Maudie_Lueilwitz
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El próximo sábado 30 de noviembre será inaugurada la edición 2024 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, uno de los eventos culturales más trascendentes de este país, tanto por el masivo número de visitantes que acuden a ella, como por la cantidad y calidad de los personajes reunidos en sus nueve días de actividades, muchos de los cuales son primeras figuras en la literatura, la academia, la política, el arte, el espectáculo, etcétera.
Será esta una FIL que se realice en circunstancias muy particulares. Es la segunda que se llevará a cabo luego del fallecimiento de su fundador y animador, Raúl Padilla López, y la primera ya bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum. El “tapete” se ha movido muchísimo con respecto al pasado. En los años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, hubo un claro enfrentamiento entre la federación y la feria. Al expresidente le irritaba que intelectuales a los que ubicaba como opositores a su Gobierno fueran invitados. Llegó a referirse a la FIL como un espacio tomado por los “conservadores”. Las cosas han cambiado. Ricardo Villanueva, todavía rector de la institución organizadora, que es la Universidad de Guadalajara (UdeG), trabajó por acercar posturas con el partido en el poder y en especial con la ahora presidenta Sheinbaum. Veremos, pues, si esto va dando frutos con el paso del tiempo. No está previsto que la mandataria acuda a la inauguración, pero habrá que ver si se expresa públicamente sobre la FIL y en qué términos lo hace (no hay que olvidar que en la propuesta de presupuesto para el año próximo, los recursos para cultura han sido rasurados en casi un tercio, lo que es una enormidad).
Las diferencias con ediciones anteriores no terminan ahí. La FIL también fue un espacio agriamente criticado por el saliente gobernador de Jalisco, el emecista Enrique Alfaro, quien protagonizó un largo duelo presupuestal (y decenas de jaloneos de poder) con la Universidad. Allegados al gobernador llegaron a armar una manifestación en contra de la feria en las calles adyacentes al recinto de la Expo Guadalajara. También en ese caso se realizó una “operación cicatriz”, tras la muerte de Raúl Padilla, y Alfaro aceptó, al final, hacer modificaciones legislativas en favor del presupuesto de la UdeG. La relación institucional con su sucesor, Pablo Lemus, ha sido tradicionalmente armoniosa. Así que resulta muy probable que ambos asistan a la FIL. Uno a despedirse; el otro, a saludar (también en Jalisco se prevén recortes a los recursos culturales, no hay que perderlo de vista). La propia UdeG tiene novedades que presumir. Este viernes, su Consejo General eligió a la primera rectora en su historia, Karla Planter, para suceder a Ricardo Villanueva a partir de 2025. Las caras ya son otras.
Queda un último punto de interés que resaltar: el invitado de honor de esta edición es España. Son de sobra conocidas las diferencias entre el Gobierno de López Obrador y el español en asuntos que van desde las peticiones de disculpas por la Conquista de hace 500 años hasta diferencias empresariales contemporáneas. Claudia Sheinbaum, en su momento, cerró filas con la postura presidencial. Y la visita de España, en el escenario de acercamiento entre la UdeG y el Gobierno federal, resulta, quizá, un poco inoportuna. Veremos qué perfil adquiere y qué declaraciones se producen (o no) en todos los frentes involucrados.
Como se verá, han cambiado los actores del entorno político en el que la FIL se desarrolla. Lo que no cambia es la oportunidad que representa esta cita para encontrarse con tantas inteligencias actuales, y con tantísimos libros imposibles de ver en otros espacios del país (400 cincuenta mil títulos de dos mil 400 editoriales, sin ir más lejos). Hay agendadas tres mil actividades, que serán protagonizadas por 857 autores en 623 presentaciones de novedades, y se reunirán 18 mil profesionales en las 120 mesas de negociación de derechos y las decenas de espacios dedicados a sus rubros específicos.
El escenario luce renovado. Veremos qué hacen los actores cuando se abra el telón.
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Será esta una FIL que se realice en circunstancias muy particulares. Es la segunda que se llevará a cabo luego del fallecimiento de su fundador y animador, Raúl Padilla López, y la primera ya bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum. El “tapete” se ha movido muchísimo con respecto al pasado. En los años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, hubo un claro enfrentamiento entre la federación y la feria. Al expresidente le irritaba que intelectuales a los que ubicaba como opositores a su Gobierno fueran invitados. Llegó a referirse a la FIL como un espacio tomado por los “conservadores”. Las cosas han cambiado. Ricardo Villanueva, todavía rector de la institución organizadora, que es la Universidad de Guadalajara (UdeG), trabajó por acercar posturas con el partido en el poder y en especial con la ahora presidenta Sheinbaum. Veremos, pues, si esto va dando frutos con el paso del tiempo. No está previsto que la mandataria acuda a la inauguración, pero habrá que ver si se expresa públicamente sobre la FIL y en qué términos lo hace (no hay que olvidar que en la propuesta de presupuesto para el año próximo, los recursos para cultura han sido rasurados en casi un tercio, lo que es una enormidad).
Las diferencias con ediciones anteriores no terminan ahí. La FIL también fue un espacio agriamente criticado por el saliente gobernador de Jalisco, el emecista Enrique Alfaro, quien protagonizó un largo duelo presupuestal (y decenas de jaloneos de poder) con la Universidad. Allegados al gobernador llegaron a armar una manifestación en contra de la feria en las calles adyacentes al recinto de la Expo Guadalajara. También en ese caso se realizó una “operación cicatriz”, tras la muerte de Raúl Padilla, y Alfaro aceptó, al final, hacer modificaciones legislativas en favor del presupuesto de la UdeG. La relación institucional con su sucesor, Pablo Lemus, ha sido tradicionalmente armoniosa. Así que resulta muy probable que ambos asistan a la FIL. Uno a despedirse; el otro, a saludar (también en Jalisco se prevén recortes a los recursos culturales, no hay que perderlo de vista). La propia UdeG tiene novedades que presumir. Este viernes, su Consejo General eligió a la primera rectora en su historia, Karla Planter, para suceder a Ricardo Villanueva a partir de 2025. Las caras ya son otras.
Queda un último punto de interés que resaltar: el invitado de honor de esta edición es España. Son de sobra conocidas las diferencias entre el Gobierno de López Obrador y el español en asuntos que van desde las peticiones de disculpas por la Conquista de hace 500 años hasta diferencias empresariales contemporáneas. Claudia Sheinbaum, en su momento, cerró filas con la postura presidencial. Y la visita de España, en el escenario de acercamiento entre la UdeG y el Gobierno federal, resulta, quizá, un poco inoportuna. Veremos qué perfil adquiere y qué declaraciones se producen (o no) en todos los frentes involucrados.
Como se verá, han cambiado los actores del entorno político en el que la FIL se desarrolla. Lo que no cambia es la oportunidad que representa esta cita para encontrarse con tantas inteligencias actuales, y con tantísimos libros imposibles de ver en otros espacios del país (400 cincuenta mil títulos de dos mil 400 editoriales, sin ir más lejos). Hay agendadas tres mil actividades, que serán protagonizadas por 857 autores en 623 presentaciones de novedades, y se reunirán 18 mil profesionales en las 120 mesas de negociación de derechos y las decenas de espacios dedicados a sus rubros específicos.
El escenario luce renovado. Veremos qué hacen los actores cuando se abra el telón.
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