johnston.gregoria
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Estudios enmohecidos e improvisados en trasteros de las casas de Mbare, una de las barriadas más pobres y pobladas de Harare, la capital de Zimbabue, han sido los testigos del nacimiento del zimdancehall. Este género musical, influenciado por el dancehall jamaicano y el reggae, se ha convertido en apenas dos décadas en el tipo de música contemporánea más popular del país, un estilo que engancha a seguidores, en su mayoría jóvenes, dentro de Zimbabue y entre la diáspora en Europa y Norteamérica, asegura Charles Nota, un experto musical zimbabuense. “En Mbare surgieron de la noche a la mañana músicos y productores que se convirtieron en celebridades instantáneas y adquirieron algo de riqueza, pero que nunca abandonaron su barrio. Como ellos mismos suelen decir: ‘nos quedamos con el pueblo’, explica el experto.
Mbare, situada al sureste de la capital, es una de las barriadas peor mantenidas de Harare. “Faltan cosas esenciales como las aceras o el agua del grifo”, señala Tatenda Maponga, antiguo concejal del suburbio en el que se calcula que viven unas 800.000 personas. Sin embargo, el estigma que pesaba sobre el barrio ha sido parcialmente borrado tras la aparición del zimdancehall, que arrasa en bodas, clubes nocturnos, escuelas e incluso en actos corporativos. Hoy, Mbare “se ha ganado algo de respeto como el lugar de origen de los ritmos dancehall”, explica Maponga, aunque la discusión sobre quién creó este estilo musical es un debate que continúa abierto en el país.
Para los músicos de Mbare, el zimdancehall puede constituir una vía de escape de la pobreza. “He vivido en Mbare toda mi vida. Fui el primero en comprarme un coche y en actuar en televisión, todo gracias al zimdancehall”, cuenta Dr Riddim, uno de los artistas famosos de la barriada.
Njabulo Guta, secretario del Foro de Músicos de Mbare, una red informal, calcula que hay unos 2.100 músicos informales que producen música zimdancehall en los trasteros de las viviendas con micrófonos rescatados de casas de empeño, y ordenadores, mesas de mezclas y teclados de segunda mano. “Es toda una economía sumergida que ha irrumpido con fuerza. Son cantantes, compositores, coreógrafos, bailarines, videógrafos, pinchadiscos, productores, o promotores. Todos sin formación musical formal, pero con pasión y talento para cantar en cualquier sitio, desde apartamentos infestados de ratas hasta en homenajes a madres solteras”, señala.
De media, una canción modesta permite ganar al músico de zimdancehall 12.850 euros al año en actuaciones en directo por toda la ciudad y el país, alega el productor y excompositor Senior Musareketa. Un tema de gran éxito, calcula, puede llegar a reportar 34.000 euros al año a un artista muy popular. “El zimdancehall ha cambiado la vida de los músicos, sus familias y en general, del municipio de Mbare”, dice, mientras reproduce un tema de música animada en un móvil Samsung.
Sin embargo, en los últimos años el zimdancehall se ha visto manchado por las denuncias que vinculan a algunos de su cantantes y productores más populares con miembros del Gobierno del país, presidido por Emmerson Mnangagwa, que fue reelegido en 2023 en unos comicios celebrados en un “clima de miedo y “llenos de irregularidades”, según denunciaron las misiones internacionales de observación electoral. De acuerdo con estas acusaciones, el Ejecutivo de Zimbabue ha empezado a captar influyentes estrellas del género para que canten en sus mítines. “Los productores y músicos que ahora rapean para el Gobierno trabajan por una recompensa. Antes me gustaba su música, pero ahora los veo como bailarinas del vientre de un régimen sucio. Me niego a asistir a sus espectáculos y a comprar sus canciones”, afirma Jarden Mhaka, estudiante universitario de 22 años, residente en Mbare y fanático del género musical.
