De la amnistía a la DANA y sin presupuestos, un año del Gobierno más convulso

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El turbulento camino hasta conceder a Carles Puigdemont y el resto de cabecillas del golpe secesionista de 2017 una amnistía de aplicación aún incierta en su totalidad; el estallido del caso Ábalos, que primero fue caso Koldo y ha terminado evolucionando hacia caso Aldama, el comisionista principal de la trama; la imputación de Begoña Gómez y la carta a la ciudadanía en la que Pedro Sánchez amagó con dimitir poniendo al país y muy especialmente a su partido en vilo durante cinco días; el reconocimiento de Palestina realizado por España junto a otros países europeos; el pacto con el Partido Popular (PP) para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ); el concierto económico para Cataluña concedido a ERC a cambio de la investidura de Salvador Illa; la crisis de los menores inmigrantes no acompañados que permanecen aún en Canarias a la espera de su reparto y, por último pero no menos importante, la trágica DANA que arrasó Valencia dejando un balance de más de doscientos muertos y miles de ciudadanos afectados, y que ha desatado varias tormentas políticas de hondo calado e impredecibles consecuencias.Todo lo antedicho ha sucedido en un año, apenas un año, pues la próxima semana, el jueves 21, se cumplirá el primer aniversario del último Gobierno de Sánchez, que por si fuese poco, también ha sufrido algunas modificaciones no menores, como la salida de Nadia Calviño para presidir el Banco Europeo de Inversiones, o la de José Luis Escrivá para liderar el Banco de España, forzando este último cambio a realizar un relevo en la jefatura de gabinete del presidente, donde el nuevo ministro de Transformación Digital, Óscar López, dejó paso a Diego Rubio, un hombre poco conocido que desde hace unos meses tiene mando en plaza en la Moncloa. Y un Gobierno, sobre todo, enfrascado en una permanente convulsión política, que no tiene claro que pueda sacar adelante los presupuestos generales del Estado y que sufre derrotas parlamentarias mucho más que severas, humillantes incluso, con la retirada en el último momento de leyes de envergadura, como ocurrió, significadamente, con la ley del suelo el pasado mayo. Noticia Relacionada estandar Si Sánchez comparecerá por la DANA en el Congreso casi un mes después de la tragedia en Valencia Juan Casillas Bayo El presidente del Gobierno pide ahora dar explicaciones, tras exigirlas el PP, pero no lo hará hasta el 27 de noviembre«Alto perfil político»Al presentar hace ahora un año al que es su tercer Gobierno, después del primero de 2018, del PSOE en solitario, y de la coalición con Podemos alcanzada en 2020, Sánchez subrayó su «alto perfil político». El presidente decidió mantener la que desde 2018 ha sido su estructura básica, aquella que toca a los llamados ministerios de Estado, en algún caso, como el del titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, rompiendo con las apuestas muy favorables a que no siguiese en el cargo. Es ya, por contra, el responsable de esa sensible cartera más longevo de toda la historia de la democracia. María Jesús Montero siguió al frente de Hacienda, ascendiendo a vicepresidenta cuarta, un mero anticipo de su nombramiento como vicepresidenta primera cuando Calviño salió del Ejecutivo en diciembre, quien a su vez fue sustituida en Economía por Carlos Cuerpo. Margarita Robles en Defensa, Teresa Ribera en Transición Ecológica y como vicepresidenta tercera y Luis Planas en Agricultura completaron ese núcleo central del Gabinete, casi inalterable desde hace seis años con la excepción de Asuntos Exteriores, si bien no había dudas de que José Manuel Albares, que se incorporó al cargo en 2021, seguiría al frente de la diplomacia española. La sustitución de Ribera, si finalmente se marcha a Bruselas, podría provocar una remodelación del Consejo de MinistrosY junto a todos ellos, y valga la proclamada afición baloncestística de Sánchez, un sexto hombre de su máxima confianza como Félix Bolaños, que a su cargo de ministro de la Presidencia sumó la cartera de Justicia, otra de las de crucial importancia, y con particular protagonismo tanto en la amnistía como en el acuerdo para el CGPJ, dos de los hitos de los últimos doce meses. La inserción del nuevo socio de coalición, Sumar, se antojaba menos problemática que la de Podemos, y lo fue, si bien las dos ministras moradas, Irene Montero e Ione Belarra, murieron matando, convirtiendo por primera vez el tradicional relevo de carteras en toda una declaración de guerra política contra el PSOE y Sumar, una actitud de desgaste que no ha hecho sino aumentar, ya independizados los de Belarra de Sumar en el Congreso de los Diputados. Sánchez, tras el tormentoso final de legislatura que le propinaron las rebajas de pena y excarcelaciones de delincuentes sexuales fruto de la ley del 'sólo sí es sí', que el PSOE tuvo que reformar con el apoyo del PP, decidió recuperar para los suyos la cartera de Igualdad, que recayó en la vallisoletana Ana Redondo, y ceder a cambio Cultura a los de Yolanda Díaz, que eligió para el puesto a Ernest Urtasun, quien ha utilizado ese cargo para poner en la diana a la tauromaquia, eliminando incluso el Premio Nacional que hasta ahora concedía su ministerio, algo que, aunque menores, también ha provocado roces con el socio grande de la coalición. María Jesús Montero La ministra