Escartín, el ganador de etapa del Tour que ha vivido las dos peores riadas de la historia de España

xmccullough

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Todos los estratos de la sociedad se han volcado tras la DANA que ha asolado la Comunidad Valenciana, incluido el deporte, pese a que sus protagonistas son acusados con regularidad de vivir en una burbuja ajena a la realidad. Vicente Moreno , entrenador del Osasuna , sumó tres puntos tras vencer al Valladolid el pasado sábado, un resultado que permitió a los navarros continuar con su gran temporada y mantenerse en el grupo de cabeza de la Liga . Pero no hubo celebraciones, pues el técnico nació hace 50 años en Masanasa, uno de los pueblos más castigados, y tras el pitido final rápidamente se desplazó hasta el sur de la provincia, donde comenzó a trabajar como uno más entre el barro y los escombros que forman ahora el paisaje de su hogar. Uno de sus pupilos, el centrocampista Rubén García , que vino al mundo en Jávita, no fue menos y también se trasladó hasta Paiporta , en la que viven muchos de sus familiares, para ayudar en labores humanitarias. Ninguno de los dos estuvo en el duelo del Osasuna de Copa del martes ante el Chiclana, priorizaron el amor hacia su gente antes que una victoria. Además de futbolistas y entrenadores, así como la marchadora granadina María Pérez o la actual campeona del Dakar Cristina Gutiérrez , uno de los rostros más reconocibles del deporte entre la catástrofe ha sido el de Fernando Escartín . Es posible que solo los aficionados del ciclismo recuerden al oscense, un corredor que un corredor que hizo fama en el Mapei y el Kelme, pero que gracias a su espíritu incansable, gregario de categoría, comenzó a hacerse un hueco en la élite. «Siempre corría como encorvado, chepudo, era algo falto de estilo», recuerdan los cronistas más experimentados. Sin embargo, esa capacidad de sufrimiento le llevó a la fama el 20 de junio de 1999, cuando conquistó la decimoquinta etapa del Tour de Francia en el Piau Engaly, una infernal sucesión de montañas en el corazón de los Pirineos solo apta para bravos que le permitió rematar la ronda gala en tercera posición, solo por detrás de un dopado Lance Amstrong y del suizo Alex Zulle.Noticia Relacionada estandar No Un jugador de baloncesto, Jorge Díaz, entre las últimas víctimas de la DANA A. L. M. El Club Baloncesto Turís comunicó la trágica noticia tras días de angustiosa búsqueda del fallecidoHeroicidad que, por otra parte, queda empequeñecida por sus vivencias como ciudadano, ya que Escarpín, de 56 años, ha sufrido en persona las últimas dos grandes inundaciones de la historia de España. El exciclista estaba presente cuando una tromba de agua arrasó el campin de Las Nieves de Biescas (Huesca) en 1996, una tragedia que dejó detrás de sí 87 muertos, y también le ha tocado vivir la DANA del sur de Valencia , pues Fernando reside desde hace años con su mujer en Alfafar, otra de las localidades que más ha sufrido en la última semana. «Yo estaba fuera del pueblo por trabajo (Fernando diseña etapas para la Vuelta a España además de representar una marca de ropa de ciclismo femenino), en el País Vasco, y cuando lo vi por la televisión no me lo podía creer. Ver los coches destrozados y volcados me trajo a la mente lo ocurrido hace casi treinta años», reconoce Escarpín a ABC con tristeza. Ni siquiera pudo volver con su familia, que estaba incomunicada. Tuvo que viajar hasta Valencia , donde durmió en casa de una amiga de la familia y, al día siguiente, el horror volvió a presentarse ante sus ojos. «No tiene nada que ver con lo que la gente ve por la televisión. Es dantesco, como una guerra pero sin bombas». . «Recuerdo la riada del 96, fue horrible, me dejó muy marcado porque yo nací allí, en Biescas, pero no tiene nada que ver con la de ahora, aquella fue muy pequeña si se compara con esta DANA. Nunca había sentido tanta rabia en mi vida como durante la última semana. Mi casa no ha sufrido especialmente porque vivo en una parte elevada de Alfafar, pero la familia de mi mujer ha perdido sus viviendas, sus vehículos, todo a lo que tenían aprecio. Mis amigos, con los que salgo a andar en bici los fines de semana, se han quedado sin nada. Aunque menos mal que no hemos tenido víctimas cercana», asegura Escarpín, que habla mientras está de misión. Por las mañanas, tras ayudar a sus familiares y vecinos, coge el coche y se va hasta el norte de Valencia en busca de materiales de limpieza y ropa de trabajo, dos de los artículos más solicitados en la zona cero. «Cuando llego a una tienda y veo que está vacía, me da una alegría. Eso significa que ya se lo han llevado todo hacia Valencia. La gente se ha volcado con nosotros», explica el oscense, que tiene un discurso sereno, alejado del estereotipo simplista de los deportistas de élite. «Sinceramente, el pueblo valenciano ha demostrado su valía, su carácter. No me meto en apreciaciones políticas, principalmente porque no soy un experto en la temática, pero lo que sí te puedo decir es que estamos saliendo de esta unidos, siendo una piña. También hay que agradecer el trabajo a los voluntarios, gente muy jóven, que fueron los primeros en saltar al barro para auxiliarnos. Los polígonos están destrozados, las plantaciones agrícolas inundadas, los negocios arrasados, pero estoy seguro de que la gente se quedará a vivir aquí. Yo, por lo menos, es lo que haré. La vida continúa, solo nos queda pelear», se explaya el ciclista, con ese ímpetu que le hizo llegar a lo más alto de su deporte, pues muy pocos mortales son los que se han coronado en la prueba más difícil del mundo. Un hombre que, en cierto modo, siempre ha estado pedaleando a contracorriente.

 

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