htremblay
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David Bisbal está sorprendido. No es la primera vez que está en Estados Unidos, tampoco en Nueva York, pero sí la primera que visita el patio de Vélez Blanco (Almería) situado en el Museo Metropolitano de Arte de la ciudad. Reconoce que en su paseo por el Met se ha quedado “sorprendido”. “Impresionante. O sea, ¿cómo pueden tener tantas piezas importantes? Pero bueno, ha sido bonito ver un trozo del mármol de mi tierra también aquí, y yo quería conocer la historia. Y decir: ‘Oye, que los españoles tenemos un arte increíble que es apreciado en todo el mundo”, cuenta el almeriense, sin darse cuenta de que, en parte, se está citando a sí mismo. Nacido en Almería hace 45 años, lleva exactamente media vida convirtiendo su voz y su talento en la música en canciones, discos y conciertos que le llevan por el planeta entero. Ahora da un salto más en su carrera con un proyecto que llevaba años persiguiendo: un álbum de temas navideños.
Estamos a mediados de octubre y Bisbal está en Nueva York por una actuación. Y aunque le queda casi un mes, también está ya presentando Todo es posible en Navidad, el disco que lanza este 15 de noviembre y en el que lleva muchos meses de trabajo invertidos. Lo grabó en Los Ángeles, California, de la mano del galardonado productor argentino Cheche Alara. Está feliz y orgulloso del resultado y se le nota, porque durante los más de 40 minutos de videollamada desgrana detalles de este trabajo que dejan claro que ha sido muy consciente y meditado.
“Hace mucho tiempo que quería dejar un disco así, y desde que uní mi carrera a Universal Music [en 2003] tengo como un acuerdo musical con ellos, donde parto mi carrera en tres pilares fundamentales”, desvela. El primero de ellos son los discos pop: “Cada cierto tiempo hay uno, son las canciones que dan paso a giras internacionales o en España”. De hecho, es una de sus pocas exigencias: no lanzar solo singles, sino álbumes enteros que tengan canciones distintas para los diferentes gustos de sus fans. El segundo son las colaboraciones. “Con un montón de artistas que son de nuestra tierra”, dice en referencia a España, aunque recalcula: “Pero donde más he colaborado en toda mi carrera ha sido en México, con Juan Gabriel, José José, Alejandro Fernández, Cristian Nodal...”, rememora. Muchos pararían ahí, pero él quiere ir un paso más allá, en algo que le llena más como artista, asegura. “El tercer pilar, fundamental, es la música que quizá menos se escucha en la radio, la menos convencional, más de músico, de crooner”, explica. “He grabado ya varios proyectos: en el Teatro Real de Madrid, en el Royal Albert Hall de Londres, o en el Carnegie Hall aquí en Nueva York. He hecho proyectos más clásicos, con la Filarmónica local de Almería, en diferentes teatros importante, de piano y voz... Ese tipo de canciones que sabes que no van a sonar en la radio, pero que son las que te enriquecen”. Este álbum está entre esa tercera pata, y se sabe privilegiado por ello.
La música del nuevo disco es tan variada como lo es su propia carrera: con su chorro de voz, pero también con temas más lentos —señala que le ha costado bajar la velocidad en su canto y pasar “de 180 kilómetros por hora a 60″, ríe— y con sonidos muy latinos: “Y caribeños, también hay rumba, sonidos más del sur de Latinoamérica, con esas armónicas o esos acordeones más argentinos; obviamente canciones estadounidenses; el mariachi clásico de México está muy presente, y el mariachi sinfónico”, relata Bisbal, que se reconoce “un privilegiado” por haber podido tocar tantos palos en un trabajo grabado en West Hollywood, en el mismo estudio donde lo hicieron ídolos como Michael Jackson o Frank Sinatra. Además, pudo estar presente cuando se grababan todos los instrumentos. “Ha habido muchos, muchos álbumes en los que con el ‘Date prisa, corriendo, que tienes que hacer la promoción, que tienes que ir a este lado, que tienes que hacer el concierto...’ No me había dado tiempo a estar en la sesión de grabación de la batería, de la guitarra... y eso es algo que se pierde, esa experiencia musical”.
