syble.corkery
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Su infancia serán recuerdos de cualquier partido del Sevilla, y un campo claro en el que habite el palaciego, parafraseando al poeta que mejor escribió tantos caminos y más veredas. Porque el primer capítulo de la historia de un campeón — ese duendecillo grácil que lo ganó todo — es el de un deportista humilde, honesto y sin dobleces del que presumen y presumirán por Andalucía y por toda España. Uno que integra los mejores valores en un mundo exagerado por las apariencias. Es, sin duda, la de un competidor inmaculado que siempre llevó una bandera en el pecho de Los Palacios y Villafranca por todo el mundo. Si se fijan, aún lleva dentro de sus mismísimas pupilas el niño que fue para entender hoy la leyenda en la que se convirtió hace tanto. Si bien es cierto que el orgullo ha sido su gasolina cuando su tanque ya no daba más de sí, Navas no sería Navas si no lo dejase todo por el Sevilla y que así sea hasta el final. Pero hoy queremos desentrañar quién fue Jesús. Quién fue ciertamente Jesús para redescubrir a Navas.Para encontrar sus primeras incursiones en el mundo del balón, nadie mejor que las personas que hicieron de él un niño callado y afable cuya altura no fue óbice para disfrutar del balón, por más que apenas lograse completar anchas camisetas. Esa quizá ha sido la mejor de sus enseñanzas, tal y como apuntan quienes más lo conocieron de pequeño. Que por más que se haya convertido en el jugador que más partidos ha jugado con la camiseta del Sevilla y haya superado todos los récords, siempre ha sido el ejemplo de canterano perfecto que emigró para después volver a Nervión, pintar la fachada del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán con el sudor de su frente aun estando en activo y haya cedido el nombre y el apellido al recinto más importante que existe dentro de la ciudad deportiva blanquirroja: el estadio Jesús Navas donde crecen quienes sueñan con seguir su ejemplo.Para llegar a ser el modelo de canterano perfecto tuvo que aprender a ser primero un niño obediente y si lo permiten, más locuaz de lo que se pensaba. Algo que recuerda especialmente su primer entrenador, Pedro Murube, que lo tuvo en la UD Los Palacios , un club que estuvo casi toda su historia, desde que se fundó en los años 60, peleando en el barro de categoría Regional, hasta que desapareció en Tercera división en 2011 a causa de problemas económicos, y que celebraba sus partidos en el campo que todavía se conoce como 'Marismas', sede del nuevo club emergido desde esa misma ausencia, Los Palacios CF. Un césped que conoce de sobra el talento cercano de Gavi y de Fabián , tierra fértil como una fresca mata de tomate palaciego. «El recuerdo que tengo de Navas de pequeño es muy bonito; disfrutamos mucho los que vivimos aquella época suya. Él era un diablo, muy chiquitín y muy rápido . Driblaba y disfrutaba haciéndolo», afirma el que fuera su técnico, que confía en que ahora es el mejor momento para colgar las botas tras toda una carrera prácticamente dedicada al sevillismo. Lo de diablo no era un decir, expresa, porque guarda anécdotas y travesuras que nadie se le ocurriría atribuirle hoy: «A uno le soltaba una patada, a otro le quitaba la camiseta y se la cambiaba por otra... pero luego disfrutábamos de la alegría que los contagiaba y se divertían todos», desvela.Antonio Puerta y Wilfred, arriba, lucen la camiseta sevillista en cantera en el mismo equipo que Navas, en la esquina derecha D.E.Así lo captó Pablo BlancoLa selección ha sido para el emblema otro altavoz de su grandeza. «En la Eurocopa volvió a hacer historia y lo vi bastante bien. Para mí es el mejor jugador de la historia del Sevilla Fútbol Club », establece sin recibir dicha pregunta el formador palaciego, quien quizá no le ve tanto recorrido en los banquillos, al no haber declarado Navas públicamente aún su deseo de estrenar libreta, pero sí en alguna responsabilidad de calado que influya en la cantera sevillista, para que cunda su modelo con la savia nueva que siempre está por venir. Por entonces ya