En la catástrofe de Valencia: El abrazo y la mirada del Rey

[Reuben_Lueilwitz]

La desmesura de las riadas de Valencia, la enormidad de sus consecuencias en la vida de tantísimos ciudadanos españoles, las cada día más evidentes torpezas, incapacidades y ausencia de coordinación en las respuestas por parte de los responsables públicos… Todas ellas son circunstancias que llevan a pensar: ¿Es España un estado moderno? ¿Tenemos en España mecanismos institucionales y administraciones capacitadas para dar respuestas solidarias, rápidas y eficaces a los problemas de los ciudadanos, por muy catastróficos que sean; y por muy rápidamente que se presenten; y por más o menos previsibles y anunciados que sean? La respuesta a estas interrogantes parece muy negativa, a estas alturas del relato, ya sea por parte de la sociedad, ya sea por parte de los medios de comunicación. Han existido errores y faltas de coordinación por parte de las autoridades responsables a distintos niveles; ha habido intentos de echarle la culpa al vecino; y se ha producido algún que otro intento de «huida del escenario del crimen» por parte del máximo representante ejecutivo de España. Las primeras impresiones sobre la gestión de la crisis no pueden ser más negativas. No obstante, creo que han de hacerse tres salvedades: Primera: La capacitación y compromiso de los efectivos de salvamento actuantes, que desde el momento en que tuvieron órdenes de actuación comenzaron a realizar sus trabajos con toda voluntad y dedicación. Segunda: el espíritu ciudadano de la población española, que desde todas las esquinas de España, con masas ingentes de jóvenes y con todos los medios a su disposición han batallado para disminuir los efectos de la catástrofe y para allegar recursos económicos, poniendo en marcha iniciativas de todo tipo a partir de los primeros momentos. Y Tercera y muy importante: el papel de la Corona —el Rey Felipe VI y la Reina Leticia— que aguantaron a pie firme en medio de una multitud crispada —«Es que tienen razón», llegó a decir la Reina—, consiguiendo así rebajar la enormísima tensión ambiental.Para terminar: Me quedo con una imagen: la fotografía publicada en portada del ABC de Sevilla el lunes 4 de noviembre en la que el rey abraza —desde su estatura física superior— a un joven que ha perdido a su familia… Fíjense bien en la foto: el Rey abraza al joven por la cintura, con su brazo derecho, y con el brazo izquierdo le atrae la cabeza para apoyarla en su propio hombro… Un abrazo total, integral… Y ese abrazo total, símbolo máximo de afecto y de integración de sentimientos, se acompaña de una mirada al horizonte, al futuro, con los ojos brillantes de lágrimas y de voluntad de compromiso con su Patria y con su propio destino. SOBRE EL AUTOR José Rodríguez de la borbolla Expresidente de la Junta de Andalucía

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