Con un estilo similar al del propio Sinatra o a artistas como Michael Bublé o Raphael, el almeriense pretende que este disco perdure en el tiempo y se convierta en un clásico. Han pasado 25 años de aquello, pero sigue reconociendo su valor. “Dije: Tenemos que hacer un disco atemporal, voy a mirar atrás en el pasado, voy a estar en el presente, pero si lo escuchas dentro de 15 o 20 años, que la gente tenga la sensación de que, efectivamente, así es cómo se graban los grandes discos clásicos”. No le tocaba, no le han buscado para esto, no era un peaje: “No, yo tenía clarísimo que tenía que dejar un disco así y ahora mi mente está puesta en defenderlo en vivo y en directo”. Para hacerlo, tiene conciertos en Miami, Puerto Rico, Argentina y Chile durante la temporada, pero también reconoce que cantará algunas canciones en otros momentos, porque temas como Siempre te recordaré (la versión en español de Always on My Mind, clásico de Willie Nelson y Elvis Presley) son atemporales.
Además, Bisbal se lanza al inglés en Christmas Song, animado tanto por Alara como por el alma del álbum. Para ello, en la pronunciación y lo vocal ha contado con un coach que también asesora a los participantes del programa American Idol. “Cuando uno se lanza a hacer algo que no está en tu día a día, tienes que mostrarle respeto”, asevera. Lo lleva haciendo dos décadas, probando, experimentando, creciendo en sus colaboraciones. Tenía 19 años recién cumplidos cuando entró en la Orquesta Expresiones, una banda que recorría los pueblos del sur de España en verano animando las fiestas populares. Han pasado 25 años de aquello, pero sigue reconociendo su valor. “Realmente la Orquesta Expresiones para mí fue mi universidad musical. Estuve en 1998, 99, 2000 y 2001, cantando todos los géneros musicales desde Los secretos, Maná, Carlos Vives, Chayanne... ¿Qué pintoresco, no?”, reflexiona ahora. “Pero me ha ayudado a disfrutar de todas las invitaciones, de las colaboraciones, y a hacer canciones de música regional, que está en una explosión enorme”.
No es demasiado habitual que Bisbal conceda entrevistas largas —la última con este diario es de hace 12 años— y en las que toque toda su trayectoria. En la charla, habla tranquilamente de aquella etapa, igual que lo hace de Operación Triunfo, el programa de televisión que lo lanzó a unos niveles de fama entonces desconocidos en España. “Operación Triunfo para mí fue el escaparate principal, donde yo pude presentar mi candidatura y cómo siento la música”, asegura. “Después, el que piense o el que pensara entonces que haber participado en un programa de música te iba a dar una carrera de por vida estaba muy equivocado. Es una carta de presentación maravillosa, pero desde el sofá de tu casa no te van a llegar las oportunidades. Cada día hay un partido nuevo. Es una profesión que es como la medicina, siempre tienes algo nuevo por descubrir”. Admite que, cuando empezó su carrera con temas que hoy se han vuelto clásicos, como Ave María o Dígale, notó que en unos años podía sentirse “saturado”: “No sé si voy a poder defender esta canción toda mi vida... pero es que hoy esa canción se ha convertido en un clásico, las ponen en las fiestas, en los cumpleaños de 15, y te da una satisfacción grandísima”, admite.
Entonces, ¿qué queda de aquel chaval que llegó a la tele con 22 años comiéndose la pantalla? “Queda todo. Obviamente, ha pasado el tiempo y ahora tengo la oportunidad de contar mis experiencias. Han pasado 23 años, te da para contar y para cantar mucho. Pero queda todo. Tengo muchísima ilusión por seguir mejorando, por seguir trabajando y hacer cosas nuevas. Queda mi pelo rizado, también”, ríe. “Me adapto a todo. El tiempo es maravilloso, me ha dado la oportunidad de pensar que si se aprovecha bien, realmente puedes crecer”.
En una entrevista en este diario, su amigo, mentor y durante años jefe en Universal, Narcís Rebollo, definía al cantante con tres palabras: familia, disciplina y lealtad. Bisbal reflexiona sobre ello y le concede los aciertos. “Para mí la familia es lo más importante que hay, por encima incluso de mi música, lo tengo clarísimo”, explica sobre su esposa, Rosana Zanetti, con quien se casó en verano de 2018 tras dos años de relación, y sus tres hijos, Ella, de 14 años (fruto de su relación con Elena Tablada), Matteo, de 5, y Bianca, de 4. No los oculta, pero tampoco los expone. “He sido un artista que he sabido diferenciar muy bien mis partes personales de mi música, o sobre todo que he puesto por encima de todo a la familia antes que la música. Pues no me ha ido mal”, opina, “siempre que he me he encontrado con algún medio de comunicación, he sabido protegerme, haciendo las cosas de la mejor manera posible”, reconoce. “Los medios lo han entendido a la perfección, a la primera, y me siento muy feliz de proteger lo más importante de mi vida. Para mí es lo más importante, por lo menos cuando mis hijos son niños todavía”.
