De la cabalgata a disfrutar de Curro

[Sally_Schuster]

Desde su inauguración a principios de la pasada centuria, la Monumental de Barcelona comenzaba cada temporada entre febrero y marzo, pero hubo un año, 1955, en el que el coso de la Ciudad Condal abrió sus puertas el 9 de enero de hace ahora setenta años. Apenas sin tiempo para disfrutar de los regalos y con la cabalgata de los Reyes Magos todavía en la retina, los aficionados casi llenaron la plaza en un domingo espléndido de sol.Se anunciaba una novillada de Joaquín Buendía para Miguel Montenegro, Antonio Gallardo y un chaval de Sevilla, que apenas había toreado sin picadores y que debutaba en Barcelona con los del castoreño. Curro Romero , ¿les suena? Aquel 9 de enero encandiló con un toreo preciosista y hasta cortó una oreja de su segundo enemigo, que le llevaron a la enfermería en donde era atendido de un fuerte varetazo en el bajo vientre.Noticia Relacionada los martes, toros estandar No La herencia salvaje, casposa e intolerante Ángel González Abad Barcelona ciudad antitaurina, cuando aún quedaban por llegar tardes de llenos en los tendidos y de arte y pasión en el ruedo. Daba igual, el cerco se imponía y se iba cerrando por decisión políticaTan ilusionado salió el público con el torerillo de Camas que fue anunciado para torear el domingo siguiente. Pero ni el día 16 ni el 23, que también lo acartelaron, el tiempo se mostró tan benigno y la lluvia suspendió las dos tardes. Por fin, Curro volvió a hacer el paseíllo el día 30 de enero, pero ya no fue lo mismo. Se lidiaron aquella tarde novillos de Sánchez Arjona, y acompañaron a Romero, Pirri y el aragonés Antonio Palacios. Tarde de expectación y de silencios decepcionantes por parte de los aficionados, que en Barcelona ya no dejaron de ser curristas, pese a que Curro destapó muy pocas veces el tarro de las esencias en el coso catalán. Su mejor tarde, sin duda, un 9 de enero con la ilusión de los Magos todavía viva.

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