El despliegue de hasta 10.000 soldados de las Fuerzas Armadas en la zona del desastre provocado por la DANA ha tenido también episodios puntuales de descoordinación, según explican fuentes militares consultadas por ABC. Informaciones recibidas desde la zona de operaciones apuntan a que en los peores momentos se han llegado a producir casos de tensión entre las unidades desplegadas al no tener encomendadas misiones claras. Ese hecho, unido a las ansias por ayudar, han causado esos episodios de nerviosismo, puntuales en todo caso pero que demuestran el clima que se respira.El hecho de que la responsabilidad máxima del dispositivo militar haya recaído en el teniente general jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Javier Marcos, ha vuelto todos los ojos hacia este mando, considerado buen profesional y ascendido en enero a su actual empleo por la ministra de Defensa, Margarita Robles, que lo considera un hombre de su máxima confianza. Como ya informó ayer ABC, se trata de una decisión polémica ya que cuando en una operación están implicados todos los Ejércitos deben ser el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), almirante Teodoro Esteban González Calderón, junto con su Mando de Operaciones (MOPs), al frente del cual está el teniente general José Antonio Agüero, los que tendrían que asumir el diseño del despliegue de la fuerza, por supuesto con el asesoramiento de la UME, que es la unidad especializada en la respuesta y gestión de este tipo de crisis. Sin embargo, Defensa ha decidido que ninguno de los dos mandos tenga responsabilidades en el despliegue.Noticia Relacionada estandar No DÍA DE RABIA EN PAIPORTA Angie Calero Palos, cubos, barro, botellas... la desesperación de los afectados obliga a interrumpir la visita oficialPor tanto, en este caso, por razones que no se entienden más allá de la confianza absoluta que tiene Robles en Marcos , es este teniente general quien está tomando las decisiones estratégicas, que comunica a su superiora política. Sin embargo, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que formalmente aún es el máximo responsable de la crisis, no interviene en este asunto y sólo es informado cuando se han adoptado las medidas.La logística de desplegar 10.000 efectivosEl despliegue de 10.000 militares de los tres Ejércitos en sólo unas horas plantea evidentes problemas de logística, y es el MOPs el que tiene no sólo la competencia, sino también los mejores especialistas para abordarlo. En este caso, sin embargo, no ha intervenido y se han producido ya esos episodios de descoordinación antes mencionados.«Puntualmente ha habido unidades paradas por falta de cometidos », se lamentan las fuentes militares consultadas por ABC, que explican que este tipo de situaciones se producen cuando las operaciones no son diseñadas por los especialistas en este tipo de misiones tan numerosas y en las que hay que movilizar y coordinar a tanta gente y desplazar el material necesario para que los militares puedan trabajar.La clamorosa ausencia en esta crisis del Jemad, que ya tiene 70 años a pesar de lo cual aún se mantiene en ese puesto por decisión de la ministra, no se entiende en las Fuerzas Armadas. Se trata del mayor despliegue militar de la historia en tiempos de paz y no parece lógico que el jefe operativo de los tres Ejércitos esté al margen.Hay que recordar, además, que es muy probable que el despliegue de las Fuerzas Armadas en Valencia tenga que prolongarse durante varias semanas, lo que implica los relevos correspondientes de las unidades que trabajan en la zona. De que ese trabajo se haga de forma eficaz depende mucho que las tareas avancen al ritmo necesario para dar la respuesta que requiere una población hastiada de falta de eficacia.Los suministros se podían lanzar desde el aireLas fuentes militares consultadas se muestran además atónitas por el hecho de que haya habido falta de suministros, cuando es algo que se podía subsanar de forma rápida con el envío a la zona de helicópteros de transporte con el material necesario. «Es inconcebible que haya sucedido esto. El Ejército tiene raciones individuales de campaña y agua envasada en bolsas no recuperables que se pueden lanzar desde el aire, sin ni siquiera tomar tierra. Pero es evidente que la descoordinación y la falta de toma de decisiones claras y contundentes han empeorado las cosas», aseguran las citadas fuentes.Expertos en este tipo de emergencias, por lo demás, muestran su estupor por el hecho de que al contrario de lo que sucede en otros países, la población afectada no estuviese previamente adiestrada sobre lo que hay que hacer cuando se produce una alerta de este tipo de fenómenos: «En esos casos, todo el mundo tiene que saber lo que tiene que hacer, y desde luego salir a la calle, o ir a sacar los coches de los garajes, no es lo más adecuado».Y todos coinciden, además, en que cuando esté encauzada la crisis habrá que revisar los protocolos para evitar en el futuro que se puedan reproducir situaciones tan lamentables como las que se han vivido estos días.
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