'Ecos de la melancolía', de Roger Bartra: oda a la tristeza

Winston_Kunde

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Hace dos décadas, Roger Bartra publicó ‘Melancolía y cultura’. En dicho ensayo, reeditado por Anagrama hace tres años, interpretaba el Siglo de Oro español como un producto del «inmenso sol negro de la melancolía española». Retomó la cuestión humoral en ‘Melancolía moderna’ (2017), donde vino a confirmar que la bilis negra es inherente a la cultura occidental. En el libro que nos ocupa, rastrea sus huellas en la música clásica. Su extenso recorrido, que lo lleva de la desesperación renacentista de Dowland a la tristeza trágica de Sibelius , pasando por los anhelos románticos de Schumann o la nostalgia nacionalista de Grieg, hace evidente que la melancolía ha mudado de piel a lo largo de los siglos. ENSAYO 'Ecos de la melancolía' Autor Roger Bartra Editorial Anagrama Año 2024 Páginas 208 Precio 16,90 euros 4¿Qué tiene que ver la languidez de Schubert y los artificios barrocos de Händel o el lirismo de Liszt? Tan poco como una lánguida oda pastoral de Händel y, pongamos, el adagio del Concierto de Aranjuez. Acaso la melancolía, como el Ser de Aristóteles, se dice de muchas maneras. Bartra señala el rastro de un sentimiento proteiforme que, atravesando las fronteras culturales y adaptándose a los tiempos , ha ayudado a asumir los elementos más oscuros de la vida cotidiana: los absurdos de la modernidad capitalista y el sinsentido de las guerras , la incertidumbre ante el futuro y el vértigo que producen los cambios acelerados… ¿Cómo no va a cundir hoy la melancolía?El método interdisciplinar de Bartra se justifica a la ofensiva: «A los musicólogos puristas les parece que la música es inteligible solo para ellos y que las descripciones que se hacen de las obras realizadas por no expertos carecen de sentido» (p. 19). De ahí las libertades que se toma para describir la ‘Sérénade mélancolique’ de Tchaikovsky: «Un paseo solitario que da vueltas ascendentes como volutas de un humo embriagante » y en que se perciben «los murmullos de un arroyo de agua clara que se desliza por un cauce rocoso en un bosque encantado» (p. 95).Apunta que la música es buena para el melancólico pero mala para quien lloraO su apasionada defensa de ‘Malinconia’, de Sibelius. Según el autor mexicano, esta pieza denostada tiene su virtud en, valga la paradoja, su falta de virtuosismo: a su juicio, Sibelius expresaba de forma cruda el sentimiento de soledad que lo acompañó siempre por medio de una pieza sencilla, cruda e inacabada. Como la propia vida. Al contrario de Beethoven, que culminó su ‘Novena sinfonía ‘con una oda a la alegría, Bartra corona su producción ensayística hasta la fecha con una oda a la melancolía. El autor de ‘El salvaje en el espejo’ o ‘La sangre y la tinta’ se presenta en este libro como una suerte de médico de la cultura, por decirlo con la expresión de Nietzsche. Acierta al usar la melancolía para interpretar nuestro presente, que no solo cuenta con enfermedades del cuerpo sino también, y sobre todo, con enfermedades del alma. ¿Nos hace bien la música melancólica? Dependerá de si estamos tristes o melancólicos. Bartra trae a colación un episodio bíblico . El rey Saúl está muy afligido por un mal espíritu y solo se calma cuando David toca la cítara. A juicio de Bartra, dicho episodio inspiró al filósofo Spinoza para escribir, en su admirable ‘Ética’, que la música es buena para el melancólico pero mala para quien llora.

 

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