El buen presidente

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qhessel

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27 Sep 2024
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La generación que estrenaba la Educación Secundaria Obligatoria fue conejillo de Indias para un nuevo modelo, en el que cambiaba la denominación del ciclo escolar y las materias (qué raro sonaba Conocimiento del Medio). Era otro giro de tuerca a un sistema educativo que ha sufrido desde la llegada de la Democracia más vaivenes que el propio mapamundi. El globo azul del escritorio, regalo de Primera Comunión, pronto pasaba a ser pieza de anticuario. Aunque girando y girando ese balón sin función hay ciertos lugares que siguen en el mismo punto geográfico. Uno de ellos es la Comunidad Valenciana. Al escuchar hablar al compungido presidente del Gobierno en sus comparecencias tras la tragedia nacional que ha dejado la DANA pareciera que Valencia se ha convertido en nuevo estado del Mediterráneo, por no situarlo en el Centro de África. En un afán por intentar quitarse el barro de encima, Pedro Sánchez, el pasado sábado, vino a decir que si Valencia necesitaba ayuda que la pidiera. Absténganse los ofendidos, que ya se sabe que sus palabras fueron «si necesita más recursos, que los pida». Y lo hizo hasta tres veces en el mismo tenor. Martillea en la cabeza pensar que una región española desbordada, literal y metafóricamente, tenga que lanzar un SOS al Gobierno del país. Mientras Sánchez quiere que la sociedad valenciana pida ayuda, la sociedad española le ha demostrado al presidente que saben ofrecer salvavidas a sus vecinos sin más requisitos, sin necesidad de que lancen bengalas al cielo. Las palabras del presidente huelen, y no poco, a escurrir el bulto, rozando la dejación de funciones, por un motivo oculto cuya dificultad para destapar es mínima. El dardo de la Administración central en la diana de la responsabilidad de la gestión del día después de la DANA tira al gobierno autonómico de Carlos Mazón, cuya capacidad queda en entredicho. No ocurriría lo mismo si la tormenta perfecta hubiera descargado más arriba en el mapa de la península. El presidente de una Nación como la española no puede, jamás, mirar para otro lado ante una catástrofe de dimensiones desconocidas para muchas generaciones. El presidente de una Nación como la española, desde la hora en la que el terror inunda la vida de muchos ciudadanos, tiene que pulsar el botón que active todos los medios porque sobre él depende la gestión del Ejército, la Guardia Civil, la Policía Nacional... A ver si sólo le va a interesar mandar, más bien manosear, en la Fiscalía. En su estrategia, digna de Kevin Spacey en 'House of Cards', está escrito salir limpio. No se va a manchar de barro.

 

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