Ella no volverá a casa | Opinión de Teresa Viejo

Registrado
27 Sep 2024
Mensajes
67
una-chica-de-espalda-en-la-playa.jpeg

No sé cuántos artículos y programas habré ideado en torno al Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres tratando de encontrar motivos para la esperanza, deseando que el balance de cifras deje de ser un escalofriante número para convertirse en un dato residual, pero llega noviembre y la desazón es siempre la misma. Año tras año, el calendario pone foco sobre un mal que el paso del tiempo no aminora y vuelve a la primera línea del debate público, una lacra que querríamos olvidar, pero mejor hablar de ella que no hacerlo. Mejor señalar al maltratador que eludir su nombre. Mejor gritar la rabia que llorar una muerte.

Aun así, quienes llevamos tiempo prestando nuestra voz a las mujeres que sufren violencia, podemos caer en la tentación de valorar si merece la pena volver a escribir un nuevo artículo sobre ella. Hoy pensaba hablar sobre el vídeo de Posteguillo en el Senado porque un país que escucha a uno de sus escritores más reconocidos narrar sin levantar la voz lo inaceptable, el olvido y menosprecio al pueblo valenciano, y lo hace sin inmutarse mientras postea sobre fútbol o televisión, es un país con más de una tara. Pero apenas empiezo a escribir leo una noticia que revienta todo. Una niña de quince años muere, presuntamente, asesinada por un chaval de diecisiete. Degollada. Ya no te preguntas si tiene sentido y empiezas a aporrear el teclado, estremecida.

Ya no te preguntas si tiene sentido y empiezas a aporrear el teclado, estremecida.​


Que la violencia contra las mujeres no entienda de edades obliga a preguntarnos en qué nos estamos equivocando. Dónde una sociedad que alumbra proyectos de hombres que someten a las niñas a su antojo y, cuando se frustran sus expectativas, reaccionan con agresividad. La violencia no surge de la nada, se alimenta de una sociedad permeable con actitudes tóxicas en un contexto educativo que, en ocasiones, no detecta las señales a tiempo. Leo en algún titular que la niña "fue atacada por su expareja" y me digo que empezamos mal porque a los quince años no se tiene una "pareja", tan solo se tontea porque se carece de madurez para construir lo que implica una relación. Quizá se trate de eso, del enorme disfraz al que alentamos a los adolescentes desde que son niños: a creer que el despertar sexual es lo que muestra la pornografía que consumen como snacks, a suponer que amar es controlar, la entrega, sumisión… que la vida es un vídeo de tiktok. Una gran mentira que se traba a su alrededor cuando la mayoría no diferencia entre el afecto sano y la dependencia emocional.

A los quince años no se tiene una "pareja", tan solo se tontea porque se carece de madurez​


El crimen de Orihuela refleja nuestras sombras colectivas. Un monstruoso espejo roto donde el machismo, arraigado como la peor hierba, distorsiona la idea del primer amor. Sí, nos gusta pensar que a los quince años somos un hatillo de ilusiones y esperanzas, pero olvidamos que también esa edad es el terreno donde prenden las semillas que sembramos. Es urgente que familias, escuelas y comunidades trabajen juntas para educar en igualdad y respeto, que enseñemos a los jóvenes a identificar relaciones tóxicas y a desarrollar habilidades para resolver conflictos sin recurrir a la violencia.

Un monstruoso espejo roto donde el machismo, arraigado como la peor hierba​


Que inculquemos el valor de la empatía, la apertura de la curiosidad genuina para comprender que los demás no van a pensar como nosotros, que son libres de decidir seguir o no a nuestro lado, libres de sentir y elegir, y que el consentimiento rige cualquier relación. Lo contrario, implica seguir siendo cómplices silenciosos del machismo que alimenta tragedias como esta.

Escribo hoy de lo que no quiero escribir. Un territorio incómodo y desolador donde toca asumir
que no hemos hecho lo suficiente. Pedimos leyes y recursos para que se cumplan, pero cuesta distinguir en la práctica los valores que deben sustentar nuestra sociedad: el respeto y la igualdad se vuelven palabras huecas que no permean como debieran. Mientras lloramos a una niña que no debería de haber muerto. Y señalamos a un niño que no debería de ser un asesino.

¿Quieres recibir gratis todos los jueves en tu correo los mejores contenidos de belleza, moda y estilo de vida? Apúntate a nuestra Newsletter.

 

Miembros conectados

No hay miembros conectados.
Atrás
Arriba