einar.beahan
New member
- Registrado
- 27 Sep 2024
- Mensajes
- 48
“¿Queréis una cerveza fresquita? Tenemos la nevera llena”. Es de julio y David Muñoz, medio Estopa, recibe a un equipo de tres periodistas en los vestuarios del FC Barcelona del Estadi Olímpic. Su hermano José se retrasará unos minutos. Está grabando una entrevista para el documental Estopa. Una tarde tonta y caliente (producción de Sony Music Vision para Movistar Plus+ disponible en la plataforma desde el viernes 18 de octubre en la plataforma). Quedan 24 horas para que se celebre ese concierto histórico en el Olímpic. Un hito por ser la primera banda española que llena hasta arriba ese escenario con 60.000 personas que volverán a casa la madrugada del 11 de julio, afónicas perdidas tras dejarse las cuerdas gritando sobre comerse la noche cacho a cacho gramo a gramo, sabiendo por qué tus ojos no tienen dueño porque no son de este mundo.
“Pues claro que esto nos supera, como le superaría a cualquier hijo de vecino”, cuenta David sobre la expectación frente a ese directo histórico. El del Olímpic es un concierto de estadio más en esta gira, pero “el más importante de todos” en un tour que acabaron el viernes pasado en el Sant Jordi. Ya no lo viven como antes. Ahora hay hijos, familias y ganas de tocar, pero también de vivir tranquilo. “Exceptuando a los conciertos en Latinoamérica, donde dimos 7 conciertos en 13 días, aquí viajamos sábado, el mismo día que tocamos. Llegamos con la prueba de sonido y el domingo volvemos a casa. Ese día me lo paso durmiendo y el lunes vuelvo a ser esa persona que puede hacer la compra de la semana y salir a tirar la basura. ¿Si no podemos conciliar, qué clase de vida es esta?”.
Han pasado 25 años desde que lo revolucionasen todo con La maqueta, aquel debut sin nombre que acabaría llamándose como lo que era y que primero se pasó casi como de contrabando en cedés pirata con la cubierta fotocopiada y que después saltaría desde el Baix Llobregat a barriadas hermanadas de toda España. Estopa cumple medio siglo sin intelectualizarse, sin nostalgias y sin la necesidad de regodearse en su legado. “¿Creéis que hemos abierto puertas?”, pregunta David extrañado cuando es preguntado por cómo Estopa ha podido influir a otros artistas del Baixllu, como Rosalía o Alizzz. “Me haría muchísima ilusión saber que hemos servido para que la gente se quite complejos de charneguismo o de ser no tan rica. Yo no sé si nosotros hemos abierto puertas, imagino que igual sí, pero no sé hasta qué punto”, reflexiona, no sin antes rematar entre risas, y con un guiño provocador, que “ahora Barcelona es la periferia de Cornellà”.
En el documental defienden que ser un “grupo de pueblo” es el mejor insulto que han recibido. “Nosotros somos exactamente eso, un grupo del pueblo. Somos el olor a churros, el olor a orquesta, a verbena”. Para Jorge Ortiz de Landázuri, gerente de Originales de no ficción de Movistar Plus, el documental refleja “la rumba rock del grupo que mejor conecta a las generaciones y las clases”. Para Sergi Reitg, vicepresidente de Sony Music Vision y Sony Music Latin-Iberia, la película “celebra la carrera de unos artistas extraordinarios”. Ellos siguen sin sentir que lo son. Ni extraordinarios ni gente de barrio que cae a todo el mundo bien por ir sobrada de desparpajo. “¡No somos tan majos! También tenemos un lado oscuro, ¡eh! Algunos productores y peces gordos lo han probado. Pero sí que no podemos fingir. No nos gusta actuar, nos gusta fluir”, afirma David. Y José, que se suma a la entrevista, se ríe cuando le preguntan por cómo valora que ahora haya tantos artistas performando el barrio y la pobreza sin ser nada de eso. “Hay muchos ficticios, ¿no? Ahora hasta los de Pedralbes se visten de canis. Van de canis y no lo son. Igual que los hay que van de cantantes, y resulta que no”.
Seguir leyendo
“Pues claro que esto nos supera, como le superaría a cualquier hijo de vecino”, cuenta David sobre la expectación frente a ese directo histórico. El del Olímpic es un concierto de estadio más en esta gira, pero “el más importante de todos” en un tour que acabaron el viernes pasado en el Sant Jordi. Ya no lo viven como antes. Ahora hay hijos, familias y ganas de tocar, pero también de vivir tranquilo. “Exceptuando a los conciertos en Latinoamérica, donde dimos 7 conciertos en 13 días, aquí viajamos sábado, el mismo día que tocamos. Llegamos con la prueba de sonido y el domingo volvemos a casa. Ese día me lo paso durmiendo y el lunes vuelvo a ser esa persona que puede hacer la compra de la semana y salir a tirar la basura. ¿Si no podemos conciliar, qué clase de vida es esta?”.
Han pasado 25 años desde que lo revolucionasen todo con La maqueta, aquel debut sin nombre que acabaría llamándose como lo que era y que primero se pasó casi como de contrabando en cedés pirata con la cubierta fotocopiada y que después saltaría desde el Baix Llobregat a barriadas hermanadas de toda España. Estopa cumple medio siglo sin intelectualizarse, sin nostalgias y sin la necesidad de regodearse en su legado. “¿Creéis que hemos abierto puertas?”, pregunta David extrañado cuando es preguntado por cómo Estopa ha podido influir a otros artistas del Baixllu, como Rosalía o Alizzz. “Me haría muchísima ilusión saber que hemos servido para que la gente se quite complejos de charneguismo o de ser no tan rica. Yo no sé si nosotros hemos abierto puertas, imagino que igual sí, pero no sé hasta qué punto”, reflexiona, no sin antes rematar entre risas, y con un guiño provocador, que “ahora Barcelona es la periferia de Cornellà”.
En el documental defienden que ser un “grupo de pueblo” es el mejor insulto que han recibido. “Nosotros somos exactamente eso, un grupo del pueblo. Somos el olor a churros, el olor a orquesta, a verbena”. Para Jorge Ortiz de Landázuri, gerente de Originales de no ficción de Movistar Plus, el documental refleja “la rumba rock del grupo que mejor conecta a las generaciones y las clases”. Para Sergi Reitg, vicepresidente de Sony Music Vision y Sony Music Latin-Iberia, la película “celebra la carrera de unos artistas extraordinarios”. Ellos siguen sin sentir que lo son. Ni extraordinarios ni gente de barrio que cae a todo el mundo bien por ir sobrada de desparpajo. “¡No somos tan majos! También tenemos un lado oscuro, ¡eh! Algunos productores y peces gordos lo han probado. Pero sí que no podemos fingir. No nos gusta actuar, nos gusta fluir”, afirma David. Y José, que se suma a la entrevista, se ríe cuando le preguntan por cómo valora que ahora haya tantos artistas performando el barrio y la pobreza sin ser nada de eso. “Hay muchos ficticios, ¿no? Ahora hasta los de Pedralbes se visten de canis. Van de canis y no lo son. Igual que los hay que van de cantantes, y resulta que no”.
Seguir leyendo
Estopa 25 años después de ‘La maqueta’: “Ahora hasta los de Pedralbes se visten de ‘canis’
La banda de Cornellà celebra su cuarto de siglo con ‘Estopa. Una tarde tonta y caliente’, un documental que recoge su concierto en el Estadi Olímpic en julio
elpais.com