sauer.gail
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A veces toca sacar a pasear el joyero real y lucir condecoraciones, otras calzarse unas botas de agua y abrirse camino entre el barro. El oficio de reinar, que le fue enseñado a Felipe VI desde la cuna y que le tocó aprender a Letizia que no nació en un palacio, conlleva contrastes que estos días han sido muy palpables.
Las recientes imágenes de luto, dolor y barro que envolvieron a los Reyes en los escenarios que marcaron la tragedia del paso de la DANA han venido a coincidir con la presentación oficial de los magníficos retratos que Annie Leibovitz ha hecho a los monarcas coincidiendo con sus 10 años de reinado.
Son unos cuadros majestuosos de grandes proporciones realizados con una depurada técnica que nos acerca más a la pintura que a la fotografía, y que muestran la magnificencia del Palacio Real y realzan la figura institucional de los Reyes vestidos de gala.
Todos los detalles se cuidaron al máximo. El rey Felipe VI posó con el uniforme de gran etiqueta de capitán general del Ejército de Tierra, el Toisón de Oro y la banda de la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. La reina Letizia con un espectacular traje negro y una capa roja de Balenciaga, piezas de museo; no lleva tiara, una opción que se descartó, pero luce un espectacular collar de diamantes y pendientes que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia. Su toque más personal es el anillo de oro del que apenas se separa, que lleva grabada la máxima «El amor todo lo mueve». Unas fotos para la historia.
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