Laurianne_D'Amore
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Queda ya del todo claro que no existe un bloque de derechas y uno de izquierdas sino un bloque liberal y uno iliberal o populista . Dentro del bloque liberal encontramos a gente más progresista y a gente más conservadora; a gente con mayor tendencia al libre mercado y a gente más intervencionista; a creyentes y a no creyentes. Y, aunque entre ellos haya diferencias notables, son capaces de alcanzar acuerdos porque todos creen en el Estado de derecho, en la separación de poderes, en el imperio de la ley y en la aconfesionalidad del Estado. Es decir, están de acuerdo en las reglas del juego, aunque, cuando empiece el partido, cada uno intente ganarlo. Podemos llamarlos 'constitucionalistas'.El otro bloque –el populista o iliberal–, está formado por la extrema derecha, la extrema izquierda y los nacionalistas. En el caso español, también incluimos a los sanchistas, iliberales de la sección pesebre. Y, tal y como hemos visto en Francia, dentro de este bloque también pueden llegar a acuerdos, porque, si bien no confluyen en lo que quieren construir, si lo hacen en lo que quieren destruir, que es la democracia liberal y, en el caso español, la Constitución. La alianza táctica de Le Pen con Mélenchon es un adelanto de lo que veremos en España. De una primera etapa en la que Vox se sentía obligado a favorecer gobiernos del PP, ha pasado a otra de total independencia en la que, ya como proyecto autónomo y con un gran futuro por delante, se libera de las cadenas y rompe gobiernos municipales, autonómicos y, llegado el caso, también el nacional. Vox tiene claro que tiene poco que ver con el PP y sus bases los desprecian –cuando no los odian–. Están en su derecho, pero comienza a resultar urgente que el PP comprenda esto, deje de actuar como un marido abandonado que sueña con la reconciliación y asuma la realidad: no solo no habrá reconciliación, sino que sería indeseable que la hubiera.El autoengaño es la antesala de la frustración. Pese a que resulta necesario luchar contra la inmigración ilegal y endurecer la entrada, las imposiciones de Vox son inasumibles por el PP, porque no aluden a lo legal sino a lo cultural. Simplemente Vox no quiere ciudadanos musulmanes, por muy legales que sean. Y para un liberal eso es innegociable. El límite para un católico y para un islamista ha de ser el mismo: la ley.Como Vox no va a cambiar su política de inmigración y la mayoría de españoles no van a votar un gobierno de coalición que incluya sus premisas, el silogismo se cierra por la vía rápida. Por eso el rumbo actual del PP no solo es decepcionante sino incomprensible. No basta con el antisanchismo, es necesario un rearme ideológico sin complejos que traslade a la sociedad que el futuro no pasa por perder derechos, libertades ni por aferrarse a pasados idealizados y nacionalistas, sino por avanzar sobre premisas opuestas a las de los populistas: Constitución, democracia liberal y economía de mercado. El día que lo hagan se encontrarán con la inmensa mayoría de españoles.
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