Él mismo ha reconocido en algunos momentos que durante mucho tiempo pensó que no iba a lograr formar una familia. “Eso es”, concede, “lo intenté, lo intenté, lo intenté muchas veces y hasta que dije: ‘Bueno, ¿sabes qué? No me voy a tropezar otra vez, prefiero no salir a caminar para no tropezar’. Pero al final, fíjate, llegó”, admite, pleno, reconociendo que para él su familia le aporta felicidad de una manera muy clara: “La felicidad para mí representa sentir paz. Y hoy día es lo que siento”.
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Estamos a mediados de octubre y Bisbal está en Nueva York por una actuación. Y aunque le queda casi un mes, también está ya presentando Todo es posible en Navidad, el disco que lanza este 15 de noviembre y en el que lleva muchos meses de trabajo invertidos. Lo grabó en Los Ángeles, California, de la mano del galardonado productor argentino Cheche Alara. Está feliz y orgulloso del resultado y se le nota, porque durante los más de 40 minutos de videollamada desgrana detalles de este trabajo que dejan claro que ha sido muy consciente y meditado.
“Hace mucho tiempo que quería dejar un disco así, y desde que uní mi carrera a Universal Music [en 2003] tengo como un acuerdo musical con ellos, donde parto mi carrera en tres pilares fundamentales”, desvela. El primero de ellos son los discos pop: “Cada cierto tiempo hay uno, son las canciones que dan paso a giras internacionales o en España”. De hecho, es una de sus pocas exigencias: no lanzar solo singles, sino álbumes enteros que tengan canciones distintas para los diferentes gustos de sus fans. El segundo son las colaboraciones. “Con un montón de artistas que son de nuestra tierra”, dice en referencia a España, aunque recalcula: “Pero donde más he colaborado en toda mi carrera ha sido en México, con Juan Gabriel, José José, Alejandro Fernández, Cristian Nodal...”, rememora. Muchos pararían ahí, pero él quiere ir un paso más allá, en algo que le llena más como artista, asegura. “El tercer pilar, fundamental, es la música que quizá menos se escucha en la radio, la menos convencional, más de músico, de crooner”, explica. “He grabado ya varios proyectos: en el Teatro Real de Madrid, en el Royal Albert Hall de Londres, o en el Carnegie Hall aquí en Nueva York. He hecho proyectos más clásicos, con la Filarmónica local de Almería, en diferentes teatros importante, de piano y voz... Ese tipo de canciones que sabes que no van a sonar en la radio, pero que son las que te enriquecen”. Este álbum está entre esa tercera pata, y se sabe privilegiado por ello.
La música del nuevo disco es tan variada como lo es su propia carrera: con su chorro de voz, pero también con temas más lentos —señala que le ha costado bajar la velocidad en su canto y pasar “de 180 kilómetros por hora a 60″, ríe— y con sonidos muy latinos: “Y caribeños, también hay rumba, sonidos más del sur de Latinoamérica, con esas armónicas o esos acordeones más argentinos; obviamente canciones estadounidenses; el mariachi clásico de México está muy presente, y el mariachi sinfónico”, relata Bisbal, que se reconoce “un privilegiado” por haber podido tocar tantos palos en un trabajo grabado en West Hollywood, en el mismo estudio donde lo hicieron ídolos como Michael Jackson o Frank Sinatra. Además, pudo estar presente cuando se grababan todos los instrumentos. “Ha habido muchos, muchos álbumes en los que con el ‘Date prisa, corriendo, que tienes que hacer la promoción, que tienes que ir a este lado, que tienes que hacer el concierto...’ No me había dado tiempo a estar en la sesión de grabación de la batería, de la guitarra... y eso es algo que se pierde, esa experiencia musical”.
Con un estilo similar al del propio Sinatra o a artistas como Michael Bublé o Raphael, el almeriense pretende que este disco perdure en el tiempo y se convierta en un clásico. Han pasado 25 años de aquello, pero sigue reconociendo su valor. “Dije: Tenemos que hacer un disco atemporal, voy a mirar atrás en el pasado, voy a estar en el presente, pero si lo escuchas dentro de 15 o 20 años, que la gente tenga la sensación de que, efectivamente, así es cómo se graban los grandes discos clásicos”. No le tocaba, no le han buscado para esto, no era un peaje: “No, yo tenía clarísimo que tenía que dejar un disco así y ahora mi mente está puesta en defenderlo en vivo y en directo”. Para hacerlo, tiene conciertos en Miami, Puerto Rico, Argentina y Chile durante la temporada, pero también reconoce que cantará algunas canciones en otros momentos, porque temas como Siempre te recordaré (la versión en español de Always on My Mind, clásico de Willie Nelson y Elvis Presley) son atemporales.