de Hacienda fue ascendida a vicepresidenta cuarta del Gobierno; un anticipo de su nombramiento como vicepresidenta primera al salir Nadia Calviño. José Luis Escrivá Su designación como gobernador del Banco de España obligó a remodelar la jefatura de gabinete del presidente Sánchez al nombrar a Óscar López ministro. Óscar Puente El ministro está ganando enteros en el Ejecutivo con un intento de limar su imagen más bronca. A las puertas del Congreso Federal del PSOE, se desatan especulaciones. José Luis Ábalos El que fuera ministro y número tres del PSOE de Sánchez se ha convertido en uno de sus principales quebraderos de cabeza, a las puertas de su imputación.Para Derechos Sociales se optó por un errejonista como Pablo Bustinduy, recuperado para la primera línea, y se evitó dar entrada en el Ejecutivo al padre espiritual de la corriente, Íñigo Errejón, lo que visto lo visto hubiera añadido una convulsión si cabe mayor a la vida de este tercer Gobierno Sánchez. Por lo demás, en la portavocía se sustituyó a Isabel Rodríguez, destinada a Vivienda, por Pilar Alegría, quien mantuvo su cartera de Educación con el añadido esta vez de Deportes, en vísperas de un año olímpico. De su discreto desempeño da cuenta el elocuente dato de que desde el 29 de octubre, cuando con la DANA ya activa apenas le dedicó tiempo e importancia en su comparecencia semanal (el Gobierno reprocha al presidente valenciano, Carlos Mazón, su inacción durante esas mismas horas) hasta hoy no ha vuelto a comparecer en una rueda de prensa.En su lugar, las riendas de la comunicación gubernamental en un momento tan delicado las han tomado dos ministros que entraron de refresco en el Consejo de Ministros hace ahora un año: el titular de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y el de Transportes, Óscar Puente. Ambos en recompensa a su caída en las autonómicas y municipales de 2023 como, respectivamente, presidente de Canarias y alcalde de Valladolid, dentro de un fracaso electoral que abrió heridas entre los territorios del PSOE en absoluto cerradas del todo, aunque esa es otra historia. Puente, figura emergenteLa emergencia de esas dos figuras, en el caso de Puente con un cuidado limado de su imagen más bronca del pasado y con una acreditada solvencia a la hora de comunicar cuestiones relativas a las infraestructuras precisamente cuando éstas más han sufrido, como consecuencia de la DANA, desata comentarios y especulaciones de todo tipo, más aún a las puertas del un Congreso Federal del PSOE, el que tendrá lugar el último fin de semana de este mes en Sevilla, que no sería imposible que fuese acompasado de una renovación del Gobierno, toda vez que, si Bruselas da su bendición, Teresa Ribera deberá abandonarlo en breve para iniciar su periplo como vicepresidenta de la Comisión Europea. Al margen de la propia arquitectura interna del Ejecutivo, los vaivenes a los que está sometido le convierten en el más convulso y de incierto recorrido en mucho tiempo. A día de hoy, ni hay presupuestos ni senda de déficit aprobada, tras el reiterado bloqueo de Junts per Catalunya, el partido de Puigdemont, quien sigue teniendo la sartén por el mango del futuro de Sánchez. El futuro de Sánchez y la posibilidad de seguir sin cuentas estatales Un año después de su constitución, el futuro del tercer Gobierno Sánchez es toda una incógnita, que depende fundamentalmente de si se logra alcanzar un acuerdo para los Presupuestos que incluya a Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont. Entre los socialistas y los miembros del Gobierno los hay optimistas, e incluso quienes deslizan la idea de que si no hay Cuentas Públicas no habría que disolver las Cortes, como hizo el propio Sánchez en 2019 blasonando de que «sin Presupuestos, no se puede gobernar». Peores embarazos de hemeroteca ha superado, sin duda, sin ir más lejos con una ley de Amnistía que negó que fuese a conceder hasta el último día de la campaña electoral de 2023. Y los hay que piensan que así no se puede seguir, y menos dependiendo de Puigdemont. Lo mismo entre los socios, donde la actitud corrosiva de Podemos empieza a levantar más de una ampolla. Sánchez siempre ha presumido de baraka y algunos hechos del pasado, no menores, avalan su leyenda de político resistente. Aunque siempre puede haber un Waterloo, donde habita, casualidades de la historia, el hombre del que depende su futuro.Aunque ahora más eclipsados del foco mediático por la tragedia de la DANA, los escándalos que salpican al Gobierno no le ayudan en el camino. E incluso puede que expliquen, en parte al menos, actitudes de desapego de algunos socios, en especial de Podemos. Todo un exministro y ex número tres del PSOE como José Luis Ábalos a la espera de un suplicatorio para que el Tribunal Supremo le pueda investigar por graves delitos, dada su resistencia a abandonar su escaño, hoy en el Grupo Mixto. Una mujer del presidente a la que investiga un juez de Madrid, en un proceso que avalan otras instancias como la Audiencia Provincial, y que deja novedades cuasi semanales, la última la labor de una empleada de alto rango en la Moncloa para gestionar la agenda de sus negocios particulares. Una y otra vez, la iniciativa política de la Moncloa se ve seriamente afectada por estos casos y sus derivadas, como el asunto Delcy, donde el propio Sánchez ha tenido que cambiar varias veces de versión.

 

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