Jakob_Mraz
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Soy una taza, una tetera, una cuchara y un cucharón... Esa es una de las canciones que suena en muchos hogares con niños. Y, una vez que has escuchado los primeros acordes, ya no puedes dejar de repetirla. Los artífices de esa música y letra tan pegadizas son el grupo musical CantaJuego, un proyecto que nació hace dos décadas de la mano del productor musical Pedro Zaidman cuando llegó a España desde Argentina y vio la necesidad de que mayores y pequeños estuvieran más unidos a través de la música. Desde entonces no han parado de crear hits infantiles. Como destaca Alicia Puente, madre de dos niños de 3 y 10 años, y experta en productos infantiles y responsable de marketing de la web Mamá tiene un plan: “¿Qué grupo infantil aguanta 20 años y sigue llenando teatros como el Lope de Vega en Madrid?”. La banda celebra su aniversario redondo con el espectáculo CantaJuego 20 años – El Musical Familiar. Las funciones tendrán lugar hasta el domingo 29 de diciembre en el mencionado teatro de la capital.
El secreto de su éxito, apunta Puente, puede estar en las repeticiones, las coreografías, las melodías suaves de las nanas o introducir ritmos más bailables que conecten con el menor. Pero uno de los principales factores es haber utilizado canciones populares como El auto de papá de Los Payasos de la Tele o Canción de tomar el té de María Elena Walsh, que despiertan la nostalgia de los adultos y se lo quieren transmitir a sus hijos: “Si les pones a los niños La Mané, la canción de los años ochenta de Ernesto Tecglen, no les gusta, pero oyen la de CantaJuego y se enganchan”, explica.
Esa conexión familiar ha sido esencial para que muchos menores que hoy son adultos recuerden esos temas populares, aunque las modas musicales cambien. Víctor R. Alfaro, periodista musical y director del programa de radio infantil Diverclub, en Sol Radio (Madrid), señala que hace unos años muchos de sus oyentes pedían las canciones de CantaJuego en la emisora, pero ya no lo hacen tanto: “Ahora los padres les ponen los últimos éxitos de reguetón, de Shakira o lo que suena en TikTok, y eso es lo que piden”. Pero el periodista, padre de dos niños de 9 y 11 años, recuerda que durante los años 2000 no había grupos para los más pequeños y que CantaJuego llegó y pusieron en primer plano a la infancia.
Pedro Zaidman dio vida al proyecto cuando comenzó a trabajar como profesor de Música en una escuela infantil, al instalarse en España. Allí, explica a través de una conversación telefónica a EL PAÍS, comprobó el estímulo diario de los maestros con sus alumnos y como padre quiso disfrutar de eso mismo con sus hijos en casa. Y el grupo comenzó, en el año 2004, componiendo, grabando canciones y vídeos musicales de manera casera, hasta que en el año 2007 Sony les fichó. En la actualidad es una empresa familiar —su nuera y su hijo también forman parte de ella— y la banda cuenta con seis miembros esenciales sobre el escenario, cinco espectáculos con los que giran por España y Latinoamérica, 14 DVD musicales y tienen más de 11 millones de suscriptores en YouTube.
Ese amor hacia la primera etapa de los niños, la comprendida entre los cero y seis años, es lo que quiso transmitir Zaidman desde el principio. “Hemos invertido mucho esfuerzo, trabajo y amor a los niños. Siempre pensando en la huella que queríamos dejar: formar buenas personas, que aprendan a empatizar con los demás, a entender las diferencias y a conectar con el mundo”. Durante estos 20 años, CantaJuego ha interpretado canciones populares y ha creado nuevos temas que, incluso, les llevó a estar nominados a los premios Latin Grammy en 2018. Zaidman también asegura que nunca crearon las letras y melodías con un fin pedagógico o psicológico, aunque tengan asesores. “Pero lo cierto es que muchos usan nuestras canciones a nivel educativo”, añade.
