Simeon_Braun
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La queja oficial presentada por tres jóvenes latinoamericanas ante las autoridades egipcias por presunto fraude y explotación laboral en el proyecto español del visir Amen-hotep Huy, que dirigen Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman, ha animado a otros integrantes de campañas anteriores defraudados a alzar la voz. «Creo que todas las personas que estuvimos en ese proyecto estábamos esperando algo así desde hace mucho tiempo», relata a ABC la antropóloga colombiana Danna Munevar, que participó en la fallida campaña de «excavación» de 2021. Solo de ese año, varias personas se han puesto en contacto con este periódico para compartir su experiencia, que la mayoría define como de «tristeza e impotencia» ante lo que consideran «una estafa». «Lo peor no fue la incomodidad, ni las mentiras, ni siquiera el desprecio. Lo peor fue cómo jugaron con nuestra ilusión. Para quienes amamos la historia, Egipto es un sueño y ellos lo explotaron, lo retorcieron dejando a cambio solo desilusión», cuenta otra participante que prefiere mantener el anonimato.Los ilusionados arqueólogos pagaron entonces 1.950 euros, más vuelos, seguro, visado y manutención (este año ascendió a 2.100 euros), por participar por primera vez en esa 'Field School' o 'Escuela de campo' que anunciaba el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto (por entonces aún no era fundación). «Resulta raro que te llamen becario cuando realmente estás pagando por trabajar, pero al final pudieron más las ganas de ir a Egipto», admite una tercera integrante. Los relatos de los participantes coinciden en el primer punto que les extrañó: tras un primer pago de 650 euros por transferencia, a través de un mensaje a un grupo de Whatsapp se les exigió que cada nuevo miembro llevase a Luxor el resto del dinero en metálico. Aseguran que no se les dio recibo alguno y quien trató cordialmente de que se les firmara algún tipo de documento se topó con una intimidante negativa. Antes de llegar a Egipto les hicieron llegar lo que una de ellas llama «peticiones extrañas», que en unos casos fueron almohadas, insecticidas o productos de limpieza (al parecer, por las condiciones higiénicas de la casa) y en otros, whisky o chocolates. «Recordad que debéis traer algo de licor comprado en el Duty. Dos botellas por persona que después nos tomaremos todos juntos», se lee en uno de los correos enviados por Bedman a los participantes de la campaña de 2016. «Licores que se quedaban ellos en su casa», recuerdan varios exmiembros del proyecto de diferentes años.Vivienda insalubreUna vez asentados en una vivienda que todos describen como insalubre, sus quejas coinciden en que el desayuno prometido en el yacimiento nunca les fue administrado, el agua que les proporcionaban en el mismo era escasa o inexistente, tuvieron que aportar sus propios ordenadores o mascarillas y no desempeñaron las prácticas prometidas. «Todo lo que supuestamente teníamos incluido en el precio era falso», dicen. Eso se sumó a un trato personal «pésimo», con insultos y vejaciones que, por ejemplo, Munevar cuenta que sufrió por su tono de piel, su peso o su origen latino. Indican además que no tenían contacto con otras misiones españolas en Egipto y se sentían vigilados. Varias participantes de la campaña de 2021 afirman que estuvieron «prácticamente encerradas en la casa» y se les prohibieron las salidas culturales a monumentos en su tiempo libre por supuestos motivos de seguridad. En cambio, dicen que se les cobró en una de las dos únicas excursiones que hicieron para que les acompañase un policía, que no apareció y permitieron que viajaran solos. Siempre según su relato, hace tres años tampoco se llegó a excavar en la necrópolis tebana de Asasif, porque, al igual que en la reciente campaña, la tumba permaneció cerrada por falta de permisos que nunca llegaron. Se dedicaron a hacer otros trabajos de documentación y catalogación. Munevar cuenta que fue encargada de hacer inventario de las momias, que estaban en una cueva, «sin ningún tipo de protección, unas contra otras, amontonadas en el suelo, tiradas ahí». En una ocasión, dice que «tuvieron que esconder las momias» en otra cueva para que los inspectores no