Dos estrategias fallidas y muchos responsables

lruecker

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27 Sep 2024
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El Betis estuvo a punto de comprometerlo todo y mucho más contra un Sant Andreu que es toda una liga inferior al Betis Deportivo. Eso es difícil de asumir. Y apenas unas horas después de estar tan cerca de firmar el acta de defunción copera —de no ser porque Busquets Ferrer rayó al nivel que rayó— parece que ya todo ha pasado. Que se ha ganado fuera como fuera y a dieciseisavos, que era lo que importaba, y que en el entrenamiento pospartido habrá algo otra conjura y a pensar en qué breva caerá de los árboles contra el Barcelona. Ni de lejos. El fantasma del fracaso, la gran decepción, con tantos antecedentes continentales y algunos del K.O., sigue al acecho de la entidad con más fuerza que nunca. Porque la de ayer es la enésima prueba de incompetencia que los verdiblancos han tenido que presenciar ante la ausencia de un objetivo firme que perseguir y sobre todo un esfuerzo colectivo por el que dar la cara. No hay nada peor que perder el foco. No saber dónde estar y sobre todo a dónde se quiere ir. Pero el camino de la ilusión nunca lo recorrió nadie que abogue por el conformismo. Nadie que navegue por la autocomplacencia.Saben los béticos que del dicho a los esperados hechos esta temporada hay mucho más de lo que se puede aguantar, a tenor de lo que sucede con el alma herida del equipo desde que dominó al cien por cien al Atlético, hace ya un mundo. Y se echa en falta sobremanera una respuesta contundente en el órgano de gobierno del club, sea a través de sus máximos responsables o de áreas como la dirección deportiva, que no se ve ya ni en rueda de prensa; no digamos ya sobre el terreno de juego por parte de determinados futbolistas que siguen enfundándose esta camiseta con tanta historia.Erró y volverá a errar el Betis si piensa que con semejante plantilla tan exenta de calidad sin Isco le va a dar para hacerlo mejor que en la campaña anterior. Peor aún es creer que el agujero se tapa con la hierba que mejor crece a la sombra de la Rafael Gordillo, que es bueno y fértil, pero no suficiente para conseguir por sí solo una nueva clasificación europea. Ni merece esa responsabilidad. Es difícil pensar cuándo volverá el mejor fútbol del Betis teniendo en cuenta que el grupo ya no responde con la fiabilidad y la credibilidad que busca su entrenador. El discurso de Pellegrini vive inmerso en una errática crisis de fe, porque el chileno ya no convence como antes desde dentro del vestuario y eso se nota fuera, en el terreno de juego, más allá de que la pelota pueda entrar más o menos o el mediocampo tenga más o menos ausencias. Independientemente de las alineaciones. Lo que nunca señala el Ingeniero que ha edificado tanto éxito y que merece una alta cuota de respeto es cuál es su grado de responsabilidad que tiene como jefe de ese vestuario. Que se pregunte un día cuál es su propio rendimiento.Presupuestar hasta semifinales de la Conference al tiempo que no se cumple como se debería por Europa y centrar el tiro en la cantera es una paupérrima ambición para todo lo que aún debe este Betis a su gente. Y mantiene esa deuda de eliminar cualquier atisbo de duda ofrecida en citas esenciales como fueron Mestalla, el Villamarín ante el Mlada, San Sebastián y ahora en la Ciudad Condal, en la cita contra el Sant Andreu, para devolver al Betis a los puestos altos de una clasificación cuyos rivales ya no recuerdan la amenaza que suponía no hace tanto tener que visitar Heliópolis. Ese es justo el panorama: que este equipo ha pasado de ser amenaza a sentirse constantemente amenazado en muy poco tiempo.

 

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