Español global o español confuso

[zabshire]

La pasada semana supimos que el éxito no ha coronado la prometedora iniciativa del Instituto Cervantes de Nueva York de ofrecer la enseñanza del castellano. Por lo que sea, no ha tenido gran acogida en la ciudad que nunca duerme y que, de momento, no tendrá academia pública de bable. Deberíamos hablar, y con el lenguaje claro, de la estrategia del español, tal vez la más importante para nosotros hoy. Durante los últimos años, gracias a los fondos Next Generation, se ha dotado a las políticas de la lengua española con unos recursos que jamás habían tenido. ¿Se están empleando bien? La influencia diplomática, los vínculos económicos, el poder blando que España puede establecer deberían crecer más. Hemos dejado que la embajada francesa liderase en Brasil un ‘lobby’ contra la enseñanza pública del español. A pesar de ese movimiento tan hostil, que se ha traducido en una medida legislativa contra los intereses no solo de España sino de los Estados hispanófonos, Francia e Italia seguirán invitados como observadores en la Cumbre Iberoamericana de Cuenca (Ecuador) que se celebra en unos días. Es indigno. Por otro lado, nuestro ministro de Exteriores, José Manuel Albares, lleva tantos esfuerzos perdidos para que la UE acepte el catalán como lengua oficial por la presión de sus socios que desdibuja toda la estrategia del español global. Estamos lanzando mensajes confusos. No puede ser incompatible el apoyo a las lenguas cooficiales con una posición de fortaleza clara en favor del español fuera. Nos jugamos mucho en esto.

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