apuntaba maneras aquel niño fino y apocado al que fue a ver personalmente Pablo Blanco, que contó el día de su penúltima renovación con la entidad aquella famosa historia de su fichaje por el los escalafones inferiores del Sevilla: «No fue ningún mérito porque ese día tenía pensado ir a ver a un portero. Wilfred se llamaba el chico , que también lo firmamos después. Lo único que teníamos que hacer era convencer al presidente de Los Palacios para que nos dejara a «Jesusito» a prueba. Me acerqué a Los Palacios para ver si lo convencía un sábado por la mañana. Jugaba contra el Diablos Rojos. La noche anterior había llovido, el campo tenía lagunillas y había un equipo enfrente duro y rocoso. Yo hablaba en una esquina con Manolete, presidente de Los Palacios de aquella época, y cada vez que miraba hacia al campo había un extremo de poca talla, más enjuto. Cuando la pelota entraba en los charcos el único que la sacaba era él porque tenía una habilidad especial. Pensaba que sería su partido del año. El primer tiempo me cogió lejos y seguía insistiendo en lo que hacía. Una vez y otra vez. Pensaba: 'Este tío juega bien'. Convencí a Manolete para que Wilfred viniera a probar. Y le dije que nos acompañase el puntita ése, refiriéndome a Jesús Navas. «Hay que decírselo al padre, pero no sé, creo que te va a costar convencerlo porque no le gusta el fútbol y quiere que estudie »», decía el expresidente.Para fortuna de la más brillante historia de cuantas pueda contar el sevillismo, el padre de Jesús no se negó. Y el director de cantera apenas lo vio, parpadeó y lo fichó inmediatamente: «Yo quería ver su personalidad, su carácter... al final vino a la ciudad deportiva, montamos un partido y lo bordó. A todos les llamó la atención. El jueves repetimos y definitivamente se quedó con nosotros». En la fila baja, el primero a la izquierda, Jesús Navas posa con la camiseta de la UD Los Palacios, la misma que defiende Wilfred, portero, ubicado a la derecha ABC Wilfred «No creo que tenga que demostrar mucho más» Y no llegó solo. Con él aterrizó un portero grande y robusto pese a su juventud llamado José Manuel Muñoz García, al que todos conocerían como Wilfred, que luego haría dignísima carrera en el fútbol de bronce por más que una grave lesión de rodilla le pusiese punto final hace un año. Él opina que Navas sabe que es la hora precisa para decir adiós: «Creo que Jesús ha exprimido el deporte que todos amamos. Hasta los 39, ganar lo que ha ganado él, con la selección, con el Sevilla... lo que ha dado al fútbol español es mucho. Si ve oportuno retirarse, ahora que tiene a sus niños más grandes, para tener la familia más cerca... Es una pena para el sevillismo y el fútbol, pero la cadera le está dando guerra. No creo que tenga que demostrar mucho más al fútbol español después de todo lo conseguido», afirma.Sabe Wilfred, que en principio era más favorito que su vecino para llegar a Nervión, que difícilmente se repetirá el talento del palaciego: «Los números lo dicen: es el jugador con más partidos y títulos conseguidos con el Sevilla. El que más con la selección siendo sevillista. Es el mejor de largo ; como Jesús Navas tendremos muy pocos o ninguno», establece. Se desconoce aún cuál será la fundación de destino del salario que el jugador prometió donar todo este tiempo. Tampoco lo sabe Wilfred, que no obvia que «sea cual sea el gesto humano que tenga ya es de agradecer. Es detalle de un grande. Será bienvenido y es importante que el gesto ayude a la gente y mejore muchas cosas en la vida de algunas personas», entendía. Tanto él como Pedro Murube dan en la diana a la hora de fijar cuáles han sido las mejores enseñanzas que deja Navas al deporte en general y al fútbol en particular. «La convivencia en el vestuario y lo noble que ha sido siempre Jesús con todos los compañeros. Jamás ha criticado nada de nadie». Y Wilfred sale al paso: «Su humildad, su cercanía y su saber estar siempre, en momentos buenos y malos. Como persona y como compañero, su mejor virtud ha sido su forma de jugar», refleja.
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