Uno de los casos más mediáticos ha sido el de Arnold Kamudyariwa, conocido como DJ Fantan, uno de los mejores productores de zimdancehall, detenido en enero de 2021 y condenado a seis meses de cárcel por desafiar las normas de la covid y montar una abarrotada sesión de improvisación con músicos callejeros. El joven debería haber cumplido su condena en una de las cárceles de Zimbabue, pero fue puesto rápidamente en libertad tras pagar una pequeña multa. Tan solo un mes después, en febrero, posó junto a los hijos gemelos del presidente de Mnangagwa en el palacio presidencial, según informaron los medios locales. Desde entonces, ha actuado en algunos mítines del partido gobernante, La Unión Nacional Africana de Zimbabue–Frente Patriótico (ZANU-PF, por sus siglas en inglés), que gobierna Zimbabue desde hace 40 años. En febrero de este año, Wicknell Chivhayo, conocido por financiar al partido gobernante, le dio las gracias públicamente a través de Facebook por “apoyar al ZANU-PF en los mítines durante el periodo electoral”. El agradecimiento fue acompañado de un Mercedes Benz, según reveló el propio Chivhayo, que publicó las fotos del coche en la red social.
“No es de extrañar que, en las elecciones presidenciales de 2023, el partido en el poder recuperara el municipio de Mbare, bastión de la oposición política a lo largo de los últimos 20 años, gracias a una tensa campaña, a la coacción de los agentes callejeros del partido y al respaldo de los músicos de dancehall de la barriada”, señala el exconcejal Maponga.
“Es una apropiación musical y una desvergüenza”, continúa Maponga sobre la cooptación del zimdancehall. “Si los jóvenes músicos de zimdancehall se resisten al partido en el poder, es posible que acaben en la cárcel por cargos sin fundamento, les prohíban actuar en programas de radio o tengan que vivir sin ninguna protección en un suburbio en el que las milicias del partido en el poder son las encargadas de imponer el orden y decidir las oportunidades”, sentencia.
Israel Fiyo, un prometedor cantante y bailarín de zimdancehall, coincide en que el propio éxito de este estilo musical se ha convertido en el origen de amargas divisiones incluso dentro de las filas de los músicos. “El Gobierno no puede comprarnos a todos con Mercedes Benz”, afirma. Al fin y al cabo, coincide Maponga, “algunos de nosotros queremos expresar las auténticas injusticias a las que se enfrentan los habitantes de Mbare”. Y se pregunta: “¿Cómo pueden dormir con la conciencia tranquila esos artistas de zimdancehall cooptados, que componen canciones para alabar a un Gobierno que, en 40 años, jamás ha pintado Matapi Flats, el distrito más famoso de Mbare?”.
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Mbare, situada al sureste de la capital, es una de las barriadas peor mantenidas de Harare. “Faltan cosas esenciales como las aceras o el agua del grifo”, señala Tatenda Maponga, antiguo concejal del suburbio en el que se calcula que viven unas 800.000 personas. Sin embargo, el estigma que pesaba sobre el barrio ha sido parcialmente borrado tras la aparición del zimdancehall, que arrasa en bodas, clubes nocturnos, escuelas e incluso en actos corporativos. Hoy, Mbare “se ha ganado algo de respeto como el lugar de origen de los ritmos dancehall”, explica Maponga, aunque la discusión sobre quién creó este estilo musical es un debate que continúa abierto en el país.
Para los músicos de Mbare, el zimdancehall puede constituir una vía de escape de la pobreza. “He vivido en Mbare toda mi vida. Fui el primero en comprarme un coche y en actuar en televisión, todo gracias al zimdancehall”, cuenta Dr Riddim, uno de los artistas famosos de la barriada.
Es toda una economía sumergida que ha irrumpido con fuerza. Todos sin formación musical formal, pero con pasión y talento para cantar en cualquier sitio
Njabulo Guta, secretario del Foro de Músicos de Mbare
Njabulo Guta, secretario del Foro de Músicos de Mbare, una red informal, calcula que hay unos 2.100 músicos informales que producen música zimdancehall en los trasteros de las viviendas con micrófonos rescatados de casas de empeño, y ordenadores, mesas de mezclas y teclados de segunda mano. “Es toda una economía sumergida que ha irrumpido con fuerza. Son cantantes, compositores, coreógrafos, bailarines, videógrafos, pinchadiscos, productores, o promotores. Todos sin formación musical formal, pero con pasión y talento para cantar en cualquier sitio, desde apartamentos infestados de ratas hasta en homenajes a madres solteras”, señala.
