Vincenzo_Ullrich
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Aún se desconoce cuál fue su nombre original, qué tipo de barco era o si realmente naufragó en las costas gaditanas a causa de un huracán, como se sospecha por la fecha de la campana con la leyenda 'Jesús, María y José. 1671' recuperada de entre sus restos, que coincide con la de un ciclón que azotó la zona. Tampoco si fue construido en España o si llegaba o partía de Cádiz en el momento del siniestro, pero el navío del siglo XVII arrebatado al mar en julio por la Autoridad Portuaria ya está desvelando sus primeras claves tras su salida a flote en el muelle 5.Los expertos del Centro de Arqueología Subacuática (CAS) dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía han comprobado que el Delta I era un barco «muy robusto», de unos 40 metros de eslora -unas dimensiones que «han sorprendido por su tamaño»-, construido en su mayor parte en madera de roble y «preparado para navegaciones transoceánicas », según ha explicado in situ la jefa del CAS, Milagros Alzaga. Tras su hallazgo en 2012 durante las obras de construcción de la nueva terminal de contenedores del puerto, se recuperaron 22 lingotes de plata procedentes de las minas hoy bolivianas de Ororo y Potosí así como 27 cañones de hierro suecos 'Finbanker'. Sin embargo, los arqueólogos del CAS han descubierto que todavía quedaban elementos de artillería en su interior. En su amplia bodega , en bloques concrecionados, han hallado 75 balas de cañón y diez fragmentos de artillería de diferentes tamaños que, junto con piedras, servían para equilibrar el barco como parte del lastre. Noticia Relacionada reportaje Si El pecio fenicio de Mazarrón 'zarpa' rumbo al museo 2.600 años después Mónica Arrizabalaga El arqueólogo subacuático Carlos de Juan explica a ABC los pormenores de la extracción que comienza este lunesComo el mercante genovés Delta II, descubierto en las cercanías, el Delta I también portaba en sus entrañas madera de Guayacán , procedente de América. Se utilizaba por su gran resistencia para la motonería de las embarcaciones o en la fabricación de mobiliario, pero también «se pensaba que curaba la sífilis, el reúma o enfermedades epidérmicas», ha apuntado Alzaga. La arqueóloga ha explicado que Cádiz en aquellos momentos era una de las puertas de América donde se desembarcaban materiales, como este tipo de maderas, y donde acudían comerciantes de distintas nacionalidades para cargar sus barcos y redistribuir los productos. De ahí que aún sea pronto para deducir si el Delta I llegaba a Cádiz con un cargamento de Guayacán y de lingotes de plata, o partía desde la ciudad andaluza con destino a otros puertos.Juegos en el astilleroEn estos primeros trabajos en la zona más superficial de la embarcación han comprobado que del 'plan' del barco, la parte más baja de la nave, de construcción atlántica , se conservan 20,32 metros de eslora y 6,8 de manga . Saben que se hallan ante la zona central porque han localizado el hueco de la carlinga donde encajaba el palo mayor, los huecos donde se colocarían las bombas de achique y un elemento singular, que solo se ha conservado en la banda de estribor: el corbatón que afianzaba la carlinga y que estaba protegido por un mamparo, conservado en parte. Calculan que al Delta I le faltan unos 7 metros más de proa y otros 20 de popa. Alzaga ha dado cuenta de los distintos niveles constructivos del barco: sobrequilla, forro interno, cuadernas, forro exterior cuyas maderas fueron impermeabilizadas con brea y esparto y forro de sacrificio, que protegía esa parte baja de golpes o del temido xilófago Teredo navalis, devorador de la madera.Durante más de un mes, el equipo del CAS dirigido por la especialista en arquitectura naval Nuria E. Rodríguez ha eliminado de forma manual los fangos del suelo de la embarcación y ha identificado y etiquetado cada pieza de madera, antes de documentarla con fotogrametría y con un escáner de última generación. Así, con una imagen aérea podrán ver la secuencia de cómo han avanzado en sus trabajos y se podrá reconstruir el proceso