María José Sánchez, pedagoga del Lenguaje y la Educación Musical, doctora en Humanidades, Arte y Educación y profesora de Didáctica de la Expresión Musical en la Universidad de Castilla-La Mancha, asegura que los estribillos y las repeticiones de las canciones de los CantaJuego ayudan a ejercitar y estimular la memoria a corto y largo plazo. Resalta que ha utilizado algunos temas con sus alumnos de Magisterio de Educación Infantil y que siempre son un éxito porque “también ayudan a desarrollar habilidades motoras y de coordinación al utilizar la percusión corporal, así como a familiarizarse con el ritmo y la sincronización con la música y el movimiento”. Sin olvidar, continúa, “los beneficios para el desarrollo cognitivo y la estimulación emocional y social”, puntualiza. Puente ha comprobado alguno de sus beneficios con su hijo de 3 años, al que le ha costado hablar: “Tartamudea cuando se pone nervioso y con las canciones consigue hilar frases enteras. Este tipo de melodías y letras donde se repite varias veces el estribillo, con palabras simples y reconocibles para los menores, le ha ayuda mucho y lo que no es capaz de decir hablando lo dice cantando”.
El proyecto tiene un público muy definido, la primera etapa de la infancia. A partir de los seis años, ese tipo de música deja de interesarles porque crecen a nivel madurativo y sus gustos cambian, explica la pedagoga. Por su parte, la experta en productos infantiles añade que los niños conectan con una música de perfil adulto cada vez a una edad más temprana: “Pasan de los CantaJuego a Aitana”. Puente es partidaria de alargar esa conexión con la música infantil más tiempo. “No quita que escuchen otro tipo de música, pero hay familias que les niegan los CantaJuego. Los niños deben escuchar otros estilos y que luego sean ellos los que elijan”, aclara.
Aunque para el público adulto estas melodías que los niños piden una y otra vez pueden llegar a resultar repetitivas, lo cierto es que han conseguido que las familias pasen tiempo juntos. “Si padres e hijos vienen a los espectáculos y bailan las canciones es porque las han oído y visto un millón de veces en casa”, razona Zaidman. “Esto supone que han pasado tiempo juntos”, añade. El productor reconoce que es justo esto lo que les sigue moviendo para continuar creando nuevas canciones, porque siempre quisieron “ser una herramienta de comunicación.” Y si hay padres y madres a los que esta música les pueda volver locos, añade el periodista musical Víctor R. Alfaro, “deben entender que CantaJuego es un producto beneficioso, pensado para menores hasta los 6 años y que a los adultos no tiene por qué gustarles.”
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El secreto de su éxito, apunta Puente, puede estar en las repeticiones, las coreografías, las melodías suaves de las nanas o introducir ritmos más bailables que conecten con el menor. Pero uno de los principales factores es haber utilizado canciones populares como El auto de papá de Los Payasos de la Tele o Canción de tomar el té de María Elena Walsh, que despiertan la nostalgia de los adultos y se lo quieren transmitir a sus hijos: “Si les pones a los niños La Mané, la canción de los años ochenta de Ernesto Tecglen, no les gusta, pero oyen la de CantaJuego y se enganchan”, explica.
Esa conexión familiar ha sido esencial para que muchos menores que hoy son adultos recuerden esos temas populares, aunque las modas musicales cambien. Víctor R. Alfaro, periodista musical y director del programa de radio infantil Diverclub, en Sol Radio (Madrid), señala que hace unos años muchos de sus oyentes pedían las canciones de CantaJuego en la emisora, pero ya no lo hacen tanto: “Ahora los padres les ponen los últimos éxitos de reguetón, de Shakira o lo que suena en TikTok, y eso es lo que piden”. Pero el periodista, padre de dos niños de 9 y 11 años, recuerda que durante los años 2000 no había grupos para los más pequeños y que CantaJuego llegó y pusieron en primer plano a la infancia.
Pedro Zaidman dio vida al proyecto cuando comenzó a trabajar como profesor de Música en una escuela infantil, al instalarse en España. Allí, explica a través de una conversación telefónica a EL PAÍS, comprobó el estímulo diario de los maestros con sus alumnos y como padre quiso disfrutar de eso mismo con sus hijos en casa. Y el grupo comenzó, en el año 2004, componiendo, grabando canciones y vídeos musicales de manera casera, hasta que en el año 2007 Sony les fichó. En la actualidad es una empresa familiar —su nuera y su hijo también forman parte de ella— y la banda cuenta con seis miembros esenciales sobre el escenario, cinco espectáculos con los que giran por España y Latinoamérica, 14 DVD musicales y tienen más de 11 millones de suscriptores en YouTube.
