Llegaban Mallorca y Valencia de dos buenas experiencias, que en el fútbol siempre son los triunfos, aunque después de dos trayectorias diferentes, porque si el equipo isleño parece lejos de esos apuros ligueros de temporadas precedentes, y desde el comienzo de la Liga encadena una dinámica positiva que va poco a poco llenando las gradas de Son Moix, el Valencia continúa en su época de vacas flacas, que ya dura demasiadas temporadas para un club con otras ínfulas antaño y que ocupaba puestos de descenso. Así que, en el comienzo, cada uno asumió su rol, más humilde el del Valencia, más confiado, sin llegar a jactancioso, del Mallorca, que además jugaba en casa.
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