De media, una canción modesta permite ganar al músico de zimdancehall 12.850 euros al año en actuaciones en directo por toda la ciudad y el país, alega el productor y excompositor Senior Musareketa. Un tema de gran éxito, calcula, puede llegar a reportar 34.000 euros al año a un artista muy popular. “El zimdancehall ha cambiado la vida de los músicos, sus familias y en general, del municipio de Mbare”, dice, mientras reproduce un tema de música animada en un móvil Samsung.
¿Música al servicio del Gobierno?
Sin embargo, en los últimos años el zimdancehall se ha visto manchado por las denuncias que vinculan a algunos de su cantantes y productores más populares con miembros del Gobierno del país, presidido por Emmerson Mnangagwa, que fue reelegido en 2023 en unos comicios celebrados en un “clima de miedo y “llenos de irregularidades”, según denunciaron las misiones internacionales de observación electoral. De acuerdo con estas acusaciones, el Ejecutivo de Zimbabue ha empezado a captar influyentes estrellas del género para que canten en sus mítines. “Los productores y músicos que ahora rapean para el Gobierno trabajan por una recompensa. Antes me gustaba su música, pero ahora los veo como bailarinas del vientre de un régimen sucio. Me niego a asistir a sus espectáculos y a comprar sus canciones”, afirma Jarden Mhaka, estudiante universitario de 22 años, residente en Mbare y fanático del género musical.
Uno de los casos más mediáticos ha sido el de Arnold Kamudyariwa, conocido como DJ Fantan, uno de los mejores productores de zimdancehall, detenido en enero de 2021 y condenado a seis meses de cárcel por desafiar las normas de la covid y montar una abarrotada sesión de improvisación con músicos callejeros. El joven debería haber cumplido su condena en una de las cárceles de Zimbabue, pero fue puesto rápidamente en libertad tras pagar una pequeña multa. Tan solo un mes después, en febrero, posó junto a los hijos gemelos del presidente de Mnangagwa en el palacio presidencial, según informaron los medios locales. Desde entonces, ha actuado en algunos mítines del partido gobernante, La Unión Nacional Africana de Zimbabue–Frente Patriótico (ZANU-PF, por sus siglas en inglés), que gobierna Zimbabue desde hace 40 años. En febrero de este año, Wicknell Chivhayo, conocido por financiar al partido gobernante, le dio las gracias públicamente a través de Facebook por “apoyar al ZANU-PF en los mítines durante el periodo electoral”. El agradecimiento fue acompañado de un Mercedes Benz, según reveló el propio Chivhayo, que publicó las fotos del coche en la red social.
Si los jóvenes músicos de ‘zimdancehall’ se resisten al partido en el poder, es posible que acaben en la cárcel
Exconcejal Maponga
“No es de extrañar que, en las elecciones presidenciales de 2023, el partido en el poder recuperara el municipio de Mbare, bastión de la oposición política a lo largo de los últimos 20 años, gracias a una tensa campaña, a la coacción de los agentes callejeros del partido y al respaldo de los músicos de dancehall de la barriada”, señala el exconcejal Maponga.
“Es una apropiación musical y una desvergüenza”, continúa Maponga sobre la cooptación del zimdancehall. “Si los jóvenes músicos de zimdancehall se resisten al partido en el poder, es posible que acaben en la cárcel por cargos sin fundamento, les prohíban actuar en programas de radio o tengan que vivir sin ninguna protección en un suburbio en el que las milicias del partido en el poder son las encargadas de imponer el orden y decidir las oportunidades”, sentencia.
Israel Fiyo, un prometedor cantante y bailarín de zimdancehall, coincide en que el propio éxito de este estilo musical se ha convertido en el origen de amargas divisiones incluso dentro de las filas de los músicos. “El Gobierno no puede comprarnos a todos con Mercedes Benz”, afirma. Al fin y al cabo, coincide Maponga, “algunos de nosotros queremos expresar las auténticas injusticias a las que se enfrentan los habitantes de Mbare”. Y se pregunta: “¿Cómo pueden dormir con la conciencia tranquila esos artistas de zimdancehall cooptados, que componen canciones para alabar a un Gobierno que, en 40 años, jamás ha pintado Matapi Flats, el distrito más famoso de Mbare?”.
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El ‘zimdancehall’, la música que ha reavivado una de las barriadas más desfavorecidas de Zimbabue
El éxito del género ha creado a su vez grandes divisiones: algunos de los artistas han comenzado a actuar en mítines del partido en el Gobierno, al frente del país desde hace 40 años
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