Cheyanne_Schneider
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La capital vivió este sábado, con un inédito adelanto que coincidió con su centenario, la segunda edición de la necesariamente renovada y mejorada Cabalgata -falta le hacía-. Y no se me ocurre dinero mejor invertido por parte del Ayuntamiento que éste: regalarle a los peques una bonita antesala al día más especial para ellos.Ver cómo se iluminan sus ojos al paso del cortejo ; sus sonrisas desbordantes con cada saludo de Sus Majestades; el entusiasmo con el que se lanzan por las chuches que se tiran desde las carrozas... es un gancho emocional para los adultos. Rescata por unas horas al niño que llevamos dentro y que ha quedado sepultado por los problemas, las prisas y los agobios con los que nos obsequia el día a día cuando nos hacemos grandes. En la tarde-noche del 5 de enero -esta vez del 4 (sí, se hace raro escribirlo)-, los reyes de la casa nos recuerdan lo que es la ilusión más pura . Durante un rato la magia de Melchor, Gaspar y Baltasar muestra su potencia y encoge la sentencia del tiempo que marca el DNI y volvemos a tener 3, 4, 5, 6 años... Cuando ya queda poco para acostarse, sus pequeños estómagos se convierten en mariposarios. Pero superan los nervios y no se les pasa dejarles algo para picar tras un viaje tan largo -aunque esta vez han tenido un día para descansar-. Y llegan los nervios para conciliar el sueño que no tardará en interrumpirse cuando la madrugada se pueble de vocecillas que preguntan insistentemente: «¿Me puedo levantar ya?», «¿Es ya de día?» o «¿Puedo ver solamente si están ya los paquetes?». Cuando el asedio de la ilusión se torna demasiado fuerte, padres y madres capitulamos , rendimos nuestro descanso y decretamos el estado de felicidad al ordenar que todo el mundo salga de la cama.Y las casas se inundan del sonido del papel rasgándose , de los gritos de emoción , del ruido de los juguetes o de sonrisas gigantes en diminutas caras. Esos rostros de felicidad son el mejor presente que podemos recibir los mayores.No debo acabar este artículo sin recordar, y dar mil gracias , a los pajes colectivos e individuales que han ayudado ofrendando su solidaridad para que en todas las casas de Córdoba en una fecha tan señalada haya habido regalos de Sus Majestades.
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