiado elevada, se trata de una factura cuantiosa que lo coloca a la altura de muy pocos. Pero no sólo por la cantidad de dinero sino por la dificultad para construir un negocio desde cero sin poder llegar a acuerdos con el propio Google para incluirlo por defecto. Levantar esa estructura para Mozilla (Firefox) llevaría tiempo. Y la ‘entrega’ a Amazon, Meta u OpenAI para ‘alojar’ su motor de búsqueda con IA es la otra opción, pero siempre con riesgo de alimentar a otro gigante. Y si, finalmente, no puede haber un acuerdo para que Chrome tuviera un buscador predeterminado sería difícil que el potencial comprador pudiera rentabilizar la inversión.
Otra de esas dificultades está en la longitud de los tentáculos de Chrome. Google no sólo es dueño del navegador sino de su sistema operativo de código abierto (Chromium) que es utilizado por navegadores alternativos como Arc, DuckDuckGo, Opera o Yandex en Rusia. Es un proyecto colaborativo pero financiado (y gestionado en la práctica) por el gigante. Precisamente esos tentáculos llegan a Mozilla, el único independiente con infraestructura propia. Si finalmente se prohibieran los acuerdos comerciales de Google para instalar su buscador, dejaría de abonar a esta fundación dueña de Firefox. Hay que recordar que en 2021-2022 510 de los 593 millones de dólares de ingresos procedían de la alianza con el gigante.
El otro gran problema al que se enfrenta EEUU es la tardanza. Este juicio llega los suficientemente tarde como para que esa interconexión y esos tentáculos sean tan grandes que resulte difícil eliminar sus efectos perjudiciales para el mercado. Pero además es que todas las partes dan por hecho que un troceo implicaría una batalla legal que podría alargarse durante años. Y es esto precisamente lo que puede motivar al juez y al propio Ejecutivo americano a plantear un acuerdo que acelere todo el proceso, con medidas menos duras pero más rápidas de ejecutar.
Ganadores y perdedores
El antecedente más cercano fue el de Microsoft. En el año 2000, un juez ordenó la separación de la compañía en dos unidades separadas (la del sistema operativo y la del software). Pero ante el recurso de la compañía, el Departamento de Justicia llegó a un acuerdo un año más tarde con varias medidas que fueron respaldadas por el juez pero que fueron duramente criticadas por varios de los estados al entender que más que un golpe se había convertido en una caricia. Otros ‘troceos’ en la historia han tenido resultados diferentes. La fractura de AT&T, la gran operadora de telecomunicaciones, en siete compañías permitió más competencia en este mercado pero su ejecución permitió una reunificación posterior.
¿Quién ganaría y perdería en esta división de Google? Precisamente por todas esas ramificaciones es difícil determinarlo. Apple perdería en torno a 20.000 millones de dólares anuales que recibe de su acuerdo con Google para preinstalar el buscador en Safari. Queda por ver si tiene sentido para el dueño del iPhone construir su propio motor. Microsoft se erige como uno de esos ganadores: tomaría ventaja con su buscador Bing, incluido en su navegador Edge. También motores de búsqueda basados en IA como SearchGPT (OpenAI) o Perplexity.
La decisión final se espera para el año 2025, cuando Donald Trump ya esté totalmente asentado en la presidencia. El republicano ha emitido señales contradictorias sobre este potencial troceo de Google, pero su cercanía con Elon Musk, CEO de Tesla y de xIA, invita a pensar en un escenario más duro para el buscador (el directivo ha ahondado en su ruptura con el gigante y sus fundadores en los últimos años). Sea como sea, este procedimiento está siendo toda una advertencia para otros gigantes tecnológicos como Amazon o Apple que tienen varios frentes abiertos.
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