kuhn.pinkie
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El profesor de literatura Dirk Oschmann , natural de Gotha, causó sensación en 2023 con su libro 'Oriente. Una invención de Alemania Occidental' , en el que, muy resumidamente, defendía como tesis que Occidente se establece a sí mismo como norma y asigna el papel del otro al Este. Con un airado análisis de la reunificación alemana y sus fallas, llegó al corazón de muchos lectores: sólo ese año vendió 174.000 ejemplares, según la editorial en la que se publica, Ullstein, y va ya por su 16ª edición . El libro acaba además de ser traducido al ruso, un mercado en el que la crítica de Oschmann, según la cual Occidente tiene buena parte de la culpa de todos los acontecimientos indeseables en Alemania Oriental, es recibida con evidente facilidad. Este nuevo paso de su obra habría resultado, sin embargo, rutinario, de no ser porque el autor y su editorial han aceptado cambios significativos en su contenido para adaptarlo más convenientemente todavía a la narrativaNoticia Relacionada estandar Si El techno, la banda sonora de la reunificación alemana Rosalía SánchezAl menos eso es lo que denuncian intelectuales como el historiador Ilko-Sascha Kowalczuk , capaz de comparar las ediciones alemana y rusa y que considera la traducción «una traición» . Kowalczuk procede de una familia ucraniana, por lo que tambén habla ruso, y es a su vez autor de otro 'best seller' alemán sobre el asunto, 'El choque de la libertad', en el que los alemanes orientales no son las únicas víctimas.Hay puntos en los que no es necesario saber ruso para apreciar el cambio de tono : el título ha sido sustituido por el de «'Orcos' del Este . Cómo Occidente moldea la imagen de Oriente. El escenario alemán», sirviéndose del popular término fruto de la imaginación de Tolkien . De ahí en adelante, la atenta lectura y comparación de Kowalczuk ha identificado numerosos cambios, unos más sutiles que otros, en los que el libro en ruso se ajunta mucho más al discurso de Putin. «La crítica específica de Oschmann se exagera en la traducción hasta convertirla en una crítica general de 'Oriente' contra el 'Occidente colectivo'», explica la sección literaria de 'Leipziger Volkszeitung', uno de los primeros medios en ocuparse del asunto. «De este modo, los alemanes orientales se verían obligados, por así decirlo, a solidarizarse y a estar en la misma categoría de víctimas que los rusos », prosigue. En algunos puntos es eliminada la terminología que refiere hechos concretos que el Kremlin oculta . Allí donde la versión alemana decía, por ejemplo: «Hace casi veinte años todavía se podía pensar y escribir eso. La guerra de Putin también lo destruyó», la traducción rusa dice: «Hace veinte años todavía era posible escribir y pensar eso. Febrero de 2022 también lo arruinó». Se han eliminado sistemáticamente las referencias a la invasión de Ucrania , que desde el principio disfrazó Moscú como una «operación militar especial». La justificación de la editorial es que el uso del término 'guerra' , en referencia a Ucrania, ha sido tipificado como delito en Rusia . Censura inaceptableDonde Oschmann decía «Como hemos visto, no es la pandemia lo que está cambiando por completo nuestras vidas, sino la guerra de Putin contra Ucrania », la frase ha sido por completo eliminada. Por todo ello, la prensa alemana acusa a Oschmann y a la editorial Ullstein de haber « aceptado intervenciones de censura completamente inaceptables» y de «someterse a la política lingüística del Kremlin», por lo que está «traicionando los principios básicos de la libertad de expresión y los derechos humanos». «Usted se está convirtiendo en cómplice de la política histórica rusa, de la política cotidiana rusa y de la guerra de agresión rusa contra Ucrania», le ha reprochado Kowalczuk a Oschmann.El autor le ha respondido que la traducción ha hecho que se sienta «incómodo» y molesto por esa forma de revisionismo histórico , y ha declarado a 'Sächsische Zeitung': «Lamento mucho que se haya distorsionado de tal manera el significado de mi libro». «Supuse que podía confiar en mi editor. Mis conocimientos de ruso son sólo rudimentarios», ha desviado responsabilidades, alegando que no pudo comprobar la traducción «frase por frase». La empresa editora aduce por su parte que no firmó ninguna modificación del texto con el socio contractual ruso y que la otra parte no sugirió ningún cambio. «Como se incumplió la obligación contractual, se cancelará la licencia con Azbooka-Atticus y se prohibirá la distribución posterior de la edición rusa», ha sido la reacción de Ullstein al escándalo.
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