lloyd.brakus
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Crítica de teatro 'El maestro Juan Martínez que ya estaba allí' Texto Manuel Chaves Nogales Adaptación y dirección Xavier Albertí Audioescena Orestes Gas Iluminación Juan Gómez Cornejo Vestuario Elda Noriega Intérprete Miguel Rellán Lugar Teatro de La Abadía, Madrid 3Adaptación de la novela de Chaves Nogales publicada en 1934, cuenta las encrucijadas de una biografía en medio de las encrucijadas de la historia europea de hace un siglo. Juan Martínez es un pícaro, un bailaor flamenco que vio la picaresca de la revolución bolchevique y todo el sinsentido que poseen las utopías cuando se convierten en un baño de sangre. Chaves lo conoció en París y se quedó fascinado con su relato, con ese ir cada vez más lejos por una Europa que acababa de sumirse en la Primera Guerra Mundial y en que surgió un sistema político tan siniestro, como el comunismo ruso. A Juan Martínez no le interesó la política, solo le interesó salvar su pellejo, es decir, vivir de su arte, comer y que la vida fuera pasando. Y sin embargo, su testimonio es un verdadero manifiesto contra los extremismos ideológicos, un canto a la defensa de toda la gente humilde que se convirtió en víctima en manos del vaivén sangriento de la historia y de sus verdugos. Juan Martínez y Sole, su mujer, ruedan desde Constantinopla a Rusia, atravesando Rumanía y Bulgaria, ven el Moscú del terror, el San Petersburgo de la pesadilla con esa mirada socarrona de flamencos, distanciada, pero que Chaves Nogales sabe utilizar para abrir con su bisturí todas las infecciones políticas, todas las farsas de la guerra revolucionaria, de los demonios de las checas, las hambrunas y la pobreza.Noticia Relacionada estandar Si Miguel Rellán: «Hay que vivir como si se fuera a ser inmortal» Julio Bravo El actor interpreta 'El maestro Juan Martínez que estaba allí', basado en el libro de Manuel Chaves Nogales, bajo la dirección de Xavier AlbertíEs una lástima que el gran Xavier Albertí y el gran Miguel Rellán no hayan conseguido expresar el nervio de esta crónica, que se hayan quedado en hechos sin conseguir que se nos ponga la carne de gallina y el corazón lleno de temblor. La interpretación de Rellán no está exenta de gracia, pero le falta algo de grosor y algo de complejidad, resulta demasiado lineal y poco apasionante. A veces es tan poco creíble que se le ven las costuras. Juan Martínez es un antihéroe, pero tiene su épica, es el trotamundos, el buscavidas que sabe hablar de la maldad y de la crueldad humanas cuando se sirven de unas ideas para convertirse en la histeria de un régimen. Lástima que todo ello esté verdaderamente ausente en ese tablao circular, en ese ruedo al que unos pocos años más tarde de ser publicada esta obra España se iba a sumir a sangre y fuego.
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