De fachadas y pilares hasta baños: construir vivienda con 'piezas' hechas en fábrica para acortar tiempos y abaratar costes

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El meollo del problema en el acceso a la vivienda radica en buena medida en la falta de oferta. Según el Banco de España, el país acumula un déficit de en torno a medio millón de viviendas, una escasez de pisos que contrasta con la elevada demanda y ha disparado los precios. Ante esta situación, una de las soluciones a la crisis habitacional pasa por impulsar la construcción. La puesta en pie de edificios residenciales ya no es solo cuestión de excavadoras y ladrillo. La fabricación de 'piezas' como fachadas, pilares e incluso baños y cocinas fuera de la obra para su posterior ensamblaje in situ es una de las apuestas más novedosas del sector para agilizar tiempos y abaratar costes, aunque los arquitectos llaman a usarla con mesura para no renunciar a la calidad de las viviendas.

En un punto intermedio entre el método tradicional, en el que todas las partes y componentes de un edificio se construyen en la propia obra, y las casas prefabricadas, donde el inmueble se fabrica aparte y es desplazado en su conjunto a su ubicación final, se encuentra la industrialización de viviendas, que consiste en utilizar en la construcción de edificios elementos aislados producidos en serie en fábricas, aligerando así los trabajos a realizar en la propia obra. "Los componentes no vienen completamente integrados como en las casas prefabricadas, sino por separado", explica Miguel Pinto, director gerente del Clúster de la Edificación.

Estas 'piezas' industrializadas a ensamblar luego en la obra pueden ser de muchos tipos: pilares, fachadas, cubiertas, escaleras, chimeneas, balcones.... e incluso paneles de cocinas y baños. "Puede ser un módulo de un baño en el que, en vez de conformar directamente en la obra las paredes, incorporar las instalaciones, los acabados y los sanitarios, se crea todo en una caja prefabricada que luego incorporas al resto del edificio", ejemplifica Laureano Matas, secretario general del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE).

Estos distintos elementos, que pueden fabricarse en varias líneas de producción e incluso proceder de múltiples proveedores -lo que requiere una tecnología precisa para garantizar el encaje-, no sustituyen al método tradicional, sino que lo complementan y han de cumplir con los mismos estándares de seguridad, habitabilidad y salubridad. "Lo habitual es tener un edificio en altura con una estructura en planta hecha de manera tradicional y después incorporar los elementos de fábrica. La parte tradicional y la industrializada van a coexistir siempre", señala Pinto.

Esta simultaneidad permite ahorrar tiempo, al trabajar en distintos frentes a la vez. Esta es una de las principales ventajas de la industrialización, que puede acortar los plazos entre un 20% y un 50%. "Cuanta más parte industrializada, más tiempo se ahorra. Puedes estar moviendo tierras para hacer el garaje y mientras estar haciendo los baños en fábrica", ejemplifica el director general del Clúster de la Edificación. "De 18 meses que se puede tardar en ejecutar de forma tradicional un edificio en Madrid, con fachadas y baños industrializados puedes ahorrar fácilmente tres. Si también incorporas la estructura, podrías llegar a ahorrar seis meses", ilustra.

Aunque la producción de 'piezas' industrializadas a gran escala es todavía un objetivo a alcanzar por el sector de la construcción, otro de los atractivos de este método es la reducción de los costes gracias a la fabricación en serie. "El proceso industrial favorece que la investigación para construir un elemento no se quede en una solución única para un edificio, sino que pueda volver a utilizarse", señala Matas. "Eso puede ser una ventaja o un inconveniente, porque los edificios no son lavadoras ni coches, cada edificio plantea unas necesidades", matiza, aunque sí reconoce que "la industrialización bien utilizada puede dar lugar a viviendas más asequibles y competitivas" y recalca la mejora en materia de seguridad laboral para los trabajadores, frente a los múltiples riesgos existentes en las obras.

Otro de los puntos fuertes de la construcción industrializada es su menor impacto medioambiental, dado que genera un menor volumen de residuos y reduce el consumo de agua, energía y materiales. Según un estudio elaborado por un grupo de trabajo del Clúster de la Edificación, la producción industrializada puede evitar hasta un 60% de los residuos de obra.

"No encaja para el 100% de las obras"​


La construcción industrializada de viviendas es todavía una práctica poco utilizada en España. Según un informe elaborado por la consultora Afi para la Fundación ICO, representa apenas entre el 1% y el 2% de las viviendas terminadas, frente al 50% en Países Bajos o casi el 100% en Suecia. "La industrialización tiene la limitación de que requiere detrás una industria especializada", apunta el secretario general del CSCAE, que reconoce que la proximidad al centro de producción o la facilidad de acceso con 'piezas' grandes a la obra son también condicionantes para poder recurrir a esta técnica, que no es apropiada para edificios que por su valor patrimonial o sus características requieran soluciones específicas a pie de obra.

"La industrialización no encaja como solución estandarizada para el 100% de las obras", advierte Matas. "Se tiene que estudiar proyecto a proyecto y ver qué beneficios trae. Hay que evitar confundir industrialización con la repetición de cajones de vivienda. Debemos proteger nuestro patrimonio y entorno y evitar que reconozcas tu casa solamente por el color de la toalla que cuelga en la ventana", subraya.

Nuevas oportunidades profesionales​


El sector de la construcción mira la industrialización como una salida ante la escasez de mano de obra para poner en marcha nuevas promociones de viviendas. "Se está produciendo un envejecimiento de las personas que trabajan en la construcción. No es un sector que atraiga a los jóvenes y creemos que la industrialización, que va a demandar perfiles más técnicos, pueda ser más atractiva no solo para los jóvenes, sino también para las mujeres, que es otro perfil con poca representación", valora la secretaria general de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCEspaña), Beatriz Toribio, que apunta a que hace falta adaptar los modelos de financiación a estas nuevas formas de producción, ya que actualmente los recursos no llegan hasta que los componentes se encuentran ya en la obra.

En esos nuevos perfiles profesionales requeridos para impulsar la industrialización pone el foco el proyecto BuildOffsiteEU, que persigue facilitar la recualificación de la mano de obra del sector para la transición desde la construcción tradicional. Esta iniciativa plantea la producción industrializada como una vía para cumplir con las políticas medioambientales europeas. De hecho, está financiada por el programa Erasmus+. Coordina el proyecto la Fundación Laboral de la Construcción, una entidad paritaria sin ánimo de lucro en la que se dan la mano la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), CCOO y UGT. Esta organización española trabaja conjuntamente con otras entidades de Italia, Eslovenia, Grecia y Macedonia del Norte.

En el marco del proyecto BuildOffsiteEU, las organizaciones asociadas presentaron en mayo un mapa de las competencias necesarias para adaptar distintos perfiles profesionales a la construcción industrializada. Entre otras habilidades, destacaron la capacidad para gestionar residuos y materiales de demolición, aplicar nuevas técnicas como cubiertas verdes, interpretar planos en dos y tres dimensiones y dominar las normas de seguridad y salud, especialmente en trabajos en altura.

 

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