vieran cómo se almacenaban.'Mala praxis'La 'mala praxis' era «más que evidente», a juicio de otra integrante del grupo. Según describe, los materiales arqueológicos que se habían ido acumulando de campañas atrás esperaban en una de las tumbas secundarias usada como almacén a ser catalogados y multitud de cerámicas se amontonaban en fragmentos a la intemperie. «Aprendí lo que no hay que hacer como arqueólogo», señala otro testimonio de años anteriores, que considera que Valentín y Bedman carecen de metodología arqueológica. «Son cazatesoros, van buscando la foto con el Ministerio de Antigüedades, el bombazo informativo». Y añade: «Se han tirado cerámicas ptolemaicas a la basura porque no eran bonitas». En su año sí que tuvieron permisos para excavar y recuerda que «se encontró un panel de abejas, que podría haber proporcionado información histórica sobre el paleoclima, pero Teresa le dio un pisotón. Fue bastante impactante». «Te prometen la experiencia de tu vida, piensas que va a ser un salto en tu vida laboral y en realidad vas allí a cargar piedras», resume este participante español que, a pesar de los años transcurridos, habla desde el anonimato, aunque aporta su identidad a ABC, como el resto de los consultados. «Estas chicas que han presentado la queja han sido muy valientes porque hay mucha gente que por miedo no ha dicho nada», asegura.El caso de los 'valentines de luxor' estandar Si 'Valentines de Luxor' La carta «abusiva» que hicieron firmar a las jóvenes de la misión arqueológica española en Egipto Mónica Arrizabalaga estandar Si Falsos arqueólogos españoles Los 'Valentines de Luxor': el presunto fraude se remonta a una denuncia de 2011 Mónica ArrizabalagaEl temor a posibles consecuencias en su trayectoria profesional aconseja a este y otros arqueólogos, antropólogos o restauradores a callar, a no dar su nombre y esconder ese diploma y certificado de 300 horas de prácticas que afirman ni siquiera les llegó por correo de forma personalizada. «Está supuestamente firmado por el director, pero al ser firma digital no tiene validez alguna de cara a convocatorias de oposiciones, becas, según la abogada que llevó mi caso después de haber puesto una denuncia en Consumo», afirma otra de las consultadas.Teresa Bedman y Francisco Martín Valentín, en una imagen de archivo ABC Teresa Bedman, en un mensaje de Whatsapp «Vamos a denunciar el acoso al que nos están sometiendo» ABC ha tratado, hasta el momento sin éxito, de que Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman dieran su versión de los hechos en este periódico. En un mensaje de Whatsapp de Bedman dirigido a miembros de la campaña, que circula entre los egiptólogos, la codirectora del proyecto Visir Amen-Hotep Huy afirma que en la queja presentada en su contra «se nos difama». Sostiene que «lo que de verdad ha ocurrido, y hay testigos», es que, al o tener los permisos «que estamos esperando de un día para otro», han estado «haciendo trabajo de gabinete: hemos estado dibujando, haciendo una estadística de momias, fichas de momias, investigando la cerámica y otros objetos que han aparecido en las campañas de 2022 y 2023. Pero la idea de ellas debía ser otra, como unas vacaciones a costa de la Fundación». En el escrito, culpa a una antigua integrante del proyecto de haber orquestado la queja para «hacer daño y que nos paren el proyecto» con el fin de «quedarse ella con él» y la tacha de «bicho» y «manipuladora». Anuncian que van a enviar otra denuncia a las autoridades egipcias «para que sepan el acoso al que nos están sometiendo» y piden firmas.A Danna Munevar, como a Daniella Betancourt o a Vianey Durán, dos de las jóvenes que han presentado la queja formal, no les importa dar la cara. En su día, la primera calló y trató de olvidar, pero ahora cree que es el momento de reaccionar para que a otras personas no les vuelva a ocurrir y su sueño no acabe convertido en una pesadilla. «Por suerte el sitio era único y los compañeros todavía más y gracias a ello pudimos disfrutar de parte de la experiencia. Finalmente, nuestro mes en Luxor terminó y como llegamos nos fuimos: solos y con un dinero invertido que no sabemos realmente dónde terminó», afirma una de sus compañeras de 2021.
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