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Lo triste es que de lo que depende tener una vejez medianamente llevadera y pasar como uno pueda por la enfermedad que le merme la vida o que sencillamente se la quite es el dinero. Sí, la pasta: si la tienes te aseguras ciertas comodidades, unas garantías que te permiten dormir tranquilo y acompañado; si no, más vale que reces si eres creyente o que te encomiendes al destino. Las listas de espera son siempre una trampa: quienes caen en su pozo no saben nunca cuándo van a salir a flote, quienes las usan como munición política conocen de sobra que el bumerán es de ida y vuelta y que a poco que se descuiden les perseguirá. El socialismo militante se ha dado a la protesta y ha recorrido el sur de la provincia reclamando mejoras en los centros de salud , agilidad en el acceso a las pruebas diagnósticas, aceite para la maquinaria asistencial y burocrática que lleva al paciente, o no, a una consulta de especialista. Y este fin de semana se plantó en bloque, que no en masa porque tampoco es que los asistentes fueran multitud, en la puerta del despacho del delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía para reclamar más celeridad en la concesión de las ayudas a la dependencia.Noticia Relacionada derechos sociales estandar No Los beneficiarios de la dependencia pendientes de prestación descienden un 70% Baltasar López En septiembre de 2021, en la provincia eran 4.829 y en la actualidad hay 1.434 ciudadanos en esa situaciónEn realidad, la cifra que computa a la pobre gente que aguarda una operación de cataratas o que le asignen a un asistente para que le dé de comer o le ayude a levantarse o a ponerse los calcetines es lo de menos, con ser mucho: si en la relación de ciudadanos o de contribuyentes ya jubilados que están en esa situación sólo hubiera una persona la cosa seguiría siendo una tragedia . Un solo anciano impedido en su casa acompañado por su pareja de siempre, de décadas y décadas y de rutinas y rutinas, sin poder valerse apenas por sí mismo y sin nadie más que le preste atención es ya de por sí una prueba de que el sistema, la administración, la sociedad no funcionan. Los beneficiarios pendientes de una prestación por dependencia han descendido un 70 por ciento en los últimos tres años, y eso es un logro indiscutible, como igual de inapelable es la tristeza de la soledad de un viejito, uno solo, que no tiene quien llame a su puerta para echarle una mano. Detrás de los números hay gente que sufre y que espera.
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