lebsack.alexis
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Galicia es un destino mágico donde es posible perderse entre grandes bosques y pasear por preciosas playas. El territorio gallego cuenta con un sinfín de edificios históricos y monumentos que no todo el mundo conoce, pero que son una auténtica maravilla. Desde la playa de las Catedrales hasta Finisterre, Galicia es un lugar especial.
Lo que mucha gente no sabe es que entre sus frondosos bosques se esconde un tesoro único, con cientos de años de historia y que deja sin palabras a todo el que lo descubre. Se trata de un antiguo monasterio que habita oculto entre las ramas de centenarios árboles y que espera paciente a los viajeros que se decidan a visitarlo.
El Monasterio de San Juan Caaveiro
Viajamos hasta Fragas del Eume o Fragas do Eume en gallego, un parque natural ubicado en A Coruña. Este inmenso y mágico paraje es el hogar de un huésped muy especial que habita sus tierras desde hace siglos. Escondido en el interior de este bosque se encuentra el Monasterio de San Juan Caaveiro.
Durante años, los monjes y sacerdotes buscaban enclaves alejados de la sociedad para crear templos y monasterios en los que dedicarse al culto y retiro en soledad. Y qué mejor que un bosque alejado con miles de frondosos árboles para construir un espacio seguro en el que dedicarse a la contemplación.
El origen de este monasterio se remonta al siglo X, exactamente al año 934, cuando San Rosendo decidió fundar el Monasterio de Caaveiro en esta ubicación tan curiosa. Años después, en el 1135, Alfonso VII se encargó de mejorar la calidad de vida del templo, otorgando al lugar la potestad y dominio de las tierras en las que está construido.
Con el paso del tiempo, las donaciones de diferentes monarcas, nobles y aristócratas como Fernando II y Alfonso IX, permitieron que el monasterio consiguiera el nivel de colegiata. Posteriormente, en el siglo XIII, su historia continuó con la adopción de la regla de los Sacerdotes Regulares de San Agustín que duró hasta la muerte de su último prior en el año 1806.
Los años y el deterioro provocaron el declive y la decadencia de este templo que perdió la denominación de colegiata y su categoría con la desamortización. Pero esto no significó perder su esencia. Este monasterio sigue muy vivo a día de hoy, esperando con las puertas abiertas a todos aquellos que quieran recorrer sus históricos pasillos.
Una joya abierta al público
La nave principal del edificio se remonta al siglo XII, pero a finales del siglo XIX y principios del XX comenzó una reconstrucción para mejorar su infraestructura, aunque quedó paralizada y el monasterio volvió a convertirse en ruinas hasta que en el año 2006 se abrió al público para que todo el mundo pudiera visitarlo. Además, en el año 1975, el monasterio de San Juan Caaveiro fue declarado Bien de Interés Cultural.
Del monasterio también destacan su iglesia barroca sobre rocas escarpadas, el ábside semicircular con columnas adosadas y los elementos exteriores que decoran los jardines y fachadas del edificio. Este enclave llegó a tener hasta dos iglesias, una dedicada a la oración y otra creada para celebrar misas fúnebres y enterramientos.
Este impresionante monasterio debería ser una visita obligatoria para que todo el mundo pudiera conocer las maravillas de un enclave oculto entre árboles que representa a la perfección la historia gallega. Recorrer sus pasillos y estancias es como hacer un viaje en el tiempo rodeado un paisaje natural espectacular y es una gran idea para pasar un día de relax en contacto con la naturaleza.
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