Hace unos 600 millones de años, cuando se estaba cocinando la explosión evolutiva que dio lugar a las primeras formas animales, apareció la fiebre. Algunos seres vivos descubrieron que, cuando se encontraban mal, podía aliviarles pasar un tiempo en un lugar más cálido. Hoy se sabe que esa subida de temperatura mejora el metabolismo, optimiza la función inmune y suprime el crecimiento de patógenos. La estrategia tuvo tanto éxito, que los animales de sangre fría, como los peces o los lagartos, la han conservado durante millones de años, unos buscando aguas calientes y los otros pasando más tiempo al sol. Cuando aparecieron los animales de sangre caliente, como los humanos, este sistema de defensa volvió a aparecer, pero en este caso sin necesidad de buscar el calor, porque estas especies pueden regular su temperatura interna para conseguirlo.
Seguir leyendo
El pez egipcio que demuestra por qué tener fiebre es muy útil
La tilapia del Nilo se traslada a zonas con agua más caliente cuando enferma para imitar los efectos de la calentura que generan los animales de sangre caliente
elpais.com