Ese amor hacia la primera etapa de los niños, la comprendida entre los cero y seis años, es lo que quiso transmitir Zaidman desde el principio. “Hemos invertido mucho esfuerzo, trabajo y amor a los niños. Siempre pensando en la huella que queríamos dejar: formar buenas personas, que aprendan a empatizar con los demás, a entender las diferencias y a conectar con el mundo”. Durante estos 20 años, CantaJuego ha interpretado canciones populares y ha creado nuevos temas que, incluso, les llevó a estar nominados a los premios Latin Grammy en 2018. Zaidman también asegura que nunca crearon las letras y melodías con un fin pedagógico o psicológico, aunque tengan asesores. “Pero lo cierto es que muchos usan nuestras canciones a nivel educativo”, añade.
Beneficios para el desarrollo
María José Sánchez, pedagoga del Lenguaje y la Educación Musical, doctora en Humanidades, Arte y Educación y profesora de Didáctica de la Expresión Musical en la Universidad de Castilla-La Mancha, asegura que los estribillos y las repeticiones de las canciones de los CantaJuego ayudan a ejercitar y estimular la memoria a corto y largo plazo. Resalta que ha utilizado algunos temas con sus alumnos de Magisterio de Educación Infantil y que siempre son un éxito porque “también ayudan a desarrollar habilidades motoras y de coordinación al utilizar la percusión corporal, así como a familiarizarse con el ritmo y la sincronización con la música y el movimiento”. Sin olvidar, continúa, “los beneficios para el desarrollo cognitivo y la estimulación emocional y social”, puntualiza. Puente ha comprobado alguno de sus beneficios con su hijo de 3 años, al que le ha costado hablar: “Tartamudea cuando se pone nervioso y con las canciones consigue hilar frases enteras. Este tipo de melodías y letras donde se repite varias veces el estribillo, con palabras simples y reconocibles para los menores, le ha ayuda mucho y lo que no es capaz de decir hablando lo dice cantando”.
El proyecto tiene un público muy definido, la primera etapa de la infancia. A partir de los seis años, ese tipo de música deja de interesarles porque crecen a nivel madurativo y sus gustos cambian, explica la pedagoga. Por su parte, la experta en productos infantiles añade que los niños conectan con una música de perfil adulto cada vez a una edad más temprana: “Pasan de los CantaJuego a Aitana”. Puente es partidaria de alargar esa conexión con la música infantil más tiempo. “No quita que escuchen otro tipo de música, pero hay familias que les niegan los CantaJuego. Los niños deben escuchar otros estilos y que luego sean ellos los que elijan”, aclara.
Aunque para el público adulto estas melodías que los niños piden una y otra vez pueden llegar a resultar repetitivas, lo cierto es que han conseguido que las familias pasen tiempo juntos. “Si padres e hijos vienen a los espectáculos y bailan las canciones es porque las han oído y visto un millón de veces en casa”, razona Zaidman. “Esto supone que han pasado tiempo juntos”, añade. El productor reconoce que es justo esto lo que les sigue moviendo para continuar creando nuevas canciones, porque siempre quisieron “ser una herramienta de comunicación.” Y si hay padres y madres a los que esta música les pueda volver locos, añade el periodista musical Víctor R. Alfaro, “deben entender que CantaJuego es un producto beneficioso, pensado para menores hasta los 6 años y que a los adultos no tiene por qué gustarles.”
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El secreto de que CantaJuego siga enganchando a los niños 20 años después: repeticiones, coreografías y melodías suaves
Este grupo musical consiguió en los 2000 poner a la infancia en el primer plano y, a pesar de que no era su objetivo, sus canciones se usan con una labor pedagógica en las aulas. En la actualidad, su difusión entre los menores está reñida con los éxitos de reguetón o Shakira
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