Alvera_Upton
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Una empresa en la que nadie conoce personalmente al presidente porque, sencillamente, no existe. Inventarse una figura que maneja todo desde lo alto, para eludir la responsabilidad de las decisiones más despiadadas, parece una jugada maestra a corto plazo, pero el problema surge cuando ese presidente ficticio, el jefe del jefe, no tiene más remedio que dar la cara. Fernando Gil es quien la pone. Interpreta a una actor que asume ese complejo papel, asistiendo a reuniones donde todo le suena a chino y trabando relación con una disparatada plantilla.
Charlamos con el actor madrileño sobre las derivadas políticas y sociales que esta 'comedia laboral' plantea, una versión escénica de la película El jefe de todo esto (2006), escrita y dirigida por Lars von Trier. Sus casi dos metros ayudan a asumir el papel de gran jefe con aplomo, a pesar de los aprietos en que se ve envuelto, como un domador que entra por primera vez a una jaula de fieras sin haber cogido nunca un látigo.
"En las grandes corporaciones se diluye la responsabilidad para ocultar quién toma las decisiones. Es una deshumanización"
"Los políticos son todos actores. Están puestos ahí para apretar un botón y seguir un guion, sin mostrar ninguna individualidad"
"Cuando empecé como actor, dinamizaba fiestas de empresa y echaba las cartas vestido de druida en un pub irlandés"
"Hay directores con demasiado ego que no quieren cambiar ninguna escena tras el estreno, y grupos como Tricicle e Yllana que tratan al público con más honestidad"
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