Katarina_Koelpin
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El empresario de criptomonedas Justin Sun dice haber probado la mejor banana de su vida. “Está bastante buena, mejor que las otras”, aseguró. No podía decir otra cosa: la fruta le costó 6,2 millones de dólares (5,6 millones de euros), y estuvo pegada a la pared con cinta adhesiva gris y se considera una obra de arte conceptual. La famosa obra de arte, que dividió al mundo de los críticos de arte en 2019, es fruto del italiano Maurizio Cattelan, que la tituló Comedian.
Lo que sí puede decir el plátano— si los plátanos hablaran, claro —es que es el único que no se ha vendido en un supermercado. Sun, de 34 años, la compró en una subasta de Sotheby’s en Nueva York el pasado 21 de noviembre. Ese día, el cripto empresario dijo sentirse incrédulo de haberla ganado y tan solo 10 segundos después de proclamarse su dueño, prometió comérsela. “No se trata solo de una obra de arte; representa un fenómeno cultural que une los mundos del arte, los memes y la comunidad de criptomonedas. Creo que esta obra inspirará más reflexiones y debates en el futuro y pasará a formar parte de la historia”, dijo el día de la subasta. La promesa está cumplida: la ha pelado frente a periodistas e influencers, argumentando que el acto de comérsela formaba parte de la experiencia artística.
La obra de Cattelan ya había generado controversia en el pasado, cuando fue exhibida en la feria de arte Art Basel en Miami, en 2019. En esa ocasión, otro artista se comió la banana, lo que llevó a debates sobre el valor y la naturaleza del arte contemporáneo. Sun, conocido por sus extravagantes compras y su presencia en redes sociales, afirmó que su acción buscaba cuestionar los límites del arte y la propiedad. Algunos critican la acción de Sun como una mera estrategia publicitaria, otros la ven como una provocación legítima que invita a reflexionar sobre el consumo y la efemeridad del arte.
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Lo que sí puede decir el plátano— si los plátanos hablaran, claro —es que es el único que no se ha vendido en un supermercado. Sun, de 34 años, la compró en una subasta de Sotheby’s en Nueva York el pasado 21 de noviembre. Ese día, el cripto empresario dijo sentirse incrédulo de haberla ganado y tan solo 10 segundos después de proclamarse su dueño, prometió comérsela. “No se trata solo de una obra de arte; representa un fenómeno cultural que une los mundos del arte, los memes y la comunidad de criptomonedas. Creo que esta obra inspirará más reflexiones y debates en el futuro y pasará a formar parte de la historia”, dijo el día de la subasta. La promesa está cumplida: la ha pelado frente a periodistas e influencers, argumentando que el acto de comérsela formaba parte de la experiencia artística.
La obra de Cattelan ya había generado controversia en el pasado, cuando fue exhibida en la feria de arte Art Basel en Miami, en 2019. En esa ocasión, otro artista se comió la banana, lo que llevó a debates sobre el valor y la naturaleza del arte contemporáneo. Sun, conocido por sus extravagantes compras y su presencia en redes sociales, afirmó que su acción buscaba cuestionar los límites del arte y la propiedad. Algunos critican la acción de Sun como una mera estrategia publicitaria, otros la ven como una provocación legítima que invita a reflexionar sobre el consumo y la efemeridad del arte.
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