tanto en 3D como físicamente.La sorpresa más reciente se la llevaron el pasado viernes cuando, al levantar el suelo de la bodega, descubrieron en el reverso de una madera marcas «de un juego similar al Tres en raya o del mismo Tres en raya», según relata Alzaga. También se conservan marcas de instrumental, de letras o números (han identificado una V y una X) y un círculo con unas pequeñas incisiones de sección triangular que «se asemejan al peligroso juego del cuchillo » en el que se delinea el contorno de una mano con un elemento punzante, cada vez más deprisa. «Estas son las cosas que tiene la arqueología: estamos estudiando la arquitectura naval del barco y nos lleva a lo que era la vida en aquel momento, a los juegos y a otras líneas de investigación», ha resaltado la jefa del CAS ante los medios de comunicación. En posterior conversación telefónica con ABC, añadía que en esta tablilla debieron de jugar los trabajadores del astillero, antes de que la madera se colocara en el barco, con las incisiones boca abajo. Con dinero, pero con escasez de maderaPor la clavazón de hierro de sección cuadrangular que han documentado, más cara que la circular, Alzaga indica que «no hubo problema económico para construir el barco» . Aunque sí existió « escasez de madera , sobre todo en elementos que requerían de un gran árbol para hacerlos de una pieza», añade, pues han encontrado madera reutilizada de otras embarcaciones.La arqueóloga subacuática ha valorado «el sueño» que supone poder estudiar en vivo la arquitectura naval de una embarcación que se hundió en el último tercio del siglo XVII, sin la presión de trabajar bajo el agua y con luz para observarla con detalle. «Hasta ahora teníamos una serie de documentos, donde se hablaba del calado, del tonelaje, de cómo tenían que unirse las distintas piezas que conformaban el barco, pero no teníamos un elemento real », ha destacado.« Es la primera vez que en España se estudian fuera del agua restos de un barco de esta época », ha subrayado por su parte Patricia del Pozo, consejera de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía que ha inspeccionado el estado del Delta I esta mañana en el muelle 5, acompañada por Teófila Martínez, presidenta de la Autoridad Portuaria, el director general del IAPH, Juan José Primo, el director del Astillero de Reparaciones de Cádiz (Navantia), Antonio Domínguez, y el comandante Naval de Cádiz, Jaime Boloix.Un estudio dendro arqueológico de la madera con la que fue fabricado aportará luz sobre la cronología y zona de procedencia de las piezas constructivas. Las muestras de madera, que permitirán identificar la especie vegetal y origen de los recursos forestales utilizados, se analizarán en Reino Unido, en laboratorios de la Universidad de Gales Trinity Saint David.También se analizarán los restos de moluscos adheridos a la quilla y la cara externa de la embarcación en los laboratorios del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico en Sevilla, para averiguar por qué mares navegó el Delta I antes de hundirse en Cádiz hace casi 400 años. Tras estos primeros trabajos que se están desarrollando en el nivel más superficial del barco se procederá al desmontaje del forro interno de la estructura y a la excavación, registro y desmontaje de las siguientes fases constructivas. Estiman que para finales de noviembre, todas las piezas de madera desensambladas habrán sido limpiadas, escaneadas y fotografiadas. Para su preservación, se sumergirán en piscinas diseñadas para ello antes de ser fondeadas de nuevo. Los análisis en laboratorio, las investigaciones en archivos y los estudios posteriores aún llevarán año o año y medio, según indicó Alzaga. Hasta entonces, mantienen húmedo el pecio durante todo el tiempo de trabajo y en su ausencia, unos aspersores con temporizador saltan durante cinco minutos cada cuatro horas para garantizar su conservación. «Iremos fondeando los restos del barco paulatinamente», pero mientras tanto, la jefa del CAS recuerda que «no debemos dejarlo secar».
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