Maximillia_Watsica
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Hace un mes, de repente, dejé de tener metas y lugares a los que ir. Recibí una llamada de la Comunidad de Madrid y, acto seguido dejé de ir al trabajo, abandoné el gimnasio y cancelé unas vacaciones que tenía planeadas con mi marido. Por no ir, ya no voy ni a los bares. Hace un mes una funcionaria me informó de que iba a ser padre (la adopción es un proyecto ilusionante, pero también un trámite administrativo) y, desde entonces, no tengo más meta que la que sostengo entre los brazos. Tampoco hay ningún otro lugar en el que quiera estar más que en este. Por eso, relleno los días ociosos con paseos sin rumbo, parapetado tras un carrito. Creo que no había andado tanto desde que empecé a correr (nunca fui un runner especialmente rápido).
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