De Algeciras a Estambul

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27 Sep 2024
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Allí donde el Mediterráneo se hace océano, donde el mare nostrum deja de serlo para fundirse con el otro lado del Atlántico, está la puerta de Europa. Siempre estuvo ahí, aunque durante siglos la llamáramos puerta de América y muchos siglos antes, la puerta de África, cuando los árabes la bautizaron como Al-Yazira al- Hadra, la isla verde, rodeada de las sierras de Las Esclarecidas, del Algarrobo y de la Luna, cubiertas de alcornocales, la imponente Algeciras. La puerta de entrada a Europa, la puerta de salida al resto del mundo, donde se encuentra el puerto más importante de España, el de mayor tráfico de mercancías y de personas del país en una de las ciudades más castigadas y golpeadas, paradójicamente, por su posición estratégica. Prisionera de su propia geografía histórica.Por su puerto salen, a diario, las mayores exportaciones andaluzas de aceite de oliva hacia China o Estados Unidos; la mitad del mercado de frutas y hortalizas del país hacia el norte de Europa, las piezas que la industria aeroespacial española vende al mundo y medio millón de camiones de mercancías cruzando el Estrecho en un sentido o en otro. Porque Algeciras es la puerta para salir, pero también para entrar a Europa. Hace apenas un mes, agentes de la Policía Nacional y funcionarios del Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria interceptaban en el puerto de Algeciras el mayor alijo en la historia del narcotráfico en España —13.062 kilos de cocaína— y el desfile de narcolanchas ya forma parte del paisaje más negro de la zona. Allí, junto a la estación marítima y con las grúas de APM Terminals y TTI-Algeciras como fondo, el presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla se dirigió a los andaluces en su mensaje de fin de año. Las razones de la elección del escenario escogido en este año parecen estar claras; Carolina España, consejera de Economía, Hacienda y Fondos Europeos no dudó en llamar a los muelles de Algeciras «la gran puerta del sur de Europa». El apoyo institucional a una de las zonas más ricas y a la vez más deprimidas de nuestra comunidad, es evidente, el compromiso del gobierno de Moreno Bonilla con la bahía algecireña parece indudable, pero no debería quedarse solo en el gesto. El campo de Gibraltar necesita que se cumplan las promesas —las 112 medidas anti Brexit, las mejoras en los accesos, el tren, el hospital o la Ciudad de la Justicia— y, sobre todo, necesita un plan especial de defensa para los Cuerpos de Seguridad, para que no vuelvan a repetirse lamentables pérdidas humanas ni vuelvan a repetirse escenas de tanto dolor. Porque si Algeciras es la puerta de Europa, los gobiernos europeo, español y andaluz están obligados a cuidar y adecentar la entrada de su casa, esos espacios comunes del edificio que compartimos y que no son solo zonas de paso, sino lugares para la convivencia y la comunidad. Que todo lo bueno que nos traiga el nuevo año nos entre por nuestra tierra.

 

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