El deporte valenciano se quedó congelado el ya tristemente famoso 30 de octubre, el día que la riada arrasó numerosos municipios de la provincia en una catástrofe que ya todo el mundo conoce. El deporte, en teoría un motivo de celebración, una fiesta, dejó de tener sentido cuando la población buscaba a los desaparecidos debajo de los coches tirados por todas partes y los muertos se contaban de cinco en cinco. Los equipos profesionales, fundamentalmente de la capital, pidieron el aplazamiento de sus siguientes partidos. No rodaron más balones desde entonces. Hasta este miércoles, cuando el Valencia Basket no ha podido posponer su partido de la Eurocup en Salónica (Grecia) y se ha convertido en el primer equipo que vuelve a la acción desde la dana.
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