La dictadura sanguinaria de la familia El Asad en Siria terminó este domingo tras más de medio siglo y dos generaciones en el poder. La ofensiva relámpago de una amalgama de grupos rebeldes entró en la capital, Damasco, en la madrugada del domingo solo 11 días después de haber conquistado Alepo y tras recorrer el país de norte a sur con aparente poca resistencia a su paso. Bachar el Asad, en el poder desde el año 2000 tras heredar el sillón de dictador de su padre, huyó de la capital y se exilió en Moscú con su familia. Las escenas de alegría interna y las de la diáspora siria celebran desde ayer el fin del horror.
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