treutel.aleen
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Abrazado a una feroz arrogancia pareja a su narcisismo, Pedro Sánchez todavía no ha reconocido un solo error en la gestión de la DANA que asoló Valencia y parte de Castilla-La Mancha el pasado 29-0. Como si la cosa fuera ajena a él y su condición de presidente del Ejecutivo no implicara asumir responsabilidades directas en todo lo relativo a la peor catástrofe natural acaecida en nuestro país . Como si el Estado autonómico hubiese convertido al Gobierno de España, recaudador y administrador de nuestros impuestos, en un mero espectador de lo que acontece en las comunidades. En línea con esa postura desafiante, chulesca, basada en la vieja máxima de que la mejor defensa es un buen ataque, el socialista mantiene contra viento y marea la candidatura de su protegida, Teresa Ribera, a la vicepresidencia de la Comisión Europea. No cede un milímetro del terreno que cree ganado, ni por decencia política, ni por prudencia, ni por lealtad a sus compatriotas víctimas de la negligencia mostrada por la ministra de Transición Ecológica, que aún no ha rendido cuentas de su deplorable actuación antes, durante y después de la tragedia. La que estuvo desaparecida mientras la riada se llevaba por delante vidas y haciendas, dedicada a lograr auparse hasta un cargo que le reportaría nada menos que 27.000 euros de sueldo al mes, además de otras prebendas. La que, alegando motivos presupuestarios y medioambientales, paralizó en 2021 unas obras de acondicionamiento del barranco del Poyo que habrían evitado el desastre o cuando menos minimizado sus efectos devastadores. La que ahora miente afirmando que su departamento avisó a tiempo de la crecida, cuando lo cierto es que a lo largo de una hora decisiva eludió quince veces su obligación de alertar a Emergencias. Una mujer tan sobrada de ambición como carente de capacidades, que Sánchez ha convertido en pieza esencial de su juego de poder europeo a pesar de su probada inepcia y probable imputación por parte de la justicia española. Porque cambiar de candidato sería dar su brazo a torcer y él es demasiado orgulloso para aceptar una derrota. Para algo se ha proclamado caudillo de la hueste sanchista y abanderado de la izquierda menguante en la menguante UE.Sánchez ha lanzado un pulso que Feijóo no puede perder, so pena de salir herido de muerte. Es el momento de mostrar firmeza y dejarse de templar gaitas . De echar toda la carne en el asador comunitario, caiga quien caiga. Si Ribera es elegida con los votos del PP, si la holgada mayoría de centro derecha elegida por los ciudadanos en las urnas no logra bloquear el nombramiento de una persona tan flagrantemente ayuna de méritos para ejercer su función, el líder de la oposición española habrá mostrado una debilidad difícilmente compatible con la tarea de encabezar la alternativa.
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