Además, Bisbal se lanza al inglés en Christmas Song, animado tanto por Alara como por el alma del álbum. Para ello, en la pronunciación y lo vocal ha contado con un coach que también asesora a los participantes del programa American Idol. “Cuando uno se lanza a hacer algo que no está en tu día a día, tienes que mostrarle respeto”, asevera. Lo lleva haciendo dos décadas, probando, experimentando, creciendo en sus colaboraciones. Tenía 19 años recién cumplidos cuando entró en la Orquesta Expresiones, una banda que recorría los pueblos del sur de España en verano animando las fiestas populares. Han pasado 25 años de aquello, pero sigue reconociendo su valor. “Realmente la Orquesta Expresiones para mí fue mi universidad musical. Estuve en 1998, 99, 2000 y 2001, cantando todos los géneros musicales desde Los secretos, Maná, Carlos Vives, Chayanne... ¿Qué pintoresco, no?”, reflexiona ahora. “Pero me ha ayudado a disfrutar de todas las invitaciones, de las colaboraciones, y a hacer canciones de música regional, que está en una explosión enorme”.
No es demasiado habitual que Bisbal conceda entrevistas largas —la última con este diario es de hace 12 años— y en las que toque toda su trayectoria. En la charla, habla tranquilamente de aquella etapa, igual que lo hace de Operación Triunfo, el programa de televisión que lo lanzó a unos niveles de fama entonces desconocidos en España. “Operación Triunfo para mí fue el escaparate principal, donde yo pude presentar mi candidatura y cómo siento la música”, asegura. “Después, el que piense o el que pensara entonces que haber participado en un programa de música te iba a dar una carrera de por vida estaba muy equivocado. Es una carta de presentación maravillosa, pero desde el sofá de tu casa no te van a llegar las oportunidades. Cada día hay un partido nuevo. Es una profesión que es como la medicina, siempre tienes algo nuevo por descubrir”. Admite que, cuando empezó su carrera con temas que hoy se han vuelto clásicos, como Ave María o Dígale, notó que en unos años podía sentirse “saturado”: “No sé si voy a poder defender esta canción toda mi vida... pero es que hoy esa canción se ha convertido en un clásico, las ponen en las fiestas, en los cumpleaños de 15, y te da una satisfacción grandísima”, admite.
Entonces, ¿qué queda de aquel chaval que llegó a la tele con 22 años comiéndose la pantalla? “Queda todo. Obviamente, ha pasado el tiempo y ahora tengo la oportunidad de contar mis experiencias. Han pasado 23 años, te da para contar y para cantar mucho. Pero queda todo. Tengo muchísima ilusión por seguir mejorando, por seguir trabajando y hacer cosas nuevas. Queda mi pelo rizado, también”, ríe. “Me adapto a todo. El tiempo es maravilloso, me ha dado la oportunidad de pensar que si se aprovecha bien, realmente puedes crecer”.
En una entrevista en este diario, su amigo, mentor y durante años jefe en Universal, Narcís Rebollo, definía al cantante con tres palabras: familia, disciplina y lealtad. Bisbal reflexiona sobre ello y le concede los aciertos. “Para mí la familia es lo más importante que hay, por encima incluso de mi música, lo tengo clarísimo”, explica sobre su esposa, Rosana Zanetti, con quien se casó en verano de 2018 tras dos años de relación, y sus tres hijos, Ella, de 14 años (fruto de su relación con Elena Tablada), Matteo, de 5, y Bianca, de 4. No los oculta, pero tampoco los expone. “He sido un artista que he sabido diferenciar muy bien mis partes personales de mi música, o sobre todo que he puesto por encima de todo a la familia antes que la música. Pues no me ha ido mal”, opina, “siempre que he me he encontrado con algún medio de comunicación, he sabido protegerme, haciendo las cosas de la mejor manera posible”, reconoce. “Los medios lo han entendido a la perfección, a la primera, y me siento muy feliz de proteger lo más importante de mi vida. Para mí es lo más importante, por lo menos cuando mis hijos son niños todavía”.
Él mismo ha reconocido en algunos momentos que durante mucho tiempo pensó que no iba a lograr formar una familia. “Eso es”, concede, “lo intenté, lo intenté, lo intenté muchas veces y hasta que dije: ‘Bueno, ¿sabes qué? No me voy a tropezar otra vez, prefiero no salir a caminar para no tropezar’. Pero al final, fíjate, llegó”, admite, pleno, reconociendo que para él su familia le aporta felicidad de una manera muy clara: “La felicidad para mí representa sentir paz. Y hoy día es lo que siento”.
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