El documental ‘Tardes de soledad’, la polémica e innovadora aproximación de Albert Serra a los toros, Concha de Oro de San Sebastián

Verlie_Prosacco

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Era la película llamada al escándalo, la señalada al inicio del festival como la apuesta más arriesgada. El documental Tardes de soledad es la aproximación a la tauromaquia de Albert Serra (Girona, 47 años), un filme con el que llevaba cinco años de trabajo y tres de rodaje. Y desde este sábado es también la Concha de Oro de la 72ª edición del festival de San Sebastián, en la que, aseguran, ha sido una decisión unánime y tomada de manera rápida por el jurado. No es el único nombre español en el palmarés: el debutante Pedro Martín-Calero ha ganado ex aequo el premio a mejor dirección por El llanto, y la actriz Patricia López Arnaiz ha obtenido la Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista (en el Zinemaldia no hay distinción por género) por su trabajo en Los destellos.

En un momento en que en España se encara un profundo debate sobre el futuro de las corridas de toros, en el Ministerio de Cultura ha suprimido el Premio Nacional de Tauromaquia, y en el que en Cataluña, la comunidad autónoma en la que nació y reside Serra, están prohibidas las corridas, Tardes de soledad dará armas y argumentos a todos los bandos, y logrará amores y odios tanto entre los aficionados a los toros como en sus detractores. Serra ha logrado en pantalla la cuadratura del círculo con imágenes de corridas del peruano Andrés Roca Rey y de sus conversaciones en el minibús junto a su cuadrilla antes y después de las faenas. Decía Serra que en esas frases, en las instrucciones que le dan al diestro sus subalternos, se escondía mucha poesía, “hay ecos a García Lorca”.

La cámara del catalán entra hasta la habitación de hotel donde visten al torero, un momento fascinante por la ambivalencia masculino-femenino, o no se despega de las agonías de los toros. El cineasta se define como aficionado a los toros, pero aseguraba que en el cine el autor no puede imponer su ideología, y en pantalla refleja la tauromaquia con todas sus caras y su polisemia. El filme se estrenará en España el primer semestre de 2025, probablemente después de que se lance en Francia. Para el jurado, “Tardes de soledad abre debates”, algo que Serra siempre ha defendido. “Es una historia que viene de lejos, y el festival de San Sebastián siempre me apoyó”, recordó con el galardón en la mano el director. “Y agradezco a los protagonistas de la película que me dejaran acercarme a su intimidad. Que así lograra ese algo genuino que no tienen tantas películas, y que solo muestra el cine de autor”.

Pamela Anderson y Gia Coppola, en la presentación de 'The Last Showgirl'.

El resto del palmarés deliberado por el jurado que presidía la ganadora del año pasado, Jaione Camborda (la cuarta directora seguida que se llevaba la Concha de Oro) ha sido más irregular. El premio especial del jurado ha sido para la última película en llegar al concurso, The Last Showgirl, de Gia Coppola, la nieta mayor de Francis. Que una película que no se sale del esquema tradicional del indie estadounidense se haya llevado el considerado segundo galardón, por mucho que Pamela Anderson exprima su última oportunidad para engancharse al cine de autor, encarnando a Shelley, una bailarina de 52 años de Las Vegas que encara el cierre del espectáculo, un show a medio camino entre el cabaret y el erotismo simplón de los ochenta, en el que trabaja.

También es extraño, en lo que parece una decisión de consenso, que dos aproximaciones tan distintas a la dirección compartan el premio en su categoría. Se lo han llevado el español Pedro Martín-Calero por el terror transmitido a través de generaciones de mujeres infectadas por el mismo mal que refleja El llanto, y la portuguesa Laura Carreira con On Falling, que, producida por Ken Loach, habla de cómo los inmigrantes (su protagonista es una portuguesa que sale como puede adelante en Glasgow en un gran almacén de una plataforma digital de ventas) acaban deglutidas por el neocapitalismo. Curiosamente, tanto Martín-Calero como Carreira debutan en el largo. Al recoger su diploma, Martín-Calero recordó que en El llanto se habla de la violencia machista y “que es responsabilidad de todos” acabar con ella.

Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre, en 'Los destellos'.

Más acertada es la Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista para Patricia López Arnaiz, por Los destellos. Da vida a Isabel, una mujer que vive a las afueras de una ciudad de provincias, y que vuelve a hablar con su exmarido, Ramón (un desolador Antonio de la Torre), cuando la hija de ambos, que estudia fuera de esa ciudad en la que residen sus progenitores, advierte a su madre que la muerte por enfermedad de su padre es inminente. Como siempre ha hecho en sus interpretaciones, López Arnaiz da finura y matices, vida y color, a su Isabel, que debe detenerse y no dar la espalda a alguien que no pide, pero necesita, su ayuda. López Arnaiz sujetó sus nervios en su discurso y agradeció a todo el equipo, en especial a su directora, Pilar Palomero, “que merece estar también aquí arriba”

Cuando cae el otoño, una nueva entrega de la larguísima filmografía del francés François Ozon —Concha de Oro en 2012 con En la casa—, ha recibido dos premios: el de mejor guion, más merecido por los giros de una trama que protagonizan dos ancianas que han vivido un pasado convulso (han sido prostitutas) y a las que sus hijos están complicando emocionalmente el final de sus días, y del interpretación secundaria, para Pierre Lottin, uno de esos vástagos. Lottin aparecía en otro de los filmes proyectados en el Zinemaldia, en concreto en la sección Perlak, la tragicomedia Por todo lo alto, que se llevó el galardón del público. En el escenario Lottin fue con mucho el más divertido.

Dentro de la ceremonia, la lucha del cine argentino porque su propio gobierno no destruya sus cimientos tuvo un brillante portavoz en Nahuel Pérez Biscayart, protagonista de El jockey, de Luis Ortega, que ganó en la sección Horizontes Latinos. El mismo festival dedicó un momento de la gala a apoyar su petición “frente a aquellos que quieren acabar con su cultura”, afirmaron desde la organización. En la larga lista de premios, muy pocos espectadores en el patio de butacas del Kursaal se dieron cuenta de que en la sección Nuevas Directores, la mención fue para el documental La guitarra flamenca de Yerai Cortés, de Antón Álvarez, el nombre real de quien en la música es conocido como C. Tangana.

Acaba la 72ª edición con la sensación de que el festival está a punto de reventar por sus costuras en cuanto a actos, proyecciones y eventos. Eso sí, en la sección oficial ha habido buenos filmes —a excepción de la debacle cinematográfica de la apertura, Emmanuelle— aunque uno voló por encima de todos en riesgo, ambición y cine, y ese, Tardes de soledad, se llevó la Concha de Oro.

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