Galicia con respeto

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Empecemos por el principio: no conozco a los hermanos Coira más que de vista. O quizá ni eso, porque la verdad es que no consigo distinguirlos. No sé quién es Jorge, ni quién es Pepe, ni quién es Carlos. Y todavía peor: ni siquiera soy un mediano cliente de su librería, porque la severa administración de mis dioptrías me exige una rigurosísima elección de géneros, autores y cuerpos tipográficos, requisitos que satisfago más a gusto con algunos de los libros de lance que de vez en cuando capturo vía Internet. Más: carezco del mínimo aval para hablar de cine. Ahora bien, nada de eso impedirá que proclame mi admiración por los Coira como creadores cinematográficos (o cómo haya que llamar a los autores de series para la televisión). Lo afirmo con rotundidad después de entregar bastante de mi tiempo (tesoro del que soy avaro) a los capítulos de los tres ciclos (o temporadas o cómo se diga) de Rapa. Lo declaro sin rodeos: me parece una obra maestra. Y estoy seguro de que jamás la Galicia real, su auténtico paisaje físico, humano y sociológico, ha sido tratado con tanto respeto y tanta credibilidad. Para guardar fidelidad estética y narrativa a la Galicia genuina ya no valen excusas: puede hacerse incluso desde un thriller. Los Coira y su equipo (quiero resaltar la magnífica banda sonora de Xavi Font, un gallego y al mismo tiempo paisano de Enrique Granados) echan la llave a la Galicia cinematográfica de 'La casa de la Troya', de 'Sabela de Cambados' y de 'Botón de ancla'. Queda clausurada, por fin, la Galicia cómica y servil de Xan das Bolas. En adelante, el tratamiento de Galicia en la pantalla, grande o pequeña, de patio de butacas o de sofá doméstico, tiene que aproximarse -al menos aproximarse- al canon (o al listón o al paradigma) establecido por los Coira. Para ellos, mi admiración como espectador y mi agradecimiento como gallego.

Juan Soto: Galicia con respeto

Para guardar fidelidad estética y narrativa a la Galicia genuina ya no valen excusas

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