dakota.jones
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Meses de calma tensa dan paso el movimiento de fichas en la partida de ajedrez en la que se ha convertido Telefónica. El Gobierno le ha abierto la puerta a la cúpula accionarial y al consejo de administración del grupo español a su homóloga saudí. Pero en este contexto, el Ejecutivo se reserva la opción de subir aún más su posición desde el 10% actual ante futuras arremetidas de los árabes -que obligarían aún así a una nueva autorización, pero que sería más sencilla teniendo en cuenta que ya estaría en el máximo órgano de decisión-. Economía ya empieza a señalarle el camino al equipo gestor encabezado por José María Álvarez-Pallete hacia un mayor negocio en Oriente Medio, con la firma controlada por el fondo soberano de aquel país ambicionando su división tecnológica.
“Es demasiado pronto”, se limitó a asegurar el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ante la posibilidad de alcanzar el 12% para, al menos sobre el papel, tener la capacidad de contar con un segundo escudero que se sumaría a Carlos Ocaña en el consejo de administración. Deja la posibilidad abierta, pues en el mercado no se descarta en absoluto que los saudíes busquen subir más su posición precisamente para lograr esa mayor representatividad, como ya han hecho otros gigantes asiáticos del sector de las telecomunicaciones en firmas europeas y el ejemplo más claro es el de Vodafone con la catarí e&.
La autorización formalizada este jueves, tras el último informe elaborado por el Ministerio de Defensa, implica cruzar el Rubicón. La clave radica en la entrada en el consejo, cuya puerta se abre completamente. El órgano presidido por Álvarez-Pallete es el que toma las grandes decisiones estratégicas, el que debe seguir de cerca el cumplimiento de la hoja de ruta ‘Crecimiento, Rentabilidad y Sostenibilidad’ (GPS) hasta el año 2026. Y el que también elige las opciones sobre su presencia internacional. La subida del 10% al 15% implicaría una nueva autorización, cuya expedición se antojaría más sencilla.
Ante la mayor posición de fuerza de los saudíes, el Gobierno se reserva la carta de incrementar posiciones a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). Hasta la fecha ha invertido más de 2.200 millones de euros de dinero público para comprar el 10% y recuperar presencia tras casi tres décadas desde la privatización total. La capacidad de control del Gobierno es limitada con un solo representante y su posición, aunque su influencia no deje de crecer. En el pasado, el Ejecutivo puso de ejemplo a Deutsche Telekom u Orange donde los estados cuentan con el 27% y el 23%, respectivamente (en el caso de los franceses tienen tres representantes).
Lo más inmediato es que STC contará previsiblemente con un sillón en el consejo, aunque aún no se ha comunicado formalmente su petición -que debería responderse en los siguientes meses-. Hoy el consejo está conformado por una quincena de puestos, de los que nueve son independientes y el resto son ejecutivos y representantes de accionistas significativos. Estos últimos son: Sepi (10%), Criteria (10%) y BBVA (4,9%). Hay margen para reducir el número de independientes sin que éstos dejen de ser mayoritarios. También para dar salida a BBVA -que ha insistido en su intención de no comprar más títulos- pues hoy está por debajo de la barrera que otorgaría el ‘derecho’ a contar con representatividad. Y también existe la posibilidad de abrir la puerta a Javier de Paz, especialmente cercano al expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y el único ‘Otro Externo’ tras haber superado los 12 años como independiente.
Más allá de esto, el Gobierno ya ha ido poco a poco ejerciendo su posición de fuerza en la compañía. Cuerpo enseñó este jueves el camino. Durante estos meses se ha andado con pies de plomo ante las relaciones exteriores con Arabia Saudí (cuyo fondo soberano, PIF, es el que controla el 60% de STC). Y después de esta autorización, como gesto después de haber planteado una serie de condiciones que no se han hecho públicas, el ministro insistió en que Telefónica está en un momento “óptimo para seguir invirtiendo”. “Con los socios que ahora tiene debe ser capaz de crecer en volumen y tener una mejora de oportunidades en Oriente Medio y en la adopción de las últimas tecnologías”, aseguró.
Son referencias claras a que se creen sinergias con STC en la zona de Oriente Medio, donde Telefónica nunca ha puesto pica -sí que contó en su momento con acciones de China Unicom-. Y se refería a las últimas tecnologías, la gran ambición de STC, que señaló prácticamente desde el principio la relevancia para ellos de las capacidades de Telefónica Tech. De hecho se llegó a barajar en algún momento como moneda de cambio para evitar que se adquiriera este 9,97% de los títulos la entrada en esta división de servicios digitales y tecnológicos. Es decir, desde el Gobierno empiezan a plantear la necesidad de abrirse a ese mercado.
En este nuevo hito en la carrera por el control de la operadora de telecomunicaciones se ha vuelto a percibir una cierta frialdad expresada por el propio Álvarez-Pallete en este baile de sillas. El primer ejecutivo, que en su primera etapa en la compañía sacó pecho de su intención por mantenerse al margen de las pugnas de los partidos y el Gobierno pese a la influencia del poder político en el antiguo monopolio y empresa pública, volvió a insistir en público en la falta de información oficial por parte del Gobierno. Pese a la relevancia de la decisión de autorizar, apuntó a que no tenía más datos sobre la ‘luz verde’ y los pormenores. Cuerpo tampoco las hizo públicas y se limitó a apuntar a que iban dirigidas a “asegurar el elemento estratégico, la autonomía operativa a salvaguardar los intereses nacionales y a proteger las infraestructuras”. Pero no hizo pública ninguna de ellas, ni si se va a vetar a los árabes en decisiones estratégicas del máximo órgano de decisión.
Todo esto se produce precisamente en mitad de la ejecución de su propio plan estratégico y con muchos retos operativos que hay que ir superando. Las dificultades en Hispanoamérica, con mercados como el peruano en el que están analizando “todas las opciones” después de los problemas regulatorios y fiscales con el Gobierno del país o la necesidad de ganar tamaño en Chile -donde la competencia se recrudece- o Colombia. La tarea de mantener y hacer crecer los ingresos en Alemania después de la pérdida de 1and1 como cliente mayorista el año pasado. Y también de lidiar con un mercado británico que también ha empeorado y en el que tuvieron que ejecutar un recorte de valoración.
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