Sharon_Jenkins
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Francia es un país cuyo territorio está habitado por un sinfín de preciosos castillos con cientos de años de vida que representan a la perfección la historia y el carácter elegante francés. Aunque los más famosos los encontramos en el Valle del Loira, hay otros muchos que son una auténtica maravilla y bien merecen una visita.
Viajamos hasta el norte de Francia, concretamente a la región de Oise, a 80 kilómetros de París. Esta zona debe su nombre al río homónimo que la atraviesa y fue uno de los ochenta y tres departamentos creados durante la Revolución Francesa. Aunque uno de sus principales y más famosos atractivos es la Catedral de Beauvais, en este destino también es posible visitar el que muchos consideran el castillo más bonito del país.
La historia del Castillo de Pierrefonds
El Castillo de Pierrefonds se ha consagrado como uno de los más impresionantes del país luso y ha escrito una página en el gran libro de la historia de la nación. La mezcla de estilo medieval con un gran trabajo arquitectónico ha dado lugar a una fortaleza majestuosa, que cada año visitan cientos de personas y que deja sin palabras a todo el que lo descubre.
Este edificio tiene su origen en el año 1397, cuando Luis de Orleans, hijo del rey Carlos V obtuvo estas tierras y decidió convertir el lugar en un punto estratégico de defensa de París ante las posibles invasiones inglesas. La construcción de la fortaleza se realizó en menos de diez años, y fue posible gracias al cuantioso aporte económico de su esposa, Valentine Visoncti.
Durante años, este castillo se consideró una obra de arte de la arquitectura militar y de las mejores realizadas durante la Edad Media. Años después, en 1407, Luis de Orleans fue asesinado, y su mujer decidió marcharse a su hogar en el castillo de Blois, abandonando la fortaleza de su marido. El edificio siguió ligado a la familia real y pasó de mano en mano hasta llegar a Luis XIII, quien decidió desmantelar algunos castillos, incluido este.
Con la llegada del año 1617, se ordenó la destrucción del castillo de Pierrefonds, el cual quedó completamente en ruinas y oculto entre la vegetación. En 1848, la fortaleza logró la denominación de Monumento histórico, hecho que dio comienzo a su renacimiento. En 1855, Napoleón III decidió transformar lo que quedaba de él en una impresionante residencia imperial, y tras 30 años de trabajo, este precioso edificio volvió a ser una prueba viva de la excelente arquitectura e historia de Francia.
Las salas del castillo
Una de las partes más importantes del castillo es la Sala de los Preuses, un enclave de gran tamaño con una decoración muy especial. Cuenta con una bóveda en forma de barco volcado con más de 50 metros de largo y 12 de alto. La sala de armas de Napoleón III también es un imprescindible.
La fortaleza está formada por ocho torres defensivas adornadas con estatuas de piedra de Preux Chevaliers como Julio César y Carlomagno. En el interior del castillo encontramos los barracones, donde a día de hoy es posible disfrutar de diferentes espacios de exposición en los que conocer en profundidad la historia de este maravilloso edificio que nadie quiere perderse.
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