El PSOE andaluz cierra filas con Pedro Sánchez en el congreso a la espera de las primarias de Espadas

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Los 268 delegados andaluces que representan a la agrupación socialista con más militantes de España acuden al Congreso Federal con un mandato claro de sus agrupaciones: respaldar a la dirección federal que elija Pedro Sánchez para su nueva etapa. Es el único candidato que se ha presentado y por tanto con un liderazgo orgánico más que consolidado. La petición oficial ha sido que se refleje un mensaje de unidad y cohesión, un cierre de filas andaluz, que se va a escenificar en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla. Más allá de que pueda haber más o menos presencia de andaluces en la nueva ejecutiva. Más allá de que se consoliden los actuales representantes como María Jesús Montero, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis o Juan Francisco Serrano o de que se dé la oportunidad a nuevos rostros; t odo está preparado para que no haya grietas ni fisuras en la federación más grande, que representa al 25% del censo. Una necesidad aún más acuciante tras el revés sufrido por el PSOE por la declaración del empresario Víctor de Aldama en el Juzgado. Por eso Ferraz ha optado por mantener un perfil bajo en el debate territorial abierto en torno a la dirección andaluza. Ahora no toca. Corresponde a partir del 2 de diciembre, cuando arranca oficialmente el proceso para las primarias a la secretaria general del PSOE-A y, posteriormente, el Congreso Regional que se tendrá que celebrar antes de que finalice el mes de febrero. Pero el Congreso Federal es un prólogo de enorme importancia. Juan Espadas llega como el único candidato formalmente anunciado. Presidirá la Mesa del Congreso y tendrá una de las intervenciones inaugurales. Como portavoz en el Senado mantiene una interlocución activa con la Ejecutiva y con Pedro Sánchez y su federación ha cumplido además con su misión: transmitir unidad y evitar diferencias con la Ejecutiva Federal como pueda haber en Castilla La Mancha o Asturias. A esto se añade que las andaluzas son las siguientes elecciones formalmente convocadas (además de Castilla y León) . En resumen, todo está preparado para que salga reforzado como el principal rostro de la oposición y de alternativa a Juanma Moreno. En estos momentos Pedro Sánchez (que en ocasiones no es lo mismo que decir Ferraz) no avala ninguna candidatura alternativa a la de Espadas. Pero en el PSOE nadie se atreve a descartar ya los giros de guion de última hora . Y, evidentemente, debate hay. No tanto por el resultado electoral de 2022, que entraba dentro de lo previsible, sino por la evolución electoral posterior, especialmente los comicios de mayo de 2023, y por el temor a que Juanma Moreno consolide al PP en Andalucía con un liderazgo estable y largo como ocurrió en su momento en Madrid o en Valencia. De ahí que se hayan producido movimientos en las últimas semanas que de momento son más una llamada de atención que una alternativa estructurada y cohesionada. Se trata de evidenciar ante Ferraz que hay diferencias internas . Pero son voces dispares, en ocasiones incluso contradictorias entre sí. A veces son sólo movimientos habituales y legítimos para tener protagonismo en la fase previa de los procesos internos. Pero de momento, el escenario es bastante distinto del que propició las igualadas primarias de 2022.El entorno de Susana Díaz, con ex altos cargos como Juan Pablo Durán, aún mantiene las heridas abiertas de las últimas primarias y ha evidenciado su malestar públicamente en repetidas ocasiones. Pero sus apoyos, en términos cuantitativos, distan mucho de los que tuvo la ex presidenta en las primarias de 2021 en las que fue derrotada por Juan Espadas. Y, sobre todo, este entorno no ha demostrado en los últimos años especial sintonía con las otras voces que han surgido en los últimos meses pidiendo cambios. Luis Ángel Hierro está en esta fase previa del proceso como viene ocurriendo prácticamente en todos los congresos socialistas. Pero la primera y quizá la más contundente voz ha sido la del ex portavoz parlamentario Mario Jiménez, actual diputado por Huelva en el Parlamento autonómico, quien se ha hecho un hueco en el debate orgánico como referente de los movimientos críticos en esta fase previa al Congreso Federal y ha evidenciado su criterio contrario a la estrategia de oposición en su conjunto en el Parlamento. Le siguió el único secretario general provincial que ha alzado la voz, Juan Carlos Ruiz Boix, de Cádiz, quien no contaba con el respaldo de su Ejecutiva Provincial. De hecho, sus palabras se pueden interpretar más en clave provincial que regional. Tras el Congreso andaluz vienen los provinciales y hay agrupaciones donde existen crisis de liderazgo y distintas corrientes. Por eso a las palabras de Ruiz Boix respondieron los alcaldes de Rota y Chiclana o la ex presidenta de la Diputación, Irene García. Básicamente, el alcalde de San Roque, ha querido ser el primero en marcar posición propia por lo que pueda llegar a partir del mes de febrero. Lo mismo ocurre por ejemplo en la provincia de Huelva, donde los papeles son a la inversa: la ejecutiva salió en apoyo de Juan, y los críticos a esa dirección provincial en su contra. El respaldo de Sevilla es firme. Y el de Jaén, mientras Paco Reyes no diga lo contrario, también. Y son las dos provincias clave. Otro grupo de históricos referentes socialistas liderado por Pepe Caballos ha seguido la misma estrategia. Su manifiesto, que tiene como base cargos orgánicos del barrio andaluz en el que el PSOE obtiene más voto, Cerro Amate, es en el fondo un aviso, una llamada de atención. Ninguno de ellos está llamado a liderar la alternativa pero sí han querido evidenciar su preocupación por la evolución del PSOE en Andalucía. Ni siquiera nadie es capaz de asegurar que todos vayan a respaldar a una misma candidatura si la hubiera en las primarias. Les une eso sí llevar a sus espaldas muchos muchos años de militancia y de responsabilidades públicas. Pero este es el mapa hasta el día 2 de diciembre. Ahí cambia el terreno de juego. Y entrarán los actores llamados realmente a protagonizar el proceso. Será entonces cuando se despeje la incógnita clave: cuál es la alternativa , cómo encajan en un mismo proyecto sensibilidades políticas tan dispares y cómo se distribuyen los apoyos a nivel provincial, donde se juega el siguiente partido dentro del PSOE-Andaluz. A estas alturas, en este minuto del partido, no asoma ningún liderazgo sólido ya construido como alternativa a Juan Espadas que vaya a tomar las riendas ahora del partido. De ahí que unos barajen soluciones transitorias en la secretaría general para ganar tiempo hasta definir candidatura que pueda venir de la mano de una decisión de Pedro Sánchez y otros poner encima de la mesa un perfil prácticamente por construir durante los próximos meses con el riesgo que esto supone ante la proximidad de los comicios. Pocos dudan en cualquier caso de que habrá dos candidatos a partir del 2 de diciembre. Otra cosa es que, salvo apoyo oficial u oficioso de Ferraz, haya una candidatura que supere el umbral máximo de avales (los estatutos lo han rebajado bastante por lo que es difícil que se repita una situación como la candidatura frustrada de Luis Planas frente a Susana Díaz en 2013) y que sea capaz de llegar con suficiente margen para disputar las primarias y ofrecer una propuesta que dé respuesta a la preocupación por una posible derrota electoral en 2026 que existe en una parte del partido. Si esto no ocurre, puede que al final todo este debate a quien realmente refuerce sea al propio Juan Espadas.

 

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