Annamarie_Schuster
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A finales del neolítico, alrededor del año 3100 a.C., los hombres primitivos construyeron lo que se convertiría en uno de los monumentos más emblemáticos del planeta. Cerca de la localidad inglesa de Amesbury, el imponente círculo de piedra de Stonehenge maravilla a todos sus visitantes, envuelto en un aura de misterio y lleno de enigmas que todavía no se han podido resolver.
Aunque esta obra megalítica acapara una gran fama mundial, existen creaciones similares que son incluso más antiguas. Así, a más de 1.400 kilómetros de distancia y 3.000 años antes, en lo que ahora sería la freguesia portuguesa de Nossa Senhora de Guadalupe, en el municipio de Évora, nos encontraremos con el espectacular Crómlech de los Almendros.
El Crómlech de los Almendros
El Crómlech de los Almendros o Cromeleque dos Almedres, en portugués, es un impresionante conjunto de menhires, es decir, piedras alargadas colocadas en el suelo en vertical. En total, lo forman 95 monolitos dispuestos en dos círculos concéntricos, y algunos de ellos presentan inscripciones esquemáticas y geométricas. A ello se suma otro menhir aislado que alcanza los 4 metros de altura.
Las primeras piedras se colocaron alrededor del año 6000 a. C. y el lugar estuvo en uso hasta el 1800 a. C., aproximadamente. "Estudios recientes han comprobado que muchos de los monolitos se encuentran en su posición original, datando el conjunto del período entre el Neolítico y el Calcolítico", explican desde Turismo de Portugal. Además, en su momento de más apogeo, contaba con más de un centenar de menhires.
El mayor conjunto de menhires de la península ibérica
Ubicado en una suave colina y rodeado de vegetación, el Crómlech de los Almendros fue descubierto en 1964 por el investigador Henrique Leonor Pina, convirtiéndose así en el mayor conjunto de menhires de la península ibérica, y uno de los más importantes del mundo. Además, en 2025 fue nombrado Monumento Nacional.
Este monumento neolítico todavía sigue siendo un misterio para los arqueólogos. Aunque no se conoce con seguridad cuál era su función, la forma fálica de algunos de los menhires nos da la pista de que tenían alguna relación con la agricultura y la ganadería, un culto a la fertilización de la tierra. De hecho, algunos de los relieves que presentan en su superficie tienen forma de bastón de pastor.
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