Diplomacia y Evangelio

[doyle.stacey]

Hay muchos analistas que señalan que en la actual constelación cardenalicia no brillan estrellas mayores. Quizás sea cierto, pero algunas hay, y una de ellas, sin duda, es el Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin. Siempre me ha parecido que Parolin es mucho más que un diplomático sagaz, que lo es. En sus intervenciones, junto a la prudencia y la astucia del diplomático reconozco con facilidad la autenticidad de la fe y la esperanza de quien sabe que la historia humana está en buenas manos, más allá de los poderes de turno. Al día siguiente de la victoria de Donald Trump , le preguntaron si las relaciones entre Estados Unidos y el Vaticano cambiarán bajo una nueva administración de Trump, a lo que respondió: «como siempre, hay elementos que nos unen y otros en los que, quizás, estamos distanciados, eso será una ocasión para ejercer el diálogo y buscar juntos nuevos puntos de consenso, al servicio del bien común y de la paz en el mundo».Noticia Relacionada estandar Si Inquietud en el Pentágono ante una purga de Trump de cargos del Ejército David Alandete | Corresponsal en WashingtonLos periodistas pusieron el foco en el acuerdo entre China y el Vaticano para el nombramiento de obispos, y observaron que éste podría ser un Talón de Aquiles para las relaciones con la nueva administración conservadora, pero Parolin no se inmutó, confirmando que el diálogo con China seguirá adelante independientemente de las reacciones que puedan venir de Estados Unidos, porque los intereses del Vaticano con China son esencialmente «eclesiales», no políticos o estratégicos. Un tema que no podía faltar es el de las migraciones, con la sonora amenaza de Trump de proceder a deportaciones masivas de inmigrantes ilegales, y el cardenal respondió que espera de la nueva administración una «política sabia», aludiendo a las indicaciones del Papa sobre este tema que, a su juicio, señalan la única manera de afrontar el problema de una manera humana«. En cuanto a la promesa de Trump de terminar con las guerras en Ucrania y Tierra Santa, reconoció que ese es un empeño esperanzador, pero también dejó entrever que no hay que hacerse demasiadas ilusiones, porque se requiere «mucha humildad, apertura y una búsqueda de los intereses generales de la humanidad en lugar de concentrarse en los intereses particulares… y comentó que ni Trump ni nadie tiene una varita mágica para lograrlo. El Secretario de Estado concluyó deseando a Trump «mucha sabiduría, que es la principal virtud de los gobernantes según la Biblia», y le instó a «ser presidente de todo el país, superando la polarización que se ha sentido de una manera muy aguda en este período, evitando una agenda divisiva y buscando puntos de acuerdo«. Desde luego, es una bienvenida que va mucho más allá de la mera formalidad diplomática.

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