El regreso de Fernandisco a Los40: cómo salvar la radio musical en la era de Spotify

Dayna_Kshlerin

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Fernandisco ha vuelto a Los 40. Bueno, a Los 40 Classic. La versión madura de la emisora musical de PRISA, que cogió el testigo de M80 Radio en 2018. Entonces, se unificaron las radiofórmulas de PRISA bajo su sello más popular con el propósito de sobrevivir mejor al cambio de consumo.

Desde hace una semana, Fernandisco ya presenta su mañana musical de 11 a 14 horas. Un buen tramo horario que, con su fichaje, puede recuperar la esencia del locutor que no sólo es una voz que pone un listado cerrado de canciones. Sobre todo, es un prescriptor que enseña a escuchar de otra manera la música. Incluso nos descubre canciones. O eso debería ser una buena radiofórmula en la era de tanto impacto audiovisual. Los nombres propios frente al anónimato.

Sin embargo, este objetivo en Los 40 Classic es difícil, pues la selección musical se basa en la conquista de la nostalgia del oyente que sabe lo que se va a encontrar. Las canciones son siempre un puñado de éxitos contrastados de la historia reciente más incrustada en nuestro imaginario colectivo. Eso que llaman clásicos modernos.

Pero, como el nombre de la emisora, Fernandisco también es un clásico de la radiofórmula. Tiene nombre. Tiene personalidad. Tiene autoría. La autoría que perdieron las radios musicales en cadena a partir de los años noventa, cuando se optó por homogeneizar el tono de los presentadores. Se pretendió que la identidad de la emisora debía estar por encima de personalismos, proximidades y localismos. Así fueron desapareciendo las desconexiones locales que se quedaron reducidas los intermedios publicitarios.

Todo empezó a parecer intercambiable. Siempre un repertorio cerrado de canciones comerciales presentadas por voces que incluso son difíciles de distinguir. Y llegaron las plataformas bajo demanda. Con Spotify y rivales, cada persona puede crear su playlist a medida. Sin interrupciones. El cometido de la radiofórmula empieza a dar la sensación de innecesario.

Pero, justo cuando ya ni recordamos aquellos años en los que esperábamos a un programa de radio para encontrarnos con nuestras canciones preferidas, Fernandisco vuelve a los estudios de Los 40 en Gran Vía. Y con mucho sentido. Porque, al igual que en la tele, la autoría es la salvadora de la radio tradicional. Los algoritmos saben replicar aquello que nos gusta, pero no nos descubren himnos que ni siquiera pensamos que nos podrían fascinar.

La radio musical puede recuperar una todopoderosa comunidad de fieles regresando al melómano que contagia su pasión por la música y, además, te abre la curiosidad a nuevos conocimientos. La radio que acompaña tomando el pulso a la actualidad de la cotidianidad y, en este ambiente de empatía de estar hablando al oyente en el mismo minuto que el oyente lo escucha, logra la complicidad que te enseña cultura musical y, a la vez, te escucha con esa calidez de la imperfección del directo que aún no consigue la inteligencia artificial que nos rodea. Hasta cuando ni siquiera